Por Rosa C. Báez
Golpea la noticia, no por esperada menos dura…
“La Corte Suprema de Estados Unidos declinó el lunes atender una apelación de cinco agentes cubanos acusados de espionaje para que su juicio sea trasladado desde Miami bajo el alegato de falta de objetividad del jurado.
Sin hacer ningún comentario, los jueces rechazaron revisar el dictamen de una corte de apelaciones sobre los cinco agentes de inteligencia, con largas condenas de prisión, que no pudieron ejercer su derecho a cambiar el lugar del juicio realizado en Miami, bastión de la comunidad cubano estadounidense”.
Así, sin temblarles la mano, continúa la cruel venganza contra 5 jóvenes que pusieron bien alto la dignidad del pueblo cubano y demostraron al mundo cuánto de sórdido, cuánto de criminal se esconde en los grupúsculos mafiosos de Miami, y cuánta responsabilidad han tenido en ello los gobernantes norteamericanos y su principal mano asesina, la CIA.
Todos, jueces, testigos, el gobierno, todos, saben que un juicio a los 5 en Miami es sinónimo de irregularidad, de acoso de los “duros” del exilio cubano -los mismos que aúpan a verdaderos terroristas como Posada Carriles y piden tres días de impunidad y ajuste de cuentas cuando “la revolución se venga abajo”-.ç, de total impunidad para los verdaderos asesinos. Pero no hay un ápice de justicia en Estados Unidos, y bien se sabe de los Esposos Rosemberg a la fecha!!
Pero mientras en Cuba, en el mundo, una voz se alce pidiendo justicia y poniendo en alto el nombre de Gerardo, Fernando, Antonio, René y Ramón, su causa no será desoída ni su lucha habrá sido en vano…
Un amigo me pedía recientemente un texto sobre los 5… parafraseando al cantor le respondía: “¿Qué puedo yo contarte, qué puedo yo dejarles que no sea cambiar mi pluma por su suerte?”…
Hace algunos días fui a un lugar que me llamara la atención cuando lo vi al pasar en ómnibus: numerosos carteles y consignas adornaban cierta esquina de La Habana e imaginé tras ellos algún abuelo bonachón, jubilado y revolucionario… cual no sería mi sorpresa cuando entré al lugar –el comedor obrero de la Emisora Radial Radio Progreso- y pregunté por el autor de aquellos carteles: un joven respondió “Soy yo”.
Golpea la noticia, no por esperada menos dura…
“La Corte Suprema de Estados Unidos declinó el lunes atender una apelación de cinco agentes cubanos acusados de espionaje para que su juicio sea trasladado desde Miami bajo el alegato de falta de objetividad del jurado.
Sin hacer ningún comentario, los jueces rechazaron revisar el dictamen de una corte de apelaciones sobre los cinco agentes de inteligencia, con largas condenas de prisión, que no pudieron ejercer su derecho a cambiar el lugar del juicio realizado en Miami, bastión de la comunidad cubano estadounidense”.
Así, sin temblarles la mano, continúa la cruel venganza contra 5 jóvenes que pusieron bien alto la dignidad del pueblo cubano y demostraron al mundo cuánto de sórdido, cuánto de criminal se esconde en los grupúsculos mafiosos de Miami, y cuánta responsabilidad han tenido en ello los gobernantes norteamericanos y su principal mano asesina, la CIA.
Todos, jueces, testigos, el gobierno, todos, saben que un juicio a los 5 en Miami es sinónimo de irregularidad, de acoso de los “duros” del exilio cubano -los mismos que aúpan a verdaderos terroristas como Posada Carriles y piden tres días de impunidad y ajuste de cuentas cuando “la revolución se venga abajo”-.ç, de total impunidad para los verdaderos asesinos. Pero no hay un ápice de justicia en Estados Unidos, y bien se sabe de los Esposos Rosemberg a la fecha!!
Pero mientras en Cuba, en el mundo, una voz se alce pidiendo justicia y poniendo en alto el nombre de Gerardo, Fernando, Antonio, René y Ramón, su causa no será desoída ni su lucha habrá sido en vano…
Un amigo me pedía recientemente un texto sobre los 5… parafraseando al cantor le respondía: “¿Qué puedo yo contarte, qué puedo yo dejarles que no sea cambiar mi pluma por su suerte?”…
Hace algunos días fui a un lugar que me llamara la atención cuando lo vi al pasar en ómnibus: numerosos carteles y consignas adornaban cierta esquina de La Habana e imaginé tras ellos algún abuelo bonachón, jubilado y revolucionario… cual no sería mi sorpresa cuando entré al lugar –el comedor obrero de la Emisora Radial Radio Progreso- y pregunté por el autor de aquellos carteles: un joven respondió “Soy yo”.
Su nombre: Eduardo Veitía Castellanos. A su lado, Anedys Hernández Echaide me dijo: “Periodista, ponga ahí que yo también lo ayudé”.
No había que preguntar más: las consignas hablaron por ellos.
Esto es lo que no podrán jamás evitar, con todo su odio furibundo, las Cortes norteamericanas, la mafia cubano-norteamericana…
Ahora, Mr. Obama, demuestre Usted que es realmente el Presidente de los Estados Unidos y no una figura decorativa más; demuestre que su toque de Midas –la palabra Cambio- no es más palabrería barata eleccionaria. Usted puede devolver a la Justicia su verdadero sentido en los Estados Unidos: ¡¡Devuélvanos a nuestros 5 compatriotas!!
Esto es lo que no podrán jamás evitar, con todo su odio furibundo, las Cortes norteamericanas, la mafia cubano-norteamericana…
Ahora, Mr. Obama, demuestre Usted que es realmente el Presidente de los Estados Unidos y no una figura decorativa más; demuestre que su toque de Midas –la palabra Cambio- no es más palabrería barata eleccionaria. Usted puede devolver a la Justicia su verdadero sentido en los Estados Unidos: ¡¡Devuélvanos a nuestros 5 compatriotas!!
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