“El Consejo Mundial por la Paz concedió al líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, el Olivo de la Paz, por ser ejemplo de constante lucha por la convivencia pacífica entre las naciones. Fueron reconocidos, además, debido a su lucha antiterrorista y por la preservación de la paz, cinco patriotas cubanos presos en Estados Unidos desde 1998. Gerardo Hernández, René González, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González cumplen condenas que llegan hasta doble cadena perpetua más 15 años de cárcel por informar sobre planes criminales de grupos anticubanos asentados en el estado norteamericano de la Florida”. (Prensa Latina)
Palabras de Ricardo Alarcón de Quesada en la Reunión del Comité Ejecutivo del Consejo Mundial por la Paz, en La Habana, el 29 de abril de 2011
Cra. María do Socorro Gómez
Compañeras y compañeros:
Nos honra que acá se reúna el Comité Ejecutivo del Consejo Mundial por la Paz, institución que brega por la convivencia armoniosa entre las naciones y el respeto a los derechos de los pueblos, y lo ha hecho siempre sin vacilar desde su fundación cuando se iniciaba la llamada Guerra Fría.
Fueron constantes sus luchas para evitar el enfrentamiento militar entre los dos bloques en que entonces se dividía el mundo. Esa guerra nunca estalló aunque sí se repitieron las agresiones imperiales contra pueblos que buscaban liberarse de la dominación colonial. En aquellos tiempos se prometía que al superarse la guerra fría se habría de alcanzar el desarme general y completo y los cuantiosos recursos así liberados servirían para financiar el desarrollo de los países del tercer Mundo. No se alcanzó ni lo uno ni lo otro.
Terminó la guerra fría pero se intensifica la carrera armamentista, ya no existe el Tratado de Varsovia, pero la OTAN aumenta su membresía y extiende su acción belicista fuera de su ámbito original, primero invadiendo a Afganistán y ahora bombardeando y masacrando en Libia a una población que dice cínicamente proteger. Se hace más honda la brecha que separa a ricos y pobres y ya casi nadie recuerda las viejas promesas de cooperación internacional para el desarrollo. Son cada vez más evidentes los signos de la crisis del medio ambiente que amenaza con acabar con la especie humana y el hambre golpea a centenares de millones en todo el planeta.
Vienen ustedes a La Habana poco después de concluido el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba que movilizó a toda la sociedad para examinar nuestros problemas principales y aprobar los cambios indispensables en nuestro proyecto económico y social. Fue un Congreso del que salió fortalecida la unidad patriótica de la nación. Todas y todos nos empeñaremos por edificar una sociedad mejor en la que florezca el socialismo nuestro, el socialismo posible en Cuba, hoy.
Son grandes los desafíos que enfrenta nuestro pueblo. Resistimos una guerra económica que dura ya más de medio siglo, el genocidio más prolongado de la historia. Encaramos otras formas de agresión incluyendo el terrorismo que ha quitado la vida o se la ha dañado gravemente a miles de compatriotas.
Hace seis años que Luis Posada Carriles, asesino confeso, disfruta de la protección oficial y desde territorio norteamericano anuncia crímenes futuros con total impunidad. Por tratar de impedir tales ataques fueron injustamente condenados y sufren cruel prisión los Cinco compatriotas a quienes ustedes han hecho un reconocimiento muy especial.
Apreciamos profundamente la solidaridad de ustedes. Los Cinco son prueba irrefutable de que Washington practica el terrorismo contra el pueblo cubano. No se trata de una historia del pasado. Lo sigue haciendo ahora mismo.
Por eso el lunes 25 de abril de este año, hace apenas cinco días, la Fiscalía demandó que sea rechazada sumariamente, sin audiencia ni consideración alguna, la petición de Habeas Corpus a favor de Gerardo Hernández Nordelo. Igual reacción tuvo más tarde respecto a la moción semejante de Antonio Guerrero y la de René González. Washington quiere que el tribunal de Miami rechace esas apelaciones sin discutirlas, sin revisar las pruebas, sin escuchar siquiera a un acusado sobre el que pesa una descomunal condena a dos cadenas perpetuas más quince años.
Quieren con el secreto perpetuar una brutal injusticia. Es el estilo de quienes han creado cárceles clandestinas y han legalizado la tortura.
Creen poder hacerlo impunemente porque cuentan con la complicidad de los llamados medios de información que ocultan la verdad e impiden al pueblo norteamericano conocerla. Es urgente convocar a la solidaridad de todas las personas honestas.
Hay que multiplicar por todas partes acciones como las que ustedes realizan y merecen nuestra gratitud. Sólo así podremos derrotar a la dictadura mediática que es el principal instrumento del Imperio y culpable también por sus infamias. Que se alce en todo el mundo el reclamo al Presidente Obama para que libere a los Cinco, a todos y cada uno de ellos, sin excepción ni condición alguna.
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