sábado, 9 de julio de 2011

La caravana en contra de las restricciones de viaje a Cuba paseó su protesta

Por Andrés Gómez



Miami, 9 de julio de 2009

Más de 120 carros conformaron la Caravana en apoyo del derecho de los cubanos que viven en Estados Unidos de viajar a Cuba sin ningún tipo de restricciones tal y como existe desde el 2009 cuando el presidente Obama abolió las inmorales restricciones de viaje a Cuba impuestas en el 2004 por el presidente Bush y que intenta reimponer la extrema derecha cubano americana nuevamente.

La Caravana fue convocada por la Asociación de Mujeres Cristianas en Defensa de la Familia y apoyada por las demás organizaciones de la emigración cubana que integran la coalición Alianza Martiana.

Fue un contundente repudio al proyecto de ley presentado por el congresista Mario Díaz Balart, agregado a una ley de presupuesto federal y aprobado recientemente por el Comité de Apropiaciones de la Cámara de Representantes que reinstauraría las mismas restricciones de viaje impuestas en el 2004 por el presidente Bush.

La Asociación de Mujeres Cristianas en Defensa de la Familia había hecho público en sus Notas de Prensa sobre la Caravana su intención de hacerle llegar en sus oficinas al congresista Díaz Balart una carta sustanciando su oposición a su proyecto de ley.

Entonces, un grupo de no más de 20 desalmados que responden a los bajos intereses de la extrema derecha cubano americana esperaron en la puerta del edificio donde están las oficinas del congresista a la delegación de mujeres. Las insultaron y las injuriaron e intentaron prohibirle entregar la carta al custodio del edificio ya que las oficinas del congresista estaban cerradas y no pudieron ser recibidas. Típico comportamiento de ese tipo de gente. Las nuestras se defendieron y lograron, a pesar del abuso y las agresiones, dejar la carta al congresista a través de una rendija en la puerta del edificio. La policía, que llegó tarde, ayudó a que la situación no llegara a mayores.

Mientras, los demás carros participantes en la Caravana daban vueltas alrededor de la enorme manzana donde se encuentra el edificio. Tan larga era la Caravana que se juntaban los carros que componían el principio y final de la misma. Así siguieron los carros de la Caravana hasta que nuestras compañeras terminaron lo que se propusieron hacer, se retiraron del edificio y se reincorporaron a la Caravana.

Ese es Miami. Ese siempre ha sido Miami. Por eso el triunfo de esta Caravana y la entrega de la carta a Díaz Balart. A pesar de las más adversas circunstancias se persevera en la lucha por nuestro sagrado derecho de poder viajar a estar, compartir y ayudar a nuestras familias –a los nuestros—en Cuba.

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