jueves, 4 de agosto de 2011

El Unicornio azul

 
La caída de la Unión Soviética tuvo un descomunal impacto sobre el mundo político. Todo  debió ser revisado. El paisaje se desdibujó y surgió una nueva acuarela, esta vez teñida de resignación, de rendición. Se decía que la historia había arribado a su pleno desarrollo: más allá del capitalismo, sólo la nada. Llegaba la era definitiva del Reformismo, del capitalismo con rostro humano, aspirar a más era insensato.

Este ambiente intelectual fue unánime, un remolino tenebroso se tragó al pensamiento disidente, se decretó el sálvese quien pueda. Unos revolucionarios se replegaron a su existencia honesta, otros se pasaron al enemigo en acción y en pensamiento, los menos se refugiaron en anarquismos que los dispensaban de la lucha. La teoría revolucionaria se confinó allí donde se guardan los trastos viejos, los libros abandonaron las bibliotecas a precio de gallina laca, era un descrédito tener títulos de marxismo, literatura del fracaso. Decir Socialismo era una locura propia de dinosaurios o de dementes.

Así estaba el mundo, cuando todos se percataron de una luz que desde las Antillas iluminaba la densa penumbra. Allá en esa isla persistía aún el Socialismo, ¡El Unicornio Azul vivía!, la esperanza se negaba a morir. A partir de esa luz la posición de los revolucionarios no era el desencanto por la caída del campo socialista, la perplejidad por el derrumbe del sueño de Lenin,  sino el asombro por el hecho de que Cuba existía, para buscar las causas del milagro, y con esa teoría ir de nuevo a la arena de la lucha.

Es vital estudiar el pensamiento vivo de Fidel, la obra de la Revolución Cubana, la síntesis conceptual que encontramos en el Che, y su visión de la transición socialista. La ideología de una época fulge en unos pocos hombres, en el Che brillan, Fidel, la Revolución, el pueblo de Cuba.

Fidel, el hombre que conoce mejor al Che, nos dice de la esencia de su pensamiento:

…”Pero en esencia, ¡en esencia!, el Che era radicalmente opuesto a utilizar y desarrollar las leyes y las categorías económicas del capitalismo en la construcción del socialismo

[...] Pero no se imaginen al Che una persona ilusa, una persona idealista, una persona desconocedora de las realidades; el Che comprendía y tomaba en cuenta las realidades.

Pero el Che creía en el hombre, y si no se cree en el hombre, si se piensa que el hombre es un animalito  incorregible,  capaz  de  caminar solo si le ponen hierba delante, si le ponen una zanahoria o le dan con un garrote, quien así piense, quien así crea, no será jamás revolucionario; quien así piense, quien así crea, no será jamás socialista [...]

Y nuestra propia Revolución es un ejemplo de lo que significa la fe en el hombre, porque nuestra propia Revolución surge de cero, surge de la nada; no se tenía un arma, no se tenía un centavo, no eran siquiera conocidos  los  hombres  que  empezaron  aquella lucha, y frente a todo aquel poderío, frente a los cientos de millones de pesos, frente a las decenas de miles de soldados, porque nosotros creíamos en el hombre, la Revolución fue posible. No solo fue posible la victoria, fue posible enfrentarse al imperio, llegar hasta aquí y estar acercándose la Revolución al 29 aniversario de su triunfo. ¿Cómo podía haber sido posible esto sin la fe en el hombre? [...]

Y el Che tenía una gran fe en el hombre. A la vez que era realista, el Che no rechazaba los estímulos materiales, los consideraba necesarios en la etapa de tránsito, en la construcción del socialismo; pero el Che le daba un peso importante, y cada vez mayor, al factor conciencia, al factor moral”.

Fidel resume aquí las ideas del Che, que son las suyas, que son las ideas de la Revolución Cubana.
Este salto teórico y práctico tiene vigencia hoy en cualquier Revolución, son leyes universales. Estos son los pilares teóricos que hicieron posible esa Revolución, y su permanencia. La Revolución Cubana fue guiada por este pensamiento. Revisemos un poco la historia. 
El Unicornio azul

La caída de la Unión Soviética tuvo un descomunal impacto sobre el mundo político. Todo  debió ser revisado. El paisaje se desdibujó y surgió una nueva acuarela, esta vez teñida de resignación, de rendición. Se decía que la historia había arribado a su pleno desarrollo: más allá del capitalismo, sólo la nada. Llegaba la era definitiva del Reformismo, del capitalismo con rostro humano, aspirar a más era insensato.

Este ambiente intelectual fue unánime, un remolino tenebroso se tragó al pensamiento disidente, se decretó el sálvese quien pueda. Unos revolucionarios se replegaron a su existencia honesta, otros se pasaron al enemigo en acción y en pensamiento, los menos se refugiaron en anarquismos que los dispensaban de la lucha. La teoría revolucionaria se confinó allí donde se guardan los trastos viejos, los libros abandonaron las bibliotecas a precio de gallina laca, era un descrédito tener títulos de marxismo, literatura del fracaso. Decir Socialismo era una locura propia de dinosaurios o de dementes.

Así estaba el mundo, cuando todos se percataron de una luz que desde las Antillas iluminaba la densa penumbra. Allá en esa isla persistía aún el Socialismo, ¡El Unicornio Azul vivía!, la esperanza se negaba a morir. A partir de esa luz la posición de los revolucionarios no era el desencanto por la caída del campo socialista, la perplejidad por el derrumbe del sueño de Lenin,  sino el asombro por el hecho de que Cuba existía, para buscar las causas del milagro, y con esa teoría ir de nuevo a la arena de la lucha.

Es vital estudiar el pensamiento vivo de Fidel, la obra de la Revolución Cubana, la síntesis conceptual que encontramos en el Che, y su visión de la transición socialista. La ideología de una época fulge en unos pocos hombres, en el Che brillan, Fidel, la Revolución, el pueblo de Cuba.

Fidel, el hombre que conoce mejor al Che, nos dice de la esencia de su pensamiento:

…”Pero en esencia, ¡en esencia!, el Che era radicalmente opuesto a utilizar y desarrollar las leyes y las categorías económicas del capitalismo en la construcción del socialismo

[...] Pero no se imaginen al Che una persona ilusa, una persona idealista, una persona desconocedora de las realidades; el Che comprendía y tomaba en cuenta las realidades.

Pero el Che creía en el hombre, y si no se cree en el hombre, si se piensa que el hombre es un animalito  incorregible,  capaz  de  caminar solo si le ponen hierba delante, si le ponen una zanahoria o le dan con un garrote, quien así piense, quien así crea, no será jamás revolucionario; quien así piense, quien así crea, no será jamás socialista [...]

Y nuestra propia Revolución es un ejemplo de lo que significa la fe en el hombre, porque nuestra propia Revolución surge de cero, surge de la nada; no se tenía un arma, no se tenía un centavo, no eran siquiera conocidos  los  hombres  que  empezaron  aquella lucha, y frente a todo aquel poderío, frente a los cientos de millones de pesos, frente a las decenas de miles de soldados, porque nosotros creíamos en el hombre, la Revolución fue posible. No solo fue posible la victoria, fue posible enfrentarse al imperio, llegar hasta aquí y estar acercándose la Revolución al 29 aniversario de su triunfo. ¿Cómo podía haber sido posible esto sin la fe en el hombre? [...]

Y el Che tenía una gran fe en el hombre. A la vez que era realista, el Che no rechazaba los estímulos materiales, los consideraba necesarios en la etapa de tránsito, en la construcción del socialismo; pero el Che le daba un peso importante, y cada vez mayor, al factor conciencia, al factor moral”.

Fidel resume aquí las ideas del Che, que son las suyas, que son las ideas de la Revolución Cubana.
Este salto teórico y práctico tiene vigencia hoy en cualquier Revolución, son leyes universales. Estos son los pilares teóricos que hicieron posible esa Revolución, y su permanencia. La Revolución Cubana fue guiada por este pensamiento. Revisemos un poco la historia. 

La Revolución Cubana es un proceso heroico que triunfa desde una legendaria lucha guerrillera que tiene como centro la Sierra Maestra y como origen la toma del Cuartel Moncada: dos eventos cuyo objetivo es la conciencia de la sociedad.

El Asalto al Moncada es concebido como un motor pequeño, un servomecanismo para poner en marcha el motor grande de la conciencia popular.

La Sierra Maestra fue una cátedra de la importancia de la conciencia en cualquier empresa política revolucionaria, y mucho más en la guerra. La dirigencia revolucionaria cubana le dio un lugar preeminente a la conquista de la conciencia de la sociedad y de la tropa enemiga.  Desde el trato a los prisioneros hasta las acciones militares tenían este objetivo.

Después de la toma del poder, los problemas del ejercicio  del  gobierno  fueron resueltos  siempre desde la visión de ganar y consolidar la conciencia de sociedad. Las socializaciones en Cuba exigieron temprano  una  respuesta  del  gobierno: las  burguesías se fueron al norte y dejaron atrás centenares de unidades económicas que la Revolución tenía que administrar. ¿Qué hacer? Dos corrientes, dos posiciones surgieron:
Una,  la  autogestión,  también  llamada  Cálculo Económico, venida del socialismo soviético tardío; y, la otra, el Sistema Presupuestario de Financiamiento propuesto por el Che. Ubiquemos la propuesta del Che.

El Sistema Presupuestario de Financiamiento sur-ge  de las entrañas de la historia de la Revolución Cubana, es continuidad del Asalto al Cuartel Moncada y de la lucha guerrillera, tiene como centro la Conciencia del Deber Social. El Che lo inscribe en una lectura revolucionaria del Marxismo. Él supo conseguir la esencia del pensamiento de Marx que se había extraviado en la URSS.

Los dirigentes soviéticos extraviaron el camino: relegaron a un segundo plano el factor conciencia, pretendieron construir el Socialismo con las armas melladas del capitalismo. Su derrota fue ideológica. Mientras, los dirigentes cubanos supieron entrelazar conciencia, ideología y economía, reafirmando el pensamiento de José Martí, uno de los más insignes seguidores de Bolívar, “trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras”.

La Revolución Bolivariana debe volar alto con el Unicornio Azul.

Tomado de 5 Héroes Cubanos: Publicación del Instituto Internacional de Estudios Políticos; 2 de agosto de 2011, Año 1, número 3

http://www.institutointernacional5heroes.blogspot.com/

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