Por Luisa María González*
La
Habana (PL) La certeza de que en la vejez también existe espacio para
el desarrollo individual del ser humano se confirma con los más de 85
mil graduados de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor, institución
cubana que ya sobrepasa los 12 años de existencia.
La presidenta y
fundadora de esa entidad en la Universidad de La Habana, Teresa Orosa,
enfatizó que aunque el programa surgió en esa casa de altos estudios,
rápidamente se diseminó y hoy existen 17 cátedras que dirigen y
organizan el funcionamiento de más de 500 aulas en todo el territorio
nacional.
En entrevista con Prensa Latina, la pedagoga explicó
que se trata de un proyecto gratuito y muy accesible para las personas
de la tercera edad, pues las aulas funcionan en la comunidad, es decir,
en escuelas, casas de cultura, áreas de salud y fábricas, entre otros
espacios.
"Una fortaleza es que desde un inicio pensamos no solo
en cultivar el intelecto o la sapiencia de los que pasan los cursos,
sino también en ayudarlos a ser mejores personas y seguir contribuyendo
al desarrollo de la familia, de la comunidad y de la sociedad", señaló.
La Cátedra Universitaria del Adulto Mayor se inauguró el 14 de febrero
del 2000 en la Universidad de La Habana, como una iniciativa conjunta de
la Facultad de Psicología de esa institución, de la Central de
Trabajadores de Cuba y de la Asociación de Pedagogos de Cuba.
Para Oilda Abreu, quien pasó la Cátedra como alumna y decidió permanecer
como profesora, un elemento trascendente es que quienes asumen el rol
de maestros lo hacen de manera voluntaria.
"Tenemos una
estructura completa, incluso con consejo de dirección, y no recibimos
ningún salario; lo hacemos porque nos sentimos bien y porque nos hace
falta este espacio para ser útiles a la sociedad y tener mayor calidad
de vida", añadió.
¿QUÉ SE ESTUDIA EN LA CÁTEDRA?
De acuerdo con Orosa, el programa comienza con un curso básico de un
año que incluye varios módulos e inicia con uno propedéutico en el cual
se trabajan habilidades para aprender a estudiar en esa etapa de la
vida.
En un segundo momento se tratan temáticas relacionadas con
el medio ambiente, el desarrollo sostenible, la educación por la paz y
los derechos humanos, el envejecimiento como parte de los procesos
humanos, los cambios en la familia y la sexualidad.
Otros
módulos abordan la salud y la prevención en esa esfera, la seguridad
social y la cultura, como concepto amplio que abarca desde la
informática hasta las manifestaciones artísticas.
"Los módulos
tributan a que las personas comprendan la etapa de la vida en que están y
las cuestiones asociadas a ese momento del desarrollo, con conocimiento
de todo lo necesario para vivir de forma más autónoma", apuntó la
pedagoga.
Luego del curso básico, explicó, se ofrecen otros de
continuidad con un espectro amplio, en los que se profundiza en
determinados asuntos ya abordados.
"En ocasiones, los cursos de
continuidad se relacionan estrechamente con la comunidad en la que se
encuentra el aula, pues, por ejemplo, una Casa de Cultura puede impartir
uno sobre tradiciones específicas de la localidad".
Orosa
mencionó un novedoso curso sobre abuelidad, con un año de duración, y
que ha sido muy bien recibido: "los alumnos refieren que están
aprendiendo a ser abuelos de nuevo tipo, pues profundizan en torno a las
problemáticas de este rol".
Durante una visita de Prensa Latina
a un aula del capitalino municipio de 10 de Octubre, la estudiante Elba
Raveiro añadió que, además de la docencia, realizan talleres muy
diversos de literatura, cocina, muñequería, tejido y otros.
Por
su parte, un alumno llamado Cabrera comentó sobre la organización de
excursiones a museos, a teatros, a cines, y a varios lugares que no
visitaban cuando trabajaban debido a la falta de tiempo.
PROTAGONISTAS Y VIVENCIAS
Raveiro llegó a la Cátedra por una amiga que la estimuló a matricular y
expresó su satisfacción al sentirse como en familia, con nuevas
amistades, y "aprendiendo a asumir la edad en condiciones para mejorar
los años que nos restan por vivir".
Mario Llorens consideró que
lo más importante es evitar el envejecimiento intelectual, pues "no hay
nada más triste para un viejo que ya no tener posibilidad de ser
escuchado con respeto y consideración, cuando está lleno de experiencia y
puede transmitirla".
Añadió que en el curso se actualizan en
muchos aspectos interesantísimos, los cuales ayudan en la vida familiar y
en las relaciones de pareja.
"Ella -señaló a la mujer que lo
acompañaba-, mi pareja, acaba de pasar dos infartos, dos prótesis
totales de cadera, y tiene una insuficiencia renal crónica; sin embargo
esto la hace distinta".
Sin embargo, Teresa Orosa rememora que
no todos los que deciden entrar en el programa cuentan con la
comprensión familiar, pues no siempre se entiende el derecho de la
persona de la tercera edad a tener su espacio y su tiempo para un
proyecto propio.
"Algunas familias creen que ellas deben
organizar y dirigir la vida de los mayores, y a veces ellos mismos
también se auto-limitan y se relegan a las tareas del hogar; pero en
ocasiones, otros se les han acercado y los han ayudado a superar esos
estigmas", comentó.
Sobre el asunto, Cabrera expuso que dejó
claro a su familia que los martes no contaran con él, y cuando le
preguntaron "¿A dónde vas? ¿Por qué te arreglas tanto?", el respondió:
"Tengo curso, estoy estudiando".
Al respecto resumió: "Al inicio
se burlaban un poco, pero ya lo asimilaron; solo tuve que poner las
pautas, porque uno no puede permitir que lo tiren a un rincón".
CUBA ANTE EL ENVEJECIMIENTO POBLACIONAL
Programas como la Cátedra del Adulto Mayor son cada vez más oportunos
en Cuba, país donde el envejecimiento poblacional es uno de sus retos
socioeconómicos a corto y mediano plazos.
El jefe del
departamento de Atención al Adulto Mayor del Ministerio de Salud
Pública, Alberto Fernández, explicó a Prensa Latina esta tendencia
demográfica nacional, en la que actualmente casi el 18 por ciento de la
población tiene más de 60 años y en la que se prevé para el 2050 una
aumento de la tendencia al 30,8.
Para el 2025, ejemplificó, se espera que haya más de 150 personas mayores por cada 100 niños.
De acuerdo con el funcionario, ello es resultado de programas sociales
que han posibilitado la prolongación de la vida de las personas: la
esperanza de vida al nacer ronda los 78 años y la esperanza de vida
geriátrica es de 22,9, lo que significa que cuando la persona llega a 60
años, puede vivir todavía más de otros 22.
Esta situación
implica que el país debe prepararse para asumir una sociedad envejecida,
para lo cual, apuntó Fernández, se necesita el trabajo conjunto de
todos los organismo estatales relacionados con la salud, la educación,
el transporte, la industria y otros.
La cooperación de las
Cátedras del Adulto Mayor en este sentido, agregó, es vital, pues da un
nuevo sentido a la vida de las personas mayores y las saca del contexto
hogareño al que a veces las relegan.
Teresa Orosa concluyó que
este proyecto no solo ha contribuido a mejorar la calidad de vida
durante la tercera edad, sino que ha ayudado a cambiar la imagen social
del envejecimiento.
"Se ha producido un redimensionamiento de la
noción del envejecimiento, y esa macro importancia no puede dejarse de
lado, porque se produce un desmontaje de prejuicios y de estigmas al
tiempo que la sociedad aprende a envejecer de otra manera".
*Periodista de la Redacción Nacional de Prensa Latina
No hay comentarios:
Publicar un comentario