Por Winston Orrillo
"Te lo prometió Martí ¡¡Y Fidel te lo cumplió!"
Nacimos a la conciencia revolucionaria con ella. Era la primera revolución socialista en español. Ágrafos, nosotros, empezamos a deletrear, bajo su égida amable, transparente, fraterna.
Otrora, palabras como "heroísmo, sacrificio, patriotismo", eran, hasta su advenimiento, meros vocablos, sujetos a la repetición escolar, manida.
Lo que sucedía en Cuba, cotidianamente, era, en cambio, a partir del 1º de enero de 1959, una verdad profunda, "humana, demasiado humana": de allí sus errores, que los enemigos se empecinan en enrostrarle.: Pero ya el Apostol, como siempre, se había adelantado: "Hasta el sol tiene manchas. Los mezquinos ven las manchas, nosotros vemos la luz" (es cita de memoria).
Índices macroeconòmicos muy pocos países pueden lucir, en esta época de delirante crisis con sabor a hecatombe. En medio de estas vicisitudes, con todas sus necesidades y limitaciones, el Primer Territorio Libre en América es un paradigma.
Su fórmula yo la hallo meridiana: ha dado tanto que el mundo subdesarrollado, el mal llamado Tercer Mundo, es ahora deudor de su munificencia: ya no hay analfabetos en Venezuela ni Bolivia, por obra de la solidaridad cubana. Muchas vidas fueron salvadas en las catástrofes telúricas acaecidas en nuestro propio país, porque la solidaridad cubana era la primera que se hacía presente: recuerdo, vívida, la imagen de Fidel, el primer donante de sangre para el cataclismo del 31 de mayo de 1970, que nos costó más de sesenta mil muertos.
Pero cada uno en lo suyo: mi campo es la cultura, y aquí la Revolución incentivó las potencias culturales de su pueblo, siempre bajo la égida martiana: "Ser cultos para ser libres", y con esa aura, alfabetizó a su pueblo, creó la Casa de las Américas, puso los libros al alcance de todos, creó el ICAIC, el Instituto de Cine, responsable del renacimiento de la cinematografía en toda América Latina, y dio importancia fundamental a la Educación Artística, en Cubanacán, que recibió a miles de becarios del mundo entero. Así como también la Escuela de Medicina de Cuba –es la mejor medicina de Nuestra América- ha becado a miles y miles de estudiantes del orbe entero.
Los concursos anuales de la Casa de las Américas, devinieron en barómetro de los avances artístico-literarios del mundo en su totalidad, y la presencia de los escritores cubanos fue absolutamente necesaria en todos los contextos en los que de cultura se hablara. (Y también hay que decir que muchos miserables se aprovecharon de la generosidad cubana, para usarla como trampolín, y luego despotricar de ella. No los cito porque hoy no es mucho hablar de excrecencias.)
Lo que sucede es que la Revolución supo incorporar a valores que ya tenían una presencia en el mundo de las letras y las artes, como Nicolás Guillén, Alejo Carpentier, Wilfredo Lam, Mariano Rodríguez, y otros, más jóvenes, que habían estudiado en el extranjero, pero que sintieron el llamado y la llamarada de su patria y volvieron a trabajar por ella, como Roberto Fernandez Retamar y Pablo Armando Fernández, entre muchos otros.
En fin, Cuba sigue siendo foco de cultura, con Festivales Internacionales como los de Poesía, que va por la XIV edición –ya convocada para este año- en la que tiene participación decisiva la UNEAC, que preside Miguelito Barnet y que tiene como colaboradores a Alex Pausides, Nancy Morejón, Aitana Alberti, César Lopez, Pablo Armando y un Comité Internacional que ha hecho que el Festival homenajee a los vates de lenguas vernáculas y haga sesiones concomitantes con el Comité de Escritores y Artistas en Defensa de la Humanidad.
Y todo esto con un bloqueo criminal, condenado ecuménicamente pero que hasta el momento –hoy que escribo juramenta Obama como presidente del Imperio- no tiene visos de solución.
Cuba sufre ciclones, los últimos le ocasionaron cerca de 10 mil millones en pérdidas materiales, lo que, sumado a la convalecencia del "periodo especial" (motivado por la caída de la URSS y el desmoronamiento del campo socialista) ha hecho mucho más heroica aun la sobrevivencia en la perla del Caribe.
Mis amigos y hermanos cubanos son, todos ellos, héroes, en primer lugar, de la lucha por la sobrevivencia con dignidad y en medio de escaseces terribles.
Por eso, justísimas, como siempre, las palabras del querido Fidel, del impertérrito Fidel, quien, ante todo, felicitó al pueblo de Cuba, verdadero gestor y actor de esta Revolución que ha encendido la Segunda y Definitiva Independencia de América Latina.
Sin Cuba no se entenderían Venezuela Bolivariana, Bolivia insurgente, Ecuador dignísimo, Nicaragua sandinista, Paraguay en combate, y ahora mismo, anuncian, El Salvador en el camino de la victoria irrerversible.
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