viernes, 26 de diciembre de 2008

5 pilares de la Revolucion

Por Noel Manzanares Blanco

Honrarla, defenderla y enriquecerla.

“Otros hagan, y en otra ocasión, la cuenta de los yerros, que nunca será tanta como la de las grandezas”

José Martí


Al calor de los festejos por el primer medio siglo de uno de los acontecimientos más trascendentales de la Historia de América Latina y el Caribe, deseo compartir unas breves meditaciones acerca de elementos interrelacionados que han hecho posible llegar hasta la actualidad en la Mayor de las Antillas, y encarar su futuro con optimismo-realismo.

  1. Sin el menor asomo de duda, el primer pilar que ha determinado que la Revolución Cubana haya llegado a sus primeros 50 años –consecuencia natural de su Historia, de su más que centenaria lucha– radica en el hecho de que con el Gran Enero de 1959 tuvo lugar la asunción del Poder Político por el pueblo liderado por Fidel Castro, condición sine qua non para la auténtica transformación cualitativa que necesitaba la sociedad cubana de ayer, y también para la continuidad en ascenso del proceso revolucionario de hoy y de mañana.

Así, emergió una democracia de nuevo tipo, y con ella alcanzaba cuerpo concreto la máxima del Ilustrado de Norteamérica, Abraham Lincoln, según la cual democracia es el poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo; además de comenzar a privilegiarse el pensamiento del Héroe Nacional de Cuba, José Martí, sobre el culto a la dignidad plena de la persona. Existen muchísimos argumentos al respecto. Particularmente, distingo un detalle:

En Cuba se registra y se le da seguimiento a lo que piensa la ciudadanía acerca de la dinámica del Socialismo —criterios positivos y negativos—, sobre la base de una explícita premisa del 1er Secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), el compañero Fidel: “Basta que, por ejemplo, 16 mil personas tengan una opinión adversa y usted debe preocuparse”. En este orden de ideas, debe tenerse en cuenta que somos más de once millones de habitantes.

Tal es el magisterio de la utilidad de la opción por la construcción del consenso, en lugar de contentarse con el hecho de poseer la mayoría a favor de determinada cuestión. Ello explica el porqué media centuria de agresiones yanquis en las esferas socio-económica, ideo-política, militar y diplomática no hayan podido doblegar a las masas y su liderazgo.

  1. El segundo pilar que ha determinado que la Revolución Cubana haya llegado hasta aquí, después del asalto al cielo, está en el hecho de que comenzó toda una obra económico-social concretada en que los campesinos pasaron a ser dueños de las tierras que trabajaban; los obreros se convirtieron en propietarios de las fábricas; e institucionalmente, desapareció la discriminación por concepto de raza, sexo, edad… —lejos, muy lejos de haber conquistado todo lo humanamente posible.

Súmele a lo anterior que la industrialización dijo presente en el Occidente, Centro y Oriente del país; la educación, la salud, la cultura, la ciencia, el deporte pasaron a patrimonio de cubanas y cubanos... A pesar de pesares, en Cuba disfrutamos de bondades que ni siquiera son sueños para la inmensa mayoría de los habitantes del planeta Tierra.

Por ejemplo, tenemos educación gratuita, incluso para los estudios universitarios, extendidos ahora a todos los municipios del país, donde se superan más de dos tercios de los jóvenes entre los 18 y 24 años con oportunidad de hacer hasta un Doctorado en Ciencias, sin descartar serias deficiencias que han de irse solucionando a partir del Curso Escolar 2008-09; y tenemos hoy una esperanza de vida que se enrumba a los 80 años, menos de cinco de mortalidad infantil por cada mil nacimientos vivos y carecemos de robo de infantes o tiroteos en instituciones estudiantiles, entre otros genuinos valores humanos.

Escapó a la casualidad el convenio del Centro de Inmunología Molecular con la firma norteamericana CANCERVAX para el desarrollo y la producción de vacunas contra el cáncer, firmado a mediados del 2004, hecho totalmente inédito que dice mucho sobre el nivel alcanzado por nuestro desarrollo científico. A propósito, traigo a colación lo informado a la prensa el pasado 3 de diciembre por la Doctora Concepción Campa Huergo, miembro del Buró Político del PCC y directora del Instituto Finlay de la nación cubana:

“Podemos decirles a las autoridades de la OPS [Organización Panamericana de la Salud], de la OMS [Organización Mundial de la Salud] y al mundo que Cuba tiene ahora una nueva planta de producción de vacunas con más de mil metros cuadrados de áreas de producción, que permitirá producir hasta 100 millones de dosis de componentes activos de diversas vacunas para la salud de los pueblos.

“Y pondremos al servicio de la salud en los próximos meses otras grandes obras de la biotecnología cubana, destinadas a producir inyectables, vacunas y monoclonales contra el cáncer, nuevos biopreparados y equipos para sistemas de diagnóstico y biosensores, entre otros renglones” –apenas una señal más de los beneficios que se disfrutan en el archipiélago nacional al margen de ideología, y que compartimos con los desposeídos del mundo, reflejo de la máxima martiana según la cual Patria es humanidad.

3. El tercer pilar que ha determinado que la Revolución Cubana haya llegado a sus primeras cinco décadas reside en la cada vez más estrecha vinculación de su vanguardia político-revolucionaria con las masas. La Historia registra cómo las medidas implementadas tras el triunfo del 1ro de enero de 1959 se hicieron en consulta y con la decisiva participación del pueblo, incluyendo su propia defensa. Ahí está la 1ra Ley de Reforma Agraria; ahí está Playa Girón o Bahía de Cochinos; ahí está la Crisis de Octubre o de los Misiles … Más recientemente, aparece el proceso de debate del proyecto de Ley de Seguridad Social, como se ha venido haciendo con los miles y miles de planteamientos derivados de la reflexión sobre el discurso del Presidente y Segundo Secretario del PCC, Raúl Castro, del 26 de julio de 2007 en Camagüey; y la presencia de los principales dirigentes del mismo Partido y el Estado a escala territorial y de la nación en los lugares donde han ocurrido tragedia como los huracanes Gustav, Ike y Paloma, quienes “guapean” para solucionar los problema conjuntamente con la población.

Paralelamente —sin descuidar ni un segundo la Defensa—, cubanas y cubanas hemos de llevar a la práctica el pensamiento dialéctico y sustancialmente revolucionario-creador, y un quehacer acompañado de la sabia del poeta español Antonio Machado según la cual “no hay caminos, se hace camino al andar”; al tiempo que un elemento debe quedar desligado de la vacilación: aun cuando hayamos superados las limitaciones materiales que nos embargan, el éxito de nuestra marcha triunfal girará alrededor de la aprehensión de VALORES —con mayúscula y negritas— en infantes, adolescentes, jóvenes y adultos que convivan en este Verde Caimán, so pena de perder la Patria revolucionaria y socialista.

Resulta obvio que estamos obligados a resolver serios problemas subjetivos.

  1. Constituye pilar de la Revolución Cubana el conjunto de conceptos básicos que históricamente han constituido guía del quehacer cotidiano, principalmente los surgidos al calor de la Batalla de Ideas que hemos desarrollados en lo que va de este milenio, tales como: ninguna persona quede abandonada a su serte; no hay problemas sin solución, sino que hay que buscar alternativas; la necesidad de precisar todos los detalle; la elevada implicación y compromiso de los dirigentes y los trabajadores; la crítica oportuna; la prioridad de los intereses del país por encima de burocracia, ansias protagonistas y celos institucionales…

Especialmente, para la perspectiva del Socialismo en Cuba deviene pilar el concepto de Revolución formulado por nuestro Comandante en Jefe el 1ro de mayo del 2000:

“Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo”.

Vale significar que este concepto se entrelaza con una percepción de Carlos Marx y Federico Engels presente en La Ideología Alemana: “Para nosotros, el comunismo [y, por supuesto, el socialismo] no es un estado que debe implantarse, un ideal al que ha de ajustarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente” –el subrayado es de ellos, y las negrita son del autor.

Igualmente vale significar una advertencia leninista, a saber: sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria.

  1. Inestimable pilar de la Revolución Cubana es el creciente acompañamiento internacional, tanto a nivel global como en lo regional, a contrapelo de las múltiples maniobras del “Norte revuelto y brutal” por aislar al Caimán Verde.

Atrás quedó el tiempo en que Cuba fue honrosamente expulsada de la Organización de Estados Americanos (OEA), período en que nos extendió la mano el Socialismo encabezado por la extinta Unión Soviética. Atrás quedó el momento en que Moscú creyó en lágrimas, a finales de siglo XX, razón por la cual muchas y muchas personas a escala internacional imaginaron que seríamos la próxima víctima.

Hoy por hoy, Cuba es la soledad más acompañada jamás vista. Es más que nuestra fructífera inserción en la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA): hablo del respaldo de 185 de los 192 integrantes de Naciones Unidas en el rechazo al Bloqueo de factura norteamericana; hablo de la I Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo, la que se celebró sin agentes extraños a Nuestra América y sí con la activa participación de la Mayor de las Antillas, en Costa de Sauipe, Salvador de Bahía, Brasil, el 16 y 17 de diciembre de 2008; y hablo de la Cumbre Extraordinaria del Grupo de Río, desarrollada justamente al calor de la anterior, en la cual se dio ingreso oficial a nuestro país —y recuérdese la citada expulsión de la OEA, a la que jamás regresaremos.

En punto y aparte quiero resaltar la idea que continúa: instruye con crece el respaldo a Cuba, cómo nos llegó la solidaridad y asistencia precisamente cuando la naturaleza nos interpuso descomunales zancadillas en la recién concluida temporada ciclónica: desde Asia (Timor Leste, China y Vietnam); desde Europa (Rusia y España en coordinación con el Programa Mundial de Alimentos); desde África (Angola y Guinea Ecuatorial); y desde el Sur del Río Bravo (Venezuela, Ecuador, Argentina y Brasil) –y ofrezco disculpa por dejar de mencionar otras muchas evidencias de desprendimiento humano respecto a la desdicha que vivimos cubanas y cubanos.

He aquí elementos interrelacionados que han hecho posible llegar hasta nuestros días, garantes de la continuidad en ascenso dialéctico del proceso revolucionario cubano.

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