Premiando a las trasnacionales por la epidemia
Por Silvia Ribeiro*
Por Silvia Ribeiro*
Pese a la manipulación de información por parte de autoridades e industria, es inocultable que el actual virus de gripe porcina (ahora asépticamente llamado de influenza A/H1N1) tiene su origen en la producción industrial de animales. Las autoridades conocían la amenaza de pandemia, pero no dieron importancia a los avisos de instituciones científicas y organizaciones sociales para no interferir con los intereses económicos de la gran industria alimentaria agrícola y pecuaria y de las trasnacionales farmacéuticas y de biotecnología que lucran con las enfermedades.
Para ello son útiles los enfoques fragmentarios que no cuestionan las causas del problema: medidas de emergencia cuando los muertos y enfermos no se pueden obviar, mientras se afirma que la crisis se resuelve con más tecnología controlada por las multinacionales. Si hay nuevos virus, se encontrarán nuevas vacunas –patentadas y vendidas por las empresas. Aún si se encontrara una vacuna contra el virus más reciente, la cría industrial de animales sigue siendo una bomba de tiempo para la creación de otros nuevos virus.
El precursor más cercano del virus de influenza porcina que ahora se expande por el mundo se detectó en las granjas porcícolas de Estados Unidos desde 1998. Provenía de la familia de virus H1N1, causante de la gripe de 1918. En 1998 recombinó con segmentos de virus de gripe aviar y humana, además de otras cepas de gripe porcina, una recombinación triple de la que no había registros anteriores. Esto alarmó a los investigadores por el potencial de seguir mutando y convertirse en gripe humana y/o mucho más patógena.
En 1999 ese virus ya estaba presente en 20.5 por ciento de los cerdos industriales de 23 estados de Estados Unidos, según reportó ese año la publicación Journal of Virology. Varios autores y publicaciones científicas advirtieron en los años siguientes que estos virus seguían recombinándose en los establecimientos industriales de cría de porcinos, donde circulan muchas cepas diferentes, que luego se diseminan a través de largos transportes nacionales e internacionales de animales y personas en contacto con ellos. Tanto humanos como animales pueden ser portadores de los virus aunque no manifiesten la enfermedad. Paralelamente, las cepas de gripe humana también recombinaron, al igual que las de gripe aviar –produciendo por ejemplo, la "famosa" gripe aviar H5N1, causada igualmente por condiciones industriales de cría.
Por todo esto, científicos advirtieron que la amenaza de crear una cepa de virus que afectara y se trasmitiera entre seres humanos era inminente. Se confirmó con la actual epidemia y puede suceder nuevamente: las causas siguen intactas.
Los virus de la gripe fácilmente recombinan, pero ciertas condiciones hacen que el proceso se acelere: la creación de resistencia dentro del organismo infectado, o que dos o más cepas diferentes infecten un organismo al mismo tiempo.
Ambas condiciones son cotidianas en las granjas industriales. Por la cantidad y hacinamiento de animales, la atmósfera infecta y calurosa, siempre hay distintas cepas que circulan y pueden infectar a un animal simultáneamente. Por eso les dan vacunas masivamente, que crean resistencias y como respuesta, los virus cambian. El contacto entre cerdos, aves de criadero y silvestres, insectos, microbios y humanos es permanente e inevitable dentro y a partir de los establecimientos, promoviendo la recombinación de cepas de diferentes especies. Los estresados animales reciben además hormonas, antibióticos y son rociados regularmente con insecticidas, lo que debilita su sistema inmunológico y provoca el aumento de medicamentos. Todo esto, junto a miles de toneladas de estiércol, va a los estanques de oxidación de las granjas, contaminado aguas y aire. De modo semejante ocurre en Granjas Carroll (denunciada como uno de los focos de origen de la epidemia en México) y en otras instalaciones de la misma Smithfield, Tyson, Cargill y otros grandes criadores.
La Organización Mundial de la Salud conoce bien este panorama, por lo que es una vergüenza que haya cambiado el nombre de gripe porcina (que también asuela a humanos) al neutral "influenza A/H1N1", para desvincular a la empresas de cría industrial de cerdos de lo que realmente son: causantes de la epidemia.
Igualmente absurdo es que el gobierno de México subsidie a los criadores industriales de cerdo asignando mil millones de pesos para que la industria se pueda resarcir de las pérdidas económicas por la epidemia que ellos provocaron. Siete empresas porcícolas trasnacionales –o asociadas a grandes criadores mexicanos–, entre las que se encuentra Granjas Carroll, tienen 35 por ciento de la producción porcina en México.
Además de crear catástrofes de salud y ambiente, estos oligopolios y sus granjas masivas han perjudicado seriamente a los criadores campesinos y de pequeña escala de cerdos y pollos. Allí también puede haber virus, pero es difícil que se encuentren varias cepas al mismo tiempo, y aún si así fuera, nunca crearán una epidemia porque son pocos animales en un espacio separado de otros.
En lugar de atacar las causas de la epidemia, se premia a los que la producen.
*Investigadora del grupo ETC
2.- Gripe porcina y terrorismo de los medios de prensa
Por Víctor Ego Ducrot*
Despaciosamente y sin ceremoniales de despedida la gripe o influenza porcina, rebautizada –el lenguaje políticamente correcto– influenza humana abandona los titulares. La Agencia Periodística del Mercosur, de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, publicó un extenso artículo sobre el comportamiento de los grandes medios oligopolizados respecto de la irrupción de la gripe porcina en México. Éste. El Knight Center for Journalism, University of Texas, alerta en un sentido coincidente, en la addenda.
Mentiras y verdades de la gripe porcina y el montaje mediático terrorista:corporaciones agropecuarias, bancos, gobiernos, organismos internacionales y medios de comunicación, todos, en el negocio de la epidemia.
Con la irrupción de la epidemia de fiebre porcina en México, la sociedad global, pero en forma especial sus sectores empobrecidos y dependientes, pasó a ser víctima de un múltiple ataque. Contra ella se dirigen no sólo la enfermedad y sus eventuales consecuencias devastadoras, sino también los intereses de los gigantes transnacionales de la explotación agropecuaria, la banca y los laboratorios, y sus socios funcionales, los consorcios mediáticos corporativizados.
Por supuesto, en esa red también juegan un papel destacado muchos gobiernos y organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud.
El jueves 30 de abril, un canal de la TV por cable de Argentina (C5N) difundió datos que volverían a mencionarse en las horas siguientes: la inmensa mayoría de los casos que a nivel global fueron identificados como afecciones de fiebre porcina no estarían confirmados como tales y el número de victimas fatales por ese mal –también a escala mundial– no habría superado los 12.
Los periodistas del programa fundaban sus afirmaciones en diversas fuentes internacionales y cruzaron miradas de asombro. Un funcionario del área salud de la provincia de Buenos Aires –la más poblada de este país– no confirmaba ni desmentía los datos. Luego esos mismos periodistas comentaron (y se preguntaron) entonces todo lo que se viene afirmando desde los medios de comunicación podría ser inexacto y por consiguiente carecer de credibilidad, cómo puede ser que suceda algo así.
Interesante reacción si no fuese que la respuesta y la responsabilidad justamente corresponden a quienes se asombran y lanzan la pregunta.
Es evidente que la conducta de ese canal argentino –y lo mismo podría decirse de todas la cadenas concentradas de la TV global– están abocadas, desde hace días, a una actitud de machaque constante, construyendo así a una suerte de escenario más destinado a la creación de terror que al establecimiento de un programa de comunicación orientado a la movilización social preventiva.
A principios de la semana pasada, altos funcionarios de la OMS, con impronta gestual de tragedia, desde sus poltronas anunciaban que la pandemia entraba en altera fase cinco de las seis previstas. Pese a ello, horas después, la Unión Europea informaba que no suspendía sus vuelos hacia México, medida que había sido adoptada como mayores o menores niveles de intensidad en varios países.
En forma casi simultánea, los medios de comunicación informaron que la gripe porcina no se llama gripe porcina sino influenza tipo A, una decisión que, más allá de las precisiones del lenguaje técnico científico, encierra interesantes connotaciones semánticas: se extirpan los sentidos que apuntan a la producción pecuaria de cerdos y quizá también aquellos que comenzaron a circular bajo la denominación gripe de América del Norte.
Después, sobre el último fin de semana, la OMS relativizó sus dichos anteriores. Reconoció que habían muerto 17 personas y que miles de casos aun no estaban confirmados como tales.
Interesante resulta subrayar lo que afirmó el 2 de mayo la revista electrónica Rebelion: la OMS declaró la pandemia en nivel cinco de un total de seis, pero sin embargo no se declara la verdadera pandemia que amenaza a los pobres del planeta:
- Cada minuto muere un niño por SIDA
-- Cada 5 minutos muere un niño por falta de atención médica
--- Cada 8 segundos muere un niño por agua contaminada
---- Cada 3 segundos muere un niño por hambre y desnutrición
Además...
– Cada segundo muere un bebé recién nacido por falta de atención médica; y de los sobrevivientes: dos millones de niños mueren por problemas neonatales, 1,6 millones por diarreas y 1,4 millones por neumonías, lo que significa que cada año 11 millones de jóvenes mueren antes de la pubertad.
– Cada minuto muere una mujer embarazada por falta de atención médica; y cada año 530 mil mujeres embarazadas mueren por desnutrición.
– Cada año hay 133 millones de nuevos nacimientos en el mundo, de los cuales 14 millones son nacimientos prematuros, 4 millones con malformaciones congénitas y 13 millones mueren por falta de incubadora.
– 100 millones de niños son explotados en la prostitución infantil.
– El 32 por ciento de las niñas menores de 15 años son embarazadas, de cuyos nacimientos el 55 por ciento surgen los futuros delincuentes de la sociedad.
– 177 millones de niños sufren retraso en su crecimiento por desnutrición y 2 de cada 7 niños sufren retardo mental por desnutrición.
– El 80 por ciento de toda la sangre para las transfusiones que se comercializan en el planeta son vendidas por los pobres a 10 centavos de dólar el litro – Anualmente se realizan (en el Primer Mundo) 200.000 trasplantes de riñón, 100.000de corazón, un millón de corneas, 300.000 médulas, 5.000 hígados, dos millones de piel y 100.000 de pulmones. Órganos que en un 90% provienes de los países pobres, donde el imperio económico instala hospitales "gratuitos" para extraerlos de los pobres los órganos que demandan las clínicas privadas del planeta.
El 70 por ciento de los órganos trasplantados a los niños ricos del mundo les fueron extraídos a los niños pobres que son secuestrados en Brasil, Nigeria y México. Es lícito entonces que los no expertos, es decir más del 99,9 por ciento de la población mundial, la misma que estaría expuesta al contagio de fiebre porcina, se pregunte…
¿Qué está sucediendo?
Algunos colegas, como es el caso Mike Davis, pueden ayudarnos a encontrar respuestas. En el artículo La gripe porcina y el monstruoso poder de la gran industria pecuaria, que puede leerse aquí, dice que la gripe porcina mexicana, una quimera genética probablemente concebida en el cieno fecal de una gorrinera industrial, amenaza súbitamente con una fiebre al mundo entero. Los brotes en la América del Norte revelan una infección que está viajando ya a mayor velocidad de la que viajó con la última cepa pandémica oficial, la gripe de Hong Kong en 1968.
Davis es autor del libro El monstruo llama a nuestra puerta (Ediciones El Viejo Topo, Barcelona, 2006). En ese trabajo alertó sobre el peligro de una gripe aviar pandémica de alcance mundial. Ahora, en el artículo que estamos citando explica cómo la gran industria pecuaria globalizada sentó las bases para el brote de gripe porcina en México. Tomamos algunos de sus conceptos:
Desde las primeras muertes por H5N1 en 1997, en Hong Kong, la OMS, con el apoyo de la mayoría de administraciones nacionales de sanidad, ha promovido una estrategia centrada en la identificación y el aislamiento de una cepa pandémica en su radio local de brote, seguidos de una masiva administración de antivirales y –si disponibles– vacunas a la población.
Una legión de escépticos ha criticado ese enfoque de contrainsurgencia viral (…). Pero el mito de una intervención audaz, preventiva (y barata) contra la gripe aviar ha resultado valiosísimo para la causa de los países ricos que, como los Estados Unidos y el Reino Unido, prefieren invertir en sus propias líneas Maginot biológicas, antes que incrementar drásticamente la ayuda a los frentes epidémicos avanzados de ultramar. Tampoco ha tenido precio este mito para las grandes transnacionales farmacéuticas, enfrentadas en una guerra sin cuartel con las exigencias de los países en vía de desarrollo empeñados en exigir la producción pública de antivíricos genéricos clave como el Tamiflu patentado por Roche (…).
Tal vez no sea sorprendente que México carezca tanto de capacidad como de voluntad política para gestionar enfermedades avícolas y ganaderas, pero ocurre que la situación apenas es mejor al norte de la frontera (Estados Unidos) en donde la vigilancia se deshace en un desdichado mosaico de jurisdicciones estatales y las grandes empresas pecuarias se enfrentan a las regulaciones sanitarias con el mismo desprecio con que suelen tratar a los trabajadores y a los animales. (…).
Lo paradójico de esta gripe porcina es que, aun si totalmente inesperada, había sido ya pronosticada con gran precisión. Hace seis años, la revista Science consagró un artículo importante a poner en evidencia que, "tras años de estabilidad, el virus de la gripe porcina de la América del Norte ha dado un salto evolutivo vertiginoso"(…).
Los investigadores entrevistados por Science (…) urgían a la creación de un sistema oficial de vigilancia para la gripe porcina: admonición, huelga decirlo, a la que prestó oídos sordos un Washington dispuesto entonces a tirar miles de millones de dólares por el sumidero de las fantasías bioterroristas.
¿Qué provocó tal aceleración en la evolución de la gripe porcina? Hace mucho que los virólogos están convencidos de que el sistema de agricultura intensiva de la China meridional es el principal vector de la mutación gripal: tanto de la "deriva" estacional como del episódico "intercambio" genómico. Pero la industrialización granempresarial de la producción pecuaria ha roto el monopolio natural de China en la evolución de la gripe.
El sector pecuario se ha visto transformado en estas últimas décadas en algo que se parece más a la industria petroquímica que a la feliz granja familiar que pintan los libros de texto en la escuela (…). En 1965, por ejemplo, había en los EEUU 53 millones de cerdos repartidos entre más de un millón de granjas; hoy, 65 millones de cerdos se concentran en 65.000 instalaciones.
Eso ha significado pasar de las anticuadas pocilgas a ciclópeos infiernos fecales en los que, entre estiércol y bajo un calor sofocante, prestos a intercambiar agentes patógenos a la velocidad del rayo, se hacinan decenas de millares de animales con más que debilitados sistemas inmunitarios (…).
El año pasado, una comisión convocada por el Pew Research Center publicó un informe sobre la "producción animal en granjas industriales", en donde se destacaba el agudo peligro de que "la continua circulación de virus (…) característica de enormes piaras, rebaños o hatos incremente las oportunidades de aparición de nuevos virus por episodios de mutación o de recombinación que podrían generar virus más eficientes en la transmisión entre humanos".
La comisión alertó también de que el promiscuo uso de antibióticos en las factorías porcinas –más barato que en ambientes humanos– estaba propiciando el auge de infecciones estafílocóquicas resistentes, mientras que los vertidos residuales generaban brotes de escherichia coli y de pfiesteria (el protozoo que mató a mil millones de peces en los estuarios de Carolina y contagió a docenas de pescadores…).
Es el dinero, siempre el dinero
Por su parte, y también la semana pasada, el diario La Jornada, de México, sostuvo que, en ese país, las grandes empresas avícolas y porcícolas han proliferado ampliamente en las aguas (sucias) del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Un ejemplo es Granjas Carroll, en Veracruz, propiedad de Smithfield Foods, la mayor empresa de cría de cerdos y procesamiento de productos porcinos en el mundo, con filiales en Norteamérica, Europa y China.
En su sede de Perote comenzó hace algunas semanas una virulenta epidemia de enfermedades respiratorias que afectó a 60 por ciento de la población de La Gloria, hecho informado por La Jornada en varias oportunidades, a partir de las denuncias de los habitantes del lugar. Desde hace años llevan una dura lucha contra la contaminación de la empresa y han sufrido incluso represión de las autoridades por sus denuncias. Granjas Carroll declaró que no está relacionada ni es el origen de la actual epidemia, alegando que la población tenía una gripe "común". Por las dudas, no hicieron análisis para saber exactamente de qué virus se trataba (aquí puede verse un adelanto del documental próximo a estrenarse sobre este asunto).
El artículo, escrito por Silvia Ribeiro, añade: ya en la epidemia, son también trasnacionales las que más lucran: las empresas biotecnológicas y farmacéuticas que monopolizan las vacunas y los antivirales. El gobierno anunció que tenía un millón de dosis de antígenos para atacar la nueva cepa de influenza porcina, pero nunca informó a qué costo Gripe porcina: Epidemia de lucro, puede leerse aquí.
Los únicos antivirales que aún tienen acción contra el nuevo virus están patentados en la mayor parte del mundo y son propiedad de dos grandes empresas farmacéuticas: zanamivir, con nombre comercial Relenza, comercializado por GlaxoSmithKline, y oseltamivir, cuya marca comercial es Tamiflú, patentado por Gilead Sciences, licenciado en forma exclusiva a Roche.
Glaxo y Roche son la segunda y cuarta empresas farmacéuticas a escala mundial y, al igual que con el resto de sus fármacos, las epidemias son sus mejores oportunidades de negocio.
Con la gripe aviar, todas ellas obtuvieron cientos o miles de millones de dólares de ganancias. Con el anuncio de la nueva epidemia en México, las acciones de Gilead subieron 3 por ciento, las de Roche 4 y las de Glaxo 6 por ciento, y esto es sólo el comienzo.
Con la gripe aviar, todas ellas obtuvieron cientos o miles de millones de dólares de ganancias. Con el anuncio de la nueva epidemia en México, las acciones de Gilead subieron 3 por ciento, las de Roche 4 y las de Glaxo 6 por ciento, y esto es sólo el comienzo.
Otra empresa que persigue este jugoso negocio es Baxter, que solicitó muestras del nuevo virus y anunció que podría tener la vacuna en 13 semanas. Baxter, otra farmacéutica global (en el lugar 22), tuvo un "accidente" en su fábrica en Austria en febrero de este año. Le envió un producto contra la gripe a Alemania, Eslovenia y la República Checa, contaminado con virus de gripe aviar. Según la empresa, "fueron errores humanos y problemas en el proceso", del cual no puede dar detalles, "porque tendría que revelar procesos patentados".
Alfredo Jalife-Rahme, también de La Jornada, escribió: llama poderosamente la atención la omnisciencia del Pentágono, el FMI y el Foro Económico Mundial de Davos sobre el esparcimiento de los virus. Hace 13 años se publicó un estudio Air Force 2025 en cuyo capítulo cinco se presenta un cronograma con una "historia plausible" donde en 2009 la influenza aniquilaría a 30 millones de personas (INFOWARS, 5/3/09).
El resucitado FMI, nuevo redentor del mundo (según la cumbre londinense del G-20), hace tres años estimulaba a la comunidad empresarial neoliberal a "desarrollar planes de emergencia" para lidiar con la pandemia de, en ese momento, fiebre aviar global (VOA, 13/3/06). Al parecer, la plutocracia neoliberal mexicana y sus ineptas autoridades sanitarias (Breitbart.com, 27/4/09), tan supeditadas a los lineamientos del FMI, no leyeron su aviso visionario.
La "misteriosa" (The Economist dixit) influenza mixta de triple cepa (porcina, aviar y humana), genéticamente originaria de EEUU y que extrañamente se brincó las trancas interespecies, obliga a plantear la hipótesis adicional de un "accidente" de laboratorio híbrido: militar y privado.
En forma no menos omnisciente, el Comité para mejorar la situación del mundo”, del Foro Económico Mundial de Davos, en sus reportes anuales sobre los "riesgos globales" (específicamente el de 2007, patrocinado por Citigroup, la aseguradora Swiss RE, la financiera Marsh & McLennan Companies y el Centro de Riesgo de la Escuela Wharton) correlaciona la simultaneidad de la crisis financiera global y la crónica de una pandemia anunciada con la “reacción violenta (backlash) contra la globalización”, lo que "provocaría un incremento del militarismo y las tendencias autoritarias que reconfigurarían la geopolítica global".
¿De dónde nace tanto interés extra curricular de los banqueros y financieros neoliberales, es decir, la fauna más misántropa del planeta, por los "riesgos globales"?¿Y los señores de la guerra?
En tanto, el 29 de abril pasado un reporte de Telesur sostuvo que una investigación periodística hecha por la organización Pacífica, con sede en Estados Unidos, asegura que dentro de la difícil situación que vive el mundo por causa de la gripe porcina, existen manos que pudieran haberla usado como arma biológica o como negocio para beneficio de políticos de ese país.
Un informe del periodista de origen mexicano Fernando Velázquez, productor del programa radial Informe Pacífica, hace mención de un artículo de la investigadora norteamericana Lori Price, titulado "La gripe acaba con los memos de la tortura", donde asegura que la influenza porcina fue fabricada probablemente en laboratorios militares de Estados Unidos, y ha acabado con la noticia de los memos sobre la tortura ordenada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) contra prisioneros en Guantánamo, Abu Ghraib, y cárceles secretas.
Toma como referencia al periodista estadounidense Ralph Schoenman, productor del programa radial "Taking Aim" de Nueva York. Schoenman afirma que los laboratorios militarizados a lo largo de Estados Unidos han estado perfeccionando armas biológicas con los virus porcino, aviar, el asiático y otras enfermedades para las que no hay respuesta inmunológica.
Velázquez recuerda el libro Matando la esperanza, donde el norteamericano William Bloom describe que en 1971 la central de inteligencia proveyó a exiliados cubanos con un virus que causa fiebre porcina africana. Seis semanas después, un brote de la enfermedad obligó al gobierno de ese país antillano a sacrificar a medio millón de puercos. Diez años después la población fue atacada por una epidemia de dengue transmitida por mosquitos, que se extendió por la isla enfermando a más de 300 mil personas y matando a 158 (de los que más de un centenar eran niños menores de 15 años).
Reporta también que documentos desclasificados en 1956 y 1958 revelan que el ejército estadounidense crió grandes cantidades de mosquitos en La Florida y en Georgia para ver si los insectos podían ser usados como armas diseminando enfermedades, y que en 1969 más de 500 estudiantes de 36 países se graduaron en cursos sobre guerra epidemiológica en la escuela de química del ejército en Fort McClellan en Alabama.
Al parecer los dividendos pararían directamente a manos de los laboratorios Gilead Sciences Inc. dirigidos por Donald Rumsfeld, ex secretario de Defensa de EE.UU., que tienen los derechos sobre el fármaco "Tamiflu", que se está vendiendo como remedio para la gripe y que ya hizo una recaudación billonaria con la gripe aviar.
Algo más sobre los medios. Dengue y soja
La irresponsabilidad de las corporaciones mediáticas en situaciones de alertas sanitarios no tiene límites. En medio del estallido de la gripe porcina, un periodista del ya mencionado canal de cable C5N preguntó a un médico, con toda soltura: ¿acaso es peligroso comer jamón?
El entrevistado no pudo ocultar su azoramiento y demoró unos cuantos segundos en contestar que no. Cuando estaba a punto de pedir por favor que no se digan disparates, el ilustre comunicador, por supuesto, cambió de tema.
En la últimas semanas, los grandes medios habían dedicado su agenda en forma casi exclusiva al brote de dengue que se registra en este país – en medio de la confusión informativa que impera no se sabe con certeza el número exacto de personas afectadas; la cifra superaría los 20.000–, desplegando el mismo criterio editorial que el utilizado para referirse a la epidemia de gripe porcina. Sólo le daban descanso a la enfermedad del mosquito para poner en caja de resonancia cuanto hecho de crónica roja tuviese lugar y para criticar al gobierno nacional, por lo que hace o no hace, por lo que dice o no dice.
Una de las técnicas desinformativas más utilizadas por los medios corporativos argentinos es darle relevancia a voces sin representación y hasta absolutamente desconocidas hasta ese momento. Un ejemplo fue la repentina aparición de una ONG sin antecedentes, Médicos Sin Banderas. La preside un economista y trataron de instalarla primero en ocasión de la irrupción local del dengue y luego con motivo del caso gripe porcina.
En su edición del pasado fin de semana, el semanario Veintitrés dio cuenta de esa organización y de su principal portavoz, Ariel Umpierrez: tuvo un paso por Médicos en Catástrofe pero allí lo denunciaron por manejos irregulares de 250 mil dólares donados por la ONU; luego apareció vinculado al empresario y político de derecha Ramón Puerta y a los propios ex presidentes Carlos Menem y Eduardo Duhalde. En la actualidad figura entre los convocados por la opositora Coalición Cívica, que encabeza Elisa Carrió, famosa por sus apreciaciones apocalípticas, por reconocer que se comunica con la virgen y por ser una ferviente crítica del actual gobierno, con posiciones que van desde la más ramplona derecha hasta una verdadera fiebre de delirios acusatorios.
Por supuesto, ninguno de los oligopolios de la palabra y la imagen le prestaron atención al tema sí resaltado el 26 de abril pasado por el diario argentino Página 12: Un trabajo reciente del ingeniero agrónomo Alberto Lapolla vincula la epidemia de dengue con la sojización. Desde hace años se advierte una invasión de mosquitos de las especies Aedes y Culex en lugares del país y épocas del año inhabituales, como la pampa húmeda mucho más allá del verano.
En 2008, la invasión se extendió hasta mayo, pese al descenso de la temperatura. Ya en 2007 y 2008 hubo casos de fiebre amarilla en Bolivia, Paraguay, Brasil y el Norte argentino, que entonces se adjudicaron a viajeros, porque es confortable pensar que el mal siempre viene de afuera. Con la epidemia de dengue de este año se hizo evidente que la invasión incluía al temible Aedes aegypti, vector de la fiebre amarilla y el dengue.
El estudio de Lapolla señala la equivalencia del mapa de la invasión mosquitera con el de la República Unida de la Soja, según la definición de la multinacional Syngenta: Bolivia, Paraguay, Argentina, Brasil y Uruguay, donde el poroto transgénico de Monsanto se fumiga con el herbicida glifosato, y sus compañeros de ruta, 2–4–D, Atrazina, Endosulfán, Paraquat, Diquat y Clorpirifós.
Todos los venenos mencionados “matan peces y anfibios, sapos, ranas, escuerzos, etc., es decir los predadores naturales de los mosquitos, de los que se alimentan tanto en su estado larval como de adultos”. Esto se comprueba en “la casi desaparición de la población de anfibios en la pradera pampeana y en sus cursos de agua principales, ríos, arroyos, lagunas y bosques en galería, así como el elevado número de peces que aparecen muertos o con deformaciones físicas y graves afectaciones en su capacidad reproductiva”, como han informado reiterados estudios e investigaciones.
A esto debe sumarse la deforestación en las áreas boscosas y de monte del Noreste y el Noroeste, que destruyó su equilibrio ambiental, “liquidando el refugio y hábitat natural de otros predadores de los mosquitos, lo cual permite el aumento descontrolado de su población”.
Hace dos semanas visitó la Argentina la periodista francesa Marie-Monique Robin para la presentación de su libro El mundo según Monsanto, recién traducido al castellano. La ministra de Salud Graciela Ocaña la invitó a conversar, pero no pudo asistir a la cita porque fue llamada desde la presidencia por la irrupción de la epidemia de dengue. En su lugar, la audiencia se realizó con el secretario de Determinantes de la Salud y Relaciones Sanitarias, Licenciado Alberto Hernández.
“Fue muy simpático y amable, pero no tenía la menor idea del tema. Al punto que me preguntó por qué había tantas fumigaciones”, fue el azorado comentario de la investigadora.
Interrogantes, dudas, sospechas y certezas. ¿Las victimas? Siempre son (somos) los mismos.
- Periodista.Publicado por El Observatorio de Medios de Argentina.
Addenda
Knight Center for Journalism. University of Texas
Para analistas de medios, la intensa cobertura sobre el virus H1N1 causa pánico innecesario. Rápidamente, la influenza A H1N1 (el nombre adoptado por la OMS para la gripe porcina) acaparó la atención de los medios de comunicación de todo el mundo y adquirió importancia también en la blogosfera, en las redes sociales como Facebook y en Twitter.
Sin embargo, varios analistas creen que la intensa cobertura dada a la enfermedad ha servido para aumentar el nivel de ansiedad de la población, informó Observatório da Imprensa.
"Hay una diferencia entre mantener a (la audiencia) informada y exagerar la historia", dijo la bloguera y cofundadora del Huffington Post, Arianna Huffington, según la nota. "A los medios de comunicación le gustan los escenarios apocalípticos, como la gripe aviar y el problema informático del año 2000", añadió.
En Venezuela, el presidente Hugo Chávez acusó a los medios privados de manejar de manera irresponsable el tema y crear angustia sobre la pandemia. En Brasil, Vinicius Torres Freire, columnista de Folha de São Paulo, también calificó de exagerada la respuesta de los medios. "El dengue, la malaria y la disentería matan a millares de personas (...), lo mismo que atropellamientos, apuñaladas y tiroteos. Pero ahora un solo virus en los medios lleva a multitudes a las farmacias", señaló en su columna.
. Una opinión similar expresó Hamilton Nolan, del sitio web Gawker.com, quien recordó que muchas más personas han muerto en México por culpa de la violencia ligada al narcotráfico que por el virus H1N1. "Es una historia para la página B3 y fue colocada en la A1", dijo.
El frenesí ha sido tal que un ejército de reporteros y fotógrafos llegaron hasta el pueblo mexicano de La Gloria, en el estado de Veracruz, para dar con Edgar Hernández, un niño de cinco años de quien se dice fue el primer humano en padecer el virus. El niño, a propósito, está sano (pero bajo la lupa de la prensa mundial).
La Asociación Nacional de Periodistas Hispanos de Estados Unidos (NAHJ, por sus siglas en inglés) expresó preocupación por la cobertura dada al tema y pidió a los periodistas presentar los hechos de una forma más justa y equilibrada. A su juicio, se corre peligro de vincular a los inmigrantes mexicanos con la propagación de la enfermedad en Estados Unidos y desligar de responsabilidad a los turistas estadounidenses de regreso de sus vacaciones en México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario