miércoles, 5 de agosto de 2009

Dos artículos a propósito de los 15 años de los sucesos del 5 de agosto

Siempre juntos en la misma batalla
Por Silvia Martínez Puentes

A 15 años de los sucesos del 5 de agosto

2-fidel-en-la-calle.JPGEl 5 de agosto de 1994 ha pasado a la historia de Cuba como el día de otra gran batalla ganada por Fidel y su pueblo, sin tiros ni muertos, frente a quienes alentados desde Estados Unidos alteraron de forma violenta el orden público en un sector del malecón habanero y sus inmediaciones. Ese, como dijo Fidel, "no fue un día malo para la Revolución", sino más bien fue un día de reafirmación revolucionaria.

A todos nos estremeció la llegada del Comandante en Jefe a Galiano y San Lázaro para encabezar la respuesta popular a los antisociales, en el momento de mayor tensión.

Desde horas tempranas comenzaron a concentrarse personas alrededor de la Avenida del Puerto, alentadas por la provocación y el rumor difundido por emisoras contrarrevolucionarias desde territorio estadounidense, según el cual cualquier ciudadano de nuestro país podría emigrar hacia Estados Unidos por la vía marítima, sin que mediara trámite alguno.

Días antes, y también bajo el influjo de la irresponsable política del gobierno de Estados Unidos para estimular la emigración ilegal y la realización de actos violentos, ocurrieron los secuestros de las lanchas Baraguá (26 de julio) y La Coubre (3 de agosto), junto a otros hechos delictivos.

En una de estas vandálicas acciones fue asesinado por elementos inescrupulosos el joven suboficial de la Policía Nacional Revolucionaria, Gabriel Lamoth Caballero, mientras cumplía su deber.

Ante la imposibilidad de apropiarse por segunda vez de la Baraguá, los antisociales arremetieron contra todo lo que encontraron a su paso, rompiendo vidrieras para robar en centros comerciales.

La presencia del Comandante en Jefe en momentos en que todavía volaban las piedras —como él mismo recordara en la comparecencia ante la televisión esa noche— hizo crecer el mar de pueblo que bajaba desde todas partes para concentrarse en el Malecón, justo en la esquina del Hotel Deauville, y propinar una contundente respuesta.

Aquella fue otra gran victoria y una advertencia a quienes pretendían atentar contra la Revolución. "El pueblo y Fidel en la misma batalla", fue el titular de Granma entonces, y quince años después podría ser el mismo, pues el pueblo y Fidel seguimos juntos en la misma trinchera, inspirados en su ejemplo.

http://www.granma.cubaweb.cu/2009/08/05/nacional/artic08.html


Artículo recomendado:
La verdadera historia del "Maleconazo" (Primera Parte) / Norelys Morales

Maleconazo lo llaman los terroristas de Miami y sus corifeos que harán hasta vigilias para honrar sus propios crímenes.

fidel-en-la-calle.JPG5 de agosto de 1994. El Móvil de Radio Progreso coincide en la Habana Vieja con un grupo que arremetía contra vidrieras con piedras y cuanto hallaba a su paso. Se comenzaban a reunir observadores y gente que de a poco ampliaba la trifulca. Un rato después los constructores con sus herramientas tomaron cartas en el asunto. ¡Llegó Fidel! Anunció el periodista Luis Orlando Pantoja.

La presencia de Fidel cuando todavía volaban las piedras a Galiano y San Lázaro para encabezar la respuesta popular a los antisociales, en el momento de mayor tensión, cuentan que paralizó la acción incitada en días previos, tal como puede deducirse de la cronología de los hechos, que este blog publicará en una próxima entrega.

Un mar de pueblo bajaba desde todas partes para concentrarse en el Malecón, justo en la esquina del Hotel Deauville. La Revolución cubana siempre ha sido otra cosa y la furia contra Fidel Castro estaría justificada desde los ojos de los anexionistas y mercenarios.

El Corresponsal de la BBC en La Habana, Fernando Ravsberg estuvo allí ese día y lo ha contado.

Fue realmente impresionante ver aparecer a Fidel Castro caminando por el Malecón, sin escolta, y meterse en medio de la trifulca.

Como por arte de magia la imagen se congeló, los que protestaban dejaron de arrojar piedras y los que los reprimían bajaron sus garrotes. Tardaron todos unos minutos en salir de su asombro pero cuando lo hicieron fue para corear un nombre: ¡Fidel!

A los periodistas extranjeros presentes nos pareció algo sacado de una novela de Gabriel García Márquez. Hay colegas que aseguran que incluso algunos de los manifestantes antigubernamentales terminaron aplaudiéndolo.

http://islamiacu.blogspot.com:80/2009/08/la-verdadera-historia-del-maleconazo.html

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