Por Douglas Calvo Gaínza*
La
respuesta superficial es obvia. Bastará un simple “No” desde el Buró de
Prisiones, y las condiciones de la condena de la compañera presa
proseguirán sin cambio ni alteración, hasta el último día de su pena.
¿Quién ganará? Pues el poderoso Gobierno norteamericano, quien hará así
una clara demostración de fuerza: “nosotros sabemos condenar muy bien el
delito de espionaje”.
Ciertamente, la perspectiva de vegetar
durante 25 años en un aislamiento absoluto y olvidado, desalentará a
cualquier futuro candidato a trabajar encubiertamente para Cuba en los
EEUU. Tras este ejemplo, nadie imitará a Ana Belén Montes, y podrá
decirse sin problemas que ella fue “la última espía defensiva de La
Habana”.
Pero esa victoria obvia tiene otros matices que tal
vez no se han calculado en Washington, y son igualmente de peso. Los
iremos mencionando, y a la vez haremos una serie de preguntas.
a)
Cuando empezamos la proyección pública del Comité en octubre, había
aproximadamente unas 60 personas involucradas. Hoy, en sólo dos meses,
ya hay cientos de simpatizantes en 23 países, crecen las organizaciones y
asimismo las personalidades interesadas (entre las cuales se encuentran
desde científicos de primer rango o literatos ganadores del Premio Casa
de Las Américas, hasta activistas como la ex presa política
norteamericana Lynne Stewart, y artistas de tanto mérito como Vicente
Feliú y Silvio Rodríguez)
– PREGUNTA: Si en dos meses se ha logrado
tanto, ¿Hasta dónde habrá llegado este movimiento en el año 2023? ¿Le
conviene a la reacción que esa bola de nieve crezca hasta convertirse en
un Himalaya?
b) El Estado Cubano no ha intervenido en nada de
esto. Se suele decir por algunos que en la Cuba totalitaria sólo hay
tres tipos de ciudadanos: “viles agentes de la Seguridad”, “pobres
ciudadanos aterrados” y “valientes opositores”. Además, no hay otra
sociedad civil que la que se opone al Gobierno. Y de pronto, vemos cómo
espontáneamente, voluntariamente, libremente, las personas de la Isla y
también cubanos emigrados, accionan en pro de una compañera presa por
defender a Cuba; y ello “sin mandato estatal”, sin recibir un centavo de
nadie, ni tampoco una visa para viajar a lares de súper-abundancia, o
una beca en Universidades prestigiosas, ni algún loable premio
internacional por defender los Derechos Humanos. Ni siquiera obtienen un
incremento de su buena reputación (al revés…). Sólo reciben la
satisfacción ética y espiritual de cumplir la deuda moral que tenemos
todos los nacidos en este país (y reitero, “todos”) con la olvidada Ana
Belén Montes.
– PREGUNTA: Si este proceso sigue en marcha, ¿Dónde
habrá quedado hacia el año 2023 el mito maniqueo sobre una “sociedad
civil cubana” monocromática ideológicamente y en oposición al
socialismo? ¿Y cuál de las “Dos sociedades civiles” habrá ganado mayor
prestigio moral por aquel entonces: la de los
viajes-premios-becas-dineros-publicidad por hacer anti-castrismo, o la
del sacrificio-desinterés-altruismo-espontaneidad por ayudar en una
tarea tan humanitaria? ¿Seguro que los planes subversivos ideológicos
contra Cuba no corren riesgo alguno, si se sigue desarrollando más y más
este accionar independiente y abnegado de ciudadanos LIBRES cubanos?
c)
Hoy hay un viraje hacia la derecha en el espectro político: pierden
elecciones gobiernos progresistas en Latino-América, ascienden al poder
en Europa partidos ultra-conservadores. Parecería que Fukuyama es
ratificado: llega el fin de la Historia, con la muerte a escala mundial
de las utopías y el enaltecimiento radical del mercado ciego y desigual.
Y de pronto, en torno a una mujer confinada, se reúnen más y más
progresistas de múltiples países; desafían con firmeza los climas
militarizados y amenazas terroristas, para obtener cientos de firmas; se
comunican entre sí crecientemente, se amistan sin reservas, se
organizan in crescendo… Todo en torno a Ana Belén Montes, quien amenaza a
las potencias monopolistas con convertirse en una suerte de “Juana de
Arco socialista”.
– PREGUNTA: Si en torno a Ana siguen creciendo las
simpatías de una izquierda mundial que hoy vuelve a parecer en
retirada; si se fortalece más y más el simbolismo circundando a su
persona, y si asciende continuamente el aglutinamiento de los
progresistas en torno a ella, al llegar el año 2023, ¿Hasta qué punto
habrá ayudado ese encarcelamiento a unificar a los “indeseables”
opuestos al Nuevo Orden Mundial neoconservador y neoliberal? ¿No estarán
creando esos carceleros, día a día, un ícono peligrosísimo para los
planes de desarticulación de los movimientos revolucionarios en todo el
orbe? ¿No estarán ellos regalándole a la izquierda un modelo de
valentía, desinterés, sacrificio y resistencia, el cual extermina en lo
espiritual al “héroe pequeñoburgués”, cuyos burdos logros sólo consisten
en la mayor cantidad de dinero que sepa amasar? ¿No nos estarán
obsequiando crecientemente esos alguaciles un prototipo del ya olvidado
“hombre nuevo” del Che, el cual ayudará hasta límites impensables a
todos los “levantiscos” del orbe, para reanimarse, fortalecerse, y
reencaminarse frente a la contra-ofensiva reaccionaria?
El
socialismo es ortodoxamente identificado por muchos con dureza,
crueldad, obstinación y “Estado Policíaco”, en oposición a un sistema
democrático capitalista muchísimo más liberal, magnánimo y benevolente…
Sin embargo, citaremos algo curioso: en la URSS pos-Stalin “A partir de
1953, la cifra de prisioneros fue disminuyendo regularmente. Entre 1953 y
1957, el Presídium del Soviet Supremo anunció diversas amnistías para
diferentes categorías de prisioneros; entre ellas, hubo en 1955 una para
quienes habían colaborado con el ocupante alemán.” [Eran traidores a la
Patria, indultados masivamente por la dura y feroz Unión Soviética tras
cooperar con los nazis exterminadores de su propio pueblo.] Le
siguieron otras amnistías en 1956-1959. Y por cierto que (aunque había
centros equivalentes a éste donde está enclaustrada Ana, diseñados para
personas convictas de delitos especialmente severos), resulta
interesante el que en las prisiones generales “Había dos regímenes: el
“general” y el “estricto”. Un prisionero no podía estar sometido al
segundo por más de seis meses” ya que los juristas soviéticos llegaron a
desarrollar “la premisa básica de que un prisionero seguía siendo un
ciudadano” y de ahí que la cárcel en la Rusia totalitaria es una donde
“se acaba con el trabajo esclavista, que posee procedimientos
judiciales, donde los prisioneros gozan de algunos derechos y pueden
enfrentarse a la administración penitenciaria, en el que no se les veta
el acceso al mundo exterior, pueden entrevistarse con un abogado o
protestar legalmente por el trato que reciben.” [1]
Obviaremos
casos tristes ocurridos con detenidos medio-orientales durante la
“Guerra contra el Terror”. Concentrándonos sólo en Ana Belén Montes,
¿Cuántos de esos derechos que concedía la demonizada URSS a sus presos,
le están otorgando los filantrópicos Estados Unidos a esa ciudadana
suya? ¿Acaso los bolcheviques sabían ser más humanitarios que los
yanquis?
-PREGUNTA: Si prosigue ese aislamiento hasta el 2023,
¿dónde habrá quedado a esas alturas la imagen legendaria de la
súper-nación que lidera la tutela de los Derechos Humanos a nivel
global? ¿Se puede defender Derechos Humanos y comportarse a la vez de
modo poco humano? ¿Y qué otro trabajo le daremos a los que viven
escudriñando “quién cae preso en Cuba”, para quejarse luego de la
brutalidad del régimen castrista? ¿Cómo protestarán algunos en pro de la
libertad de ciertos presos en La Isla, y a la vez deberán manifestarse
airadamente a favor del aislamiento a ultranza de esa mujer en USA?
¿Tendremos
activistas por la emancipación carcelaria, quienes abogarán
simultáneamente por encarcelamientos incomunicados cuasi-perpetuos?
¿Humanistas que también son anti-humanos? ¿Protestadores anti-reclusión
que a la vez son voceros pro-incomunicación? ¿Laureles otorgados por la
lucha en aras de la libertad sin fronteras, ornando las sienes de
quienes abogan por el grillete sin paliativos? ¿Hasta dónde se habrá
hundido en el 2023, el prestigio de los que gritan “defendemos a la
noble democracia y a la humanitaria libertad universal” y a la vez “que
Ana Belén se pudra en la cárcel, porque traicionó a nuestra generosa
democracia y a nuestra bienhechora libertad universal”?
Patrocinando
la “normalización” EEUU-Cuba, la señora Hillary Clinton ha dicho
respecto al Embargo: “Debemos sustituirlo por un acercamiento
inteligente que le dé poder (…) a la sociedad civil cubana.” Y también:
“Los cubanos quieren comprar nuestros productos, leer nuestros libros,
navegar en nuestra web y aprender de nuestra gente. Ellos quieren llevar
su país al siglo XXI. Ese es el camino hacia la democracia y la
dignidad, nosotros debemos caminar a su lado.”
En lo personal, estoy completamente de acuerdo en aprender de cualquiera que pueda enseñarme. Pero, con el mayor respeto:
a)
El derecho penal del siglo XXI busca en todo caso reformar al
prisionero, promover penas sustitutivas, luchar contra las
arbitrariedades carcelarias por medio de instituciones jurídicas
antiguas (Habeas Corpus, la VIII Enmienda en EEUU), u organismos noveles
(la Organización Mundial contra la Tortura y otros). Así, que me
perdone la respetable dama supradicha, pero declino esa instrucción tan
gentilmente ofrecida: imitar prácticas como ese aislamiento a Ana Belén,
el cual ya pronto arribará a los 15 años (2001-2016), más que hacer a
los cubanos avanzar al siglo XXI, nos haría retroceder hacia los tiempos
del prisionero de la máscara de hierro en la Bastilla, durante el siglo
XVIII.
b) La sociedad civil cubana que se va a empoderar con
apoyo norteamericano, ¿incluye movimientos como el nuestro, que sin ser
gubernamental ni estatal, sí es de izquierdas y es revolucionario? ¿No
dicen ellos que quieren beneficiar al “pueblo de Cuba” y no “a los
Castro”? Bien, nosotros somos parte de ese pueblo. ¿No calificaremos
para ser escuchados? ¿Acaso la famosa “sociedad civil post-Castro” sólo
contempla un apoyo a las mentalidades y organizaciones
pro-neoliberalismo, anticomunistas, etc.? Si es así, vuelvo a declinar
el brindado aprendizaje. Pues una estrategia que promueve sin más una
futura “sociedad civil de derechas” en Cuba, es simplemente una maniobra
retrógrada para imponernos una dictadura neo-batistiana o algo por el
estilo. Ya es demasiado tarde para eso…
c) Por último, dentro de
los eventos de “normalización” Washington-Habana, y teniendo en cuenta
que Ana Belén Montes fue una pionera en la política de armonizar las
relaciones, según muestra su alegato, me llama la atención que un buen
gesto entre dichas naciones ha sido el canje de prisioneros (los “Cinco”
por Alan Gross y Sarraf Trujillo, ese “topo” tan alabado públicamente
por Barack Obama - quien obviamente no le teme al término “espía”, como
tampoco le tiene miedo a éste el Estado Sionista de Israel, el cual,
tras arduo cabildeo, consiguió la libertad condicional para su espía
Jonathan Pollard -). Durante ese proceso, tales accionares clementes han
proseguido, y por ejemplo, durante la visita del Papa a Cuba y a EEUU,
3.522 presos cubanos fueron liberados por el Estado totalitario de los
hermanos Castro. Pero Ana siguió en las mismas, dentro de la
súper-democracia que se ensaña contra ella.
¿Cómo? ¿Los
“villanos castristas” abren la mano, y los líderes del mundo libre la
contraen con fiereza? ¿Los “arcaicos tiranos” perdonan, y los adalides
de la libertad resultan vengativos y crueles? ¿Cómo se entiende esa
contradicción entre el decir y el hacer?
-PREGUNTA: Si prosigue ese
aislamiento hasta el 2023, ¿dónde quedará ese programa de instrucción en
materia de Derechos Inalienables, preparado en Washington para el tosco
pueblo de Cuba? ¿Dónde el discurso sobre la “emergente sociedad civil
cubana”, que al parecer es más bien una futura asociación orwelliana de
comunidades anexionistas? ¿Dónde se encuentran el ejemplo, la guía, la
luz humanitaria que debe exhibir todo maestro de humanismo ante su
alumno? ¿Dónde la autoridad moral y ética, con la cual se sacará del
analfabetismo espiritual e intelectual a nuestro pobre pueblo, tan
iletrado y tan desprovisto de tradiciones o héroes? ¿Acaso dicha futura
enseñanza sólo confía en el poder de Don Dinero? Sin dudas, éste es un
caballero poderoso. Pero no todos son comprables, y si no, pregúntesele a
Ana Belén Montes, quien prefirió el sufrimiento en aras de sus ideas
anti-belicistas, a la comodidad burguesa que ya tenía asegurada…
Termino
con esto: bastará un simple “No” desde el Buró de Prisiones, y hasta el
2023 Ana seguirá aislada. Pero a su salida la esperará un fraterno
colectivo humano de proporciones impredecibles; una sociedad civil
cubana polifacética y enérgica, bien fortalecida; una izquierda mundial,
alentada y robustecida por el admirable ejemplo de resistencia de esa
luchadora solitaria; un programa de la Casa Blanca orientado a enseñarle
Derechos Humanos a Cuba, bastante desacreditado; un país poderoso que
aspira a servir de ejemplo supremo, muy desprestigiado…
Y una mujer que pese a todo el odio en su contra, habrá entrado en la Historia para siempre y como un símbolo poderosísimo.
De modo que vuelvo a preguntar: ¿Quién ganará y quién perderá REALMENTE en la batalla por Ana Belén Montes?
Pues
yo voto por Ana y todos los que la defienden. En cuanto a los otros, el
apoyar esa terca violación de los Derechos inalienables de la
humanidad, les significará un suicidio moral de incalculables y tétricas
consecuencias.
10 de diciembre del 2015 – “Día de los Derechos Humanos”
[1] Moshe Lewin. El siglo soviético. ¿Qué sucedió realmente en la Unión Soviética? Barcelona, Crítica, 2006.
* Coordinador Comité Cubano Pro Trato Humano Para Ana Belén Montes.
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