Por Ernesto Pérez Castillo
En la foto: El terrorista Posada Carriles ofrece declaraciones, en Miami,
para una emisora del gobierno estadounidense
para una emisora del gobierno estadounidense
Y es ahí donde otra vez meten las patazas, donde otra vez dejan ver sus orejas peludas. Porque la turba que en Miami movilizó el multimillonario mercachifle Emilio Stefan, pretendía pasar por una marcha pacífica en apoyo a las autoproclamadas “damas de blanco”, y resulta que su principal bandera, su líder, su arma secreta para la ocasión no era otro que este asesino prófugo y confeso.
Es como si, retados desde la Habana por Calle 13, con su “atrévete, salte del closet, destápate”, hubieran decidido de una vez y por todas delatarse.
Y como una imagen vale más que mil palabras, esta foto de Luis Posada Carriles, vestido de blanco –como visten de blanco sus mercenarias habaneras, como vistió de blanco el cambia camisas de Juanes cuando vino a La Habana–, deja en claro, deja clarísimo, no ya quiénes son los que apoyan, sino quiénes son los que pagan, quiénes son los que planifican, quiénes son los que empujan, para quienes trabajan estas señoronas con sus paseitos dominicales.
¿Qué va decir ahora Laura Pollán, que ya antes reconoció que les pagan mes tras mes por el paseo? ¿Qué va a decir Bertha, que acaba de declarar en entrevista que desde Miami reciben cincuenta dólares cada una? ¿Qué va a decir su majestad, la Única, Yoani Sánchez? ¿Querrán seguir con la matraca de que no son mercenarias? ¿Podrán?
Allá en Miami Luis Posada Carriles marcha por las “damas de blanco”, él que en 1976 hizo estallar en pleno vuelo, con el visto bueno de la CIA, una aeronave civil cubana, con 73 pasajeros abordo. Él, que en 1997 hizo colocar varias bombas en instalaciones turísticas de La Habana, y dejó una importante secuela de daños materiales, de heridos, y provocó la muerte del joven turista italiano Fabio Di Celmo, y que después declaró a la prensa que esos asesinatos no le habían quitado el sueño, y que Fabio “estaba en el lugar equivocado”.
Aquí en La Habana, junto a las “damas de blanco”, marcha la Yoani Sánchez, y esa evidencia incontestable –Posada en Miami, Yoani en La Habana– los funde, los conecta, los expone, los acusa y los desnuda.
Porque un viejo axioma de la lógica plantea que dos cosas, iguales a una tercera, son iguales entre sí, y ese es el punto: Yoani la bloguera, Posada el asesino, y las “damas de blanco”, son una misma cosa los tres. Y lo han dejado en claro ellos, al marcar sus pasos en la misma comparsa, al elegir de qué lado de la foto se dejan ver.
¿Cómo pretende Posada Carriles pasar por defensor de mujer alguna? Este asesino, que jamás pidió perdón a las muchas madres cubanas que enlutó, este torturador que como comisario de la policía política venezolana, la DISIP, sembró el terror aplicando la picana eléctrica y el ahogo a sus detenidos.
Y Obama, que también cometió la torpeza de darles su apoyo a las “damas”, ha recibido a cambio este flaco favor desde Miami. Porque fue su antecesor, Súper W Bush, quien dijo al mundo que quien protege a un terrorista es un terrorista también. Y ahí tenemos al terrorista, al asesino Luis Posada Carriles, posando de defensor de las defendidas de Obama. Solo falta que Luis Posada Carriles abrase ante la prensa al señor Obama.
¿Qué va ha hacer usted ahora, señor presidente, señor premio nobel de la paz, que envía jóvenes norteamericanos a matar y morir en Afganistán e Iraq, mientras se llena la boca para hablar de paz y para defender a estas mercenarias que se pagan los terroristas que creó su propio gobierno?
Posada podrá ponerse todas las camisas blancas que quiera, que ningún trapo blanco le limpiará la sangre de sus victimas de la cara. Y esa misma sangre denuncia ahora a sus secuaces cubanas, esa sangre dolorosa llegó hoy, en un segundo, al blanco de las “damas”, ese rojo marcó hoy para siempre el teclado de la bloguera anticubana.
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Publicado por M. H. Lagarde para Cambios en Cuba el 3/26/2010 12:37:00 AM
Publicado por M. H. Lagarde para Cambios en Cuba el 3/26/2010 12:37:00 AM
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