Una de las cosas que más me molesta de la contundente denuncia realizada esta semana por las autoridades y la prensa cubanas sobre la conexión entre terroristas de Miami y contrarrevolucionarios en
La idea de utilizar también mercenarias como punta de lanza contra
Es vergonzoso que representantes del sexo femenino se presten para estas conspiraciones antipatrióticas, nada más y nada menos que con dinero de asesinos como Santiago Álvarez, que tanto dolor y muerte han traído a familias y madres cubanas.
Esta actitud de bretes, chanchullos y grotescas pugnas por un puñado de dólares contrasta con el carácter, limpieza y altura moral de la inmensa mayoría de nuestras mujeres, que gracias al Socialismo han alcanzado una esperanza de vida 5% superior al hombre, representan el 63% de la matrícula de nuestras universidades, el 65% de los graduados de educación superior, un porcentaje similar de los profesionales y los técnicos que laboran en el país, así como el 38% de los dirigentes o el 43% de los diputados al Parlamento.
A nuestras madres o compañeras, que en la dura cotidianidad de los peores años del periodo especial y todavía en las actuales circunstancias de limitaciones y escasees han hecho verdaderos milagros para mantener la paz y dignidad de sus hogares, seguramente les resultarán repulsivas estas “comadres” que han cambiado por altos presupuestos y salarios recibidos directamente de los enemigos de su pueblo, la tradición secular de humildad, modestia y entereza de la mujer cubana.
A
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