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martes, 22 de junio de 2010

Victoria Sosa, testigo de tus mentiras

Por Aleida Godínez Soler

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Hace algunos días mi compañero Percy Alvarado -Ex Agente Frayle de los Órganos de la Seguridad del Estado- escribió una contundente nota [1] en la que pone al descubierto la creación, en algunos espacios de la geografía cubana, de pequeños grupúsculos que responden a la organización contrarrevolucionaria Cuba Independiente y Democrática que infructuosamente encabeza el “malogrado” Hubert Matos Benítez desde hace algunos años.

Ellos, movidos por la reacción que les provocó haber sido descubiertos “in fraganti”, colgaron en su precaria página en Internet un comentario que motiva estas líneas.
Soy testigo excepcional de sus infamias y no me cruzo de brazos para recordarles detalles no por viejos olvidados... Hubert Matos Araluces, el primogénito del pijotero que en realidad sólo tiene experiencia en el tráfico de drogas por el que más de una vez las autoridades estadounidenses le ajustaron cuentas, habla lo que les conviene y calla lo que no quieren recordar.

Araluces nos dice en su réplica que, ciertamente, CID fue creada en Venezuela con la colaboración del partido COPEI [2], y omite que fue gracias a la influencia y el papel preponderante de Nelsy Ignacio Castro Matos, un guantanamero nacido en 1937 en esa porción oriental de Cuba, que vivió por varios años en Venezuela desde 1962 y que mantuvo estrechas relaciones con sus congéneres en el mencionado partido político.
En 1970 Castro Matos fue miembro activo del grupo terrorista “Junta Revolucionaria en el Exilio” y del CORU (Coordinación de Organizaciones Unidas) que había sido fundada por Orlando Bosch (el pediatra terrorista al que el Ex Presidente Bush padre le otorgó la residencia en Estados Unidos) para ejecutar acciones terroristas contra Cuba en Costa Rica, Panamá, Jamaica y México; trabajó en la DISIP venezolana y ha mantenido por años fuertes vínculos con Luis Posada Carriles y el propio Bosch, hasta llegar a convertirse en su portavoz mientras cumplían prisión por el abominable crimen al avión cubano en Barbados en el que perdieron la vida 73 seres humanos. En la década de los 80 comenzó a involucrarse en planes de atentado a Fidel Castro, hasta que aparece públicamente como Secretario de Relaciones Internacionales, atendiendo las representaciones en Puerto Rico, República Dominicana, España y Venezuela. Bajo la batuta de Hubert Matos dirigía sus esfuerzos a conformar células clandestinas, promoviendo la subversión dentro de Cuba y desarrollando planes de infiltración, sabotajes atentados, creando las condiciones para ubicar grupos armados en el país, uno de los sueños acariciados durante largos años por estos buenos amigos. En 1992 Castro Matos dirigió planes para dinamitar barcos cubanos en Santo Domingo. Años después, se vincula a Posada Carriles, Pedro Remón, Guillermo Novo y Gaspar Jiménez para asesinar a Fidel Castro durante su participación en la X Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado en Panamá, en el que harían estallar en el Paraninfo de la Universidad, en la noche del 18 de Noviembre de 2000, una abultada carga de explosivo C-4.

El segundón de Hubert Matos organizó y dirigió junto al conocido terrorista Santiago Álvarez Fernández-Magriñá [3] la infiltración armada realizada el 26 de abril de 2001 por la costa norte de Villa Clara, donde resultaron detenidos Máximo Pradera Valdés, Ihosvanni Suris de la Torre y Santiago Padrón Quintero, quienes portaban armamento ligeros y explosivos con el objetivo de realizar sabotajes en centros turísticos.

No es de difícil conciliar el argumento de Frayle de que el CID es un instrumento del imperialismo. Si el lector se remite al Programa de Acción Encubierta contra el régimen de Castro aprobado por el Presidente Eisenhower el 17 de marzo de 1960, fecha en que se oficializó el primer plan con asistencia de la CIA para derrocar a la Revolución Cubana, comprobará que no han variado en un ápice los intereses de los grupos de poder y las administraciones subsiguientes, por el contrario, han arreciado. Saludable sería consultar además de los archivos desclasificados la Sección 1705 de la Ley Torricelli de 1992, la Sección 109 de la Ley Helms-Burton de 1996 y los dos informes de la Comisión de Asistencia para una Cuba Libre de 2004 y 2006 respectivamente, donde se revela que el Presidente de Estados Unidos tiene en sus manos millones de dólares para financiar a la oposición interna en Cuba.

Pasos similares siguió CID cuando reclutó durante su visita en Miami a un ex preso contrarrevolucionario nombrado Gabriel Martín, residente en el Reparto La Guajira y sancionado en la Causa 14/92 por atentar contra la Seguridad del Estado, cuando junto a otros tres contrarrevolucionarios se dedicaba a fomentar sabotajes y otro actos tendentes a crear la subversión en la provincia de Ciego de Ávila. Allí se creó -por decirlo de algún modo- un “puesto de mando” en el año 1992, en el que se involucraron individuos de la talla de Felipe Alexis Morejón, fiel seguidor de las doctrinas y cumplidor de las orientaciones de Hubert Matos y Pedro Arguelles, hoy sancionado desde abril de 2003 por cumplir ordenes de la SINA en la constante búsqueda de informaciones que posibilitara una intervención armada en Cuba. Me mantuve por años entre los más agresivos de los reclutados del “puesto de mando” que entonces lideraba la esposa de Martín.

Decir que “la prioridad del CID desde sus inicios fue enfrentar al castrismo con una estrategia de persuasión política contraria a la violencia” es una infame desvergüenza. Jamás el CID ha sido moderado ni ha utilizado la palabra como arma, si no el sabotaje, la quema de cañaverales, los letreros “antigubernamentales” y los atentados para crear el caos y la confusión, sumado a sus trasmisiones radiales desde 1981 como parte de un grupo de emisoras piratas operadas ilegalmente, a las que, a fuerza de las repetidas protestas legales de Cuba, la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC) canceló las trasmisiones, aunque para La Voz del CID se alquilaron espacios de programaciones en la emisora Radio Clarín de República Dominicana y Ecos del Torbe en Venezuela.


En 1992, sus trasmisiones hacia Cuba eran de muy mala calidad; tres veces por semana Tomás Regalado grababa desde sus oficinas ubicadas en 10020 SW 37 Terrace las “noticias” que yo elaboraba, nutridas de las acciones del grupito en el que siguiendo las orientaciones emitidas a través de sus noticieros, de las 8:00 p.m. y que repetían a las 3:00 a.m. militaba José Morgado, el mismo que tenía todo listo para dinamitar los registros soterrados de las calles Simón Reyes e Independencia, en Ciego de Ávila, justo frente a la Heladería Coppelia, acto terrorista que haría saltar por el aire a unos cuantos transeúntes, especialmente a los que esperaban su turno para consumir.

Nuestra relación de trabajo duro exactamente un año: comenzó en agosto de 1992 y concluyó en el mismo mes de 1993. A través de la fonía llegaban las orientaciones: valiéndonos del mismo método tributé en ese período 181 denuncias de supuestas violaciones a los derechos humanos, reforcé mis buenas relaciones con Cuba Independiente y Democrática, quienes en más de una ocasión me enviaban obsequios -a pesar de las campañas que siempre argumentaron de que no tenían recursos- trabajo que hizo acrecentar mi fachada contrarrevolucionaria hasta convertirme en una respetada cabecilla que dejó sin palabras a muchos, en abril del 2003, cuando me escucharon decir en el silencio de la Sala del Tribunal Provincial Popular que atiende dichos delitos, al concluir la vista oral donde se juzgaba a un grupo de mercenarios al servicio del imperio:

“¡Yo he sido durante media vida la agente Vilma de los Órganos de la Seguridad del Estado!"

Y esa verdad, por mucho que les duela, no se puede escamotear con frases banales y preconcebidas como no se puede tapar el sol con un dedo!.


[1] Las “pacíficas” delegaciones del CID en Cuba y sus jefes terroristas en Miami / Percy Francisco Alvarado Godoy
http://www.cubadebate.cu/opinion/2010/06/02/pacificas-delegaciones-cid-cuba-jefes-terroristas-miami/
[2] Partido fundado por Rafael Caldera, el 13 de enero de 1946, en Caracas, con el nombre de Comité de Organización Política Electoral Independiente. Es de tendencia socialcristiana e indistintamente se le denomina Partido Social Cristiano, Partido demócrata Cristiano o simplemente Democracia Cristiana.
[3] Santiago Álvarez Fernández-Magriñá es el mismo individuo que le enviaba dinero a Martha Beatriz Roque a través del Ex jefe de la SINA Michael Parmly, a cambio de una carta firmada por esta cabecilla en la que dijera que él abonaba mensualidades a los “disidentes” en Cuba para presentarla ante la Corte de Miami y atenuar su condena.
[4] Victoria Sosa es el pseudónimo que usara la agente Vilma durante este año de trabajo

Imagen agregada: Comp. fotgr. RCBáez_Testigo de tus mentiras



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