¡Qué mar, que tremendo mar/ de fuerzas trabajadoras/ durante catorce horas/ seguidas ,lo vi pasar…/ Infinito desfilar/ de banderas y altas frentes/ desde los rayos nacientes/ del sol, a la clara luna/ ¡y la Patria en la tribuna/ viendo pasar sus corrientes/.
Así describió el Indio Naborí aquella grandiosa demostración popular del Primero de Mayo de 1961, en que cerca de 2 millones de cubanos festejaron el triunfo conquistado un mes antes ante la invasión mercenaria por Playa Girón, convertido en victoria del socialismo.
Momentos inolvidables comenzaron a vivirse ya desde las primeras horas del día 30 de abril, en que empezaron a llegar a la capital, procedentes de las provincias de Pinar del Río, Matanzas y Las Villas, rastras, camiones, ómnibus y todo tipo de vehículos repletos de obreros, estudiantes y campesinos deseosos de participar en el desfile. Aunque se habían preparado condiciones en centros laborales y hoteles para que los venidos de las provincias pasaran la noche, muchos prefirieron esperar el amanecer, con centenares de habaneros, en la Plaza de la Revolución, frente al monumento de José Martí, para estar más cerca de Fidel en el primer desfile socialista de los trabajadores cubanos.
Hasta allí fueron los artistas para brindarles un espectáculo lleno de colorido desde un escenario improvisado en la propia Plaza, a la entrada del Teatro Nacional. La medianoche casi los tomó a todos por sorpresa, restallante de sirenas e himnos, para después dejar escuchar la voz del bien llamado Capitán de la clase obrera, Lázaro Peña.
A las 7: 45 de la mañana empezó el fluir interminable de pioneros, soldados, milicianos, estudiantes, obreros, campesinos. Un pueblo pletórico de fervor patriótico, alegre, dando muestras de su ingenio y creatividad en las carrozas y comparsas que acompañaban su marcha, expresando en miles de telas y carteles su condena al imperialismo, los mercenarios y saboteadores y su decisión de seguir adelante; feliz bajo un cielo poblado de globos y palomas y estremecido por las vibrantes notas de las marchas revolucionarias.
De ese modo transcurrieron las 14 horas del desfile proletario más grande celebrado hasta entonces.
¨Sólo un pueblo invadido de tan infinito entusiasmo es capaz de soportar semejantes pruebas¨-expresó Fidel admirado ante la combatividad y firmeza mantenidas por las masas.
Y si hermoso es recordar esa actitud en un año tan crucial para la Revolución, más estimulante es comprobar cómo ha ido creciendo al calor de la obra del socialismo y sigue viva..
El por qué lo explicó el Comandante en Jefe ese día cuando dijo que semejante entusiasmo no se fabrica con propaganda, sino surge de manera espontánea en el corazón de un pueblo inteligente y generoso que responde a la realidad de la justicia que ha visto nacer en su tierra.
Los ideales defendidos en Girón que se enarbolaron en el justamente llamado Primero de Mayo de la Victoria, son los mismos por los que luchamos hoy.
Por eso podríamos sumarnos jubilosos a los que entonces coreaban:¨Somos socialistas, p' alante y pa' lante¨, y a los que expresaban su admiración al Comandante en Jefe con el sugerente estribillo: Fidel, Fidel ¿qué tiene Fidel, que los americanos no pueden con él? Y hacer nuestra la consigna desplegada en una de las telas de aquel desfile: Si nos falta jabón nos sobra coraje, o la otra que expresaba: Con bloqueo o sin bloqueo venceremos. Y añadir nuestro aporte a la carroza donde se exhibían piezas de repuesto fabricadas por nuestros obreros, junto a un cartel que le decía al promotor del movimiento de innovadores: Con material de desecho mire el Che lo que hemos hecho.
Eran mil formas, una jocosas otras más serias, de expresar la decisión de resistir y avanzar de los revolucionarios de ayer, que es hoy nuestra principal consigna, y confiamos en la victoria porque contamos con los mismos factores que a ellos les permitieron sortear todos los obstáculos: la unidad del pueblo y la confianza en su dirección revolucionaria, de lo cual fue una elocuente expresión aquel Primero de Mayo de 1961.
Ese día Fidel reflexionó sobre las catastróficas consecuencias que habría traído para la nación si el imperialismo hubiera podido vencer en Girón.
¨Y la historia –dijo- enseña que las revoluciones vencidas tienen que pagar un saldo extraordinario de sangre a la reacción vencedora, porque entonces le cobra todo el desasosiego en que han tenido que vivir, todos los intereses que les afectaron o amenazaron con afectarles, y no sólo les cobra la deuda presente, sino que le quieren cobrare también en sangre las deudas futuras y tratan de exterminar hasta las raíces de la Revolución.¨
¨Y por eso-añadía- pensábamos nosotros en todo lo que le debíamos a los que cayeron; por eso pensábamos nosotros que cada sonrisa de hoy era como un tributo por los que hicieron posible este día dichoso y esperanzador de hoy.¨
La alegría del pueblo al arribar a otro Primero de Mayo socialista es fruto de una batalla no menos heroica y trascendental que la de Girón, que es la que estamos librando todos los días para sobrevivir y desarrollarnos frente a las amenazas del imperio más poderoso del mundo.
(Tomado del periódico Trabajadores
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