jueves, 4 de agosto de 2011

Fidel y la libre expresión

Por Omar Pérez Salomón


Uno de los términos más utilizados para agredir a la Revolución Cubana es el de la libre expresión. A lo largo de más de 50 años se ha empleado sin tener en cuenta el contexto y las condiciones  en que se ha desarrollado la Revolución.

Me pregunto si la Revolución en sí misma no ha significado para jóvenes, niños, ancianos, mujeres, obreros, campesinos, intelectuales y artistas, acceso y posibilidades en todos los órdenes espirituales y también en el orden material, que hubieran sido cercenadas para la inmensa mayoría de ellos bajo el capitalismo subdesarrollado que ha sido el destino de los países que forman el entorno de Cuba.

En medio de un incremento de la lucha ideológica frente al imperialismo norteamericano y sus aliados europeos,  y de los debates que se producen a nivel de toda la sociedad cubana, los invito a reflexionar acerca de algunas ideas del líder de la Revolución Cubana Fidel Castro, sobre la libre expresión.

 “Permítanme decirles en primer lugar que la Revolución defiende la libertad; que la Revolución ha traído al país una suma muy grande de libertades; que la Revolución no puede ser por esencia enemiga de las libertades; que si la preocupación de alguno es que la Revolución vaya a asfixiar su espíritu creador, que esa preocupación es innecesaria, que esa preocupación no tiene razón de ser.

“La Revolución tiene que comprender esa realidad y, por lo tanto, debe actuar de manera que todo ese sector de artistas y de intelectuales que no sean genuinamente revolucionarios, encuentre dentro de la Revolución un campo donde trabajar y crear y que su espíritu creador, aún cuando no sean escritores o artistas revolucionarios, tenga oportunidad y libertad para expresarse, dentro de la Revolución.

“La Revolución no puede pretender asfixiar el arte o la cultura cuando una de las metas y uno de los propósitos fundamentales de la Revolución es desarrollar el arte y la cultura, precisamente para que el arte y la cultura lleguen a ser un real patrimonio del pueblo”.

Junio de 1961

“Mi concepto de la prensa libre es que los medios masivos de divulgación, la prensa, la radio, la televisión deben ser propiedad del pueblo, y no propiedad de individuos particulares. Ese es nuestro concepto.

“En nuestro concepto, los periódicos y los medios masivos de divulgación pertenecen al pueblo. Y debe existir la más amplia libertad para que el pueblo utilice esos medios a favor de los intereses de su causa, en la crítica dura de todo lo que está mal hecho. Creo que mientras más crítica y autocrítica exista dentro del socialismo, eso es lo mejor. Esa es mi opinión.

“Usted habla de minoría. Yo no veo ninguna minoría en Cuba, porque la minoría de Cuba se fue para Miami. Ellos tienen allá sus periódicos, sus revistas, sus estaciones de radio y lo tienen todo. La mayoría se quedó en Cuba, y esa mayoría es la que tiene las estaciones de radio, la televisión y los periódicos”.

Octubre de 1977

“¿Por qué no nos atrevemos a decir que no puede haber democracia, libre opción ni libertad real en medio de espantosas desigualdades, ignorancia, analfabetismo total o funcional, ausencia de conocimientos y una falta asombrosa de cultura política, económica, científica y artística a las que solo pueden acceder exiguas minorías, incluso dentro de los países desarrollados, inundado el mundo por un millón de millones de dólares de publicidad comercial y consumista, que envenena a las masas con ansias de sueños y deseos inaccesibles, que conduce al despilfarro, la enajenación, y la destrucción implacable de las condiciones naturales de la vida humana?”.

Enero de 2003

“Si usted llama libertad de prensa al derecho de la contrarrevolución y de los enemigos de Cuba a hablar y a escribir libremente contra el socialismo y contra la Revolución, calumniar, mentir y crear reflejos condicionados, yo le diría que no estamos a favor de esa ‘libertad’. 

Mientras Cuba sea un país bloqueado por el imperio, víctima de leyes inicuas como la Helms-Burton o la Ley de Ajuste Cubano, un país amenazado por el propio Presidente de Estados Unidos, nosotros no podemos dar esa ‘libertad’ a los aliados de nuestros enemigos cuyo objetivo es luchar contra la razón de ser del socialismo.

“En esos medios “libres”, ¿quién habla? ¿De qué se habla? ¿Quién escribe? Se habla lo que quieren los dueños de los periódicos o de las emisoras de televisión. Y escribe quien ellos deciden. Usted lo sabe bien. Se habla de “libertad de expresión”, pero en realidad lo que se defiende fundamentalmente es el derecho de propiedad privada de los medios de divulgación masiva.

“Nosotros no andamos con hipocresías de ninguna índole al hablar de la “libertad” de la prensa europea. Nosotros soñamos con otra libertad de prensa, en un país educado e informado, en un país que posea una cultura general integral y pueda comunicarse con el mundo. Porque quienes temen el pensamiento libre no educan a los pueblos, no les aportan, no tratan de que adquieran el máximo de cultura, de conocimientos históricos y políticos profundos, y aprecien las cosas por su valor en sí, y porque saquen conclusiones de sus propias cabezas. Para sacar las cosas de sus propias cabezas, deben poseer los elementos de juicio necesarios.

“¿Van a hablar de “libertad de expresión” en países que tienen un 20 o un 30 por ciento de analfabetos totales, y un 50 por ciento de analfabetos funcionales? ¿Con qué criterio, con qué elementos incluso, opinan, y dónde opinan? Si cuando mucha gente culta e inteligente quiere publicar un artículo, no hay manera de que salga a la luz, lo ignoran, lo aplastan, lo desacreditan. Se han convertido esos grandes medios en instrumentos de manipulación”.

Septiembre de 2006

“La OEA debiera saber que hace rato no formamos parte de esa iglesia, ni compartimos su catecismo. Partimos de posiciones diferentes. Si hablamos de libertad de expresión, debemos recordarle que en nuestro país no se reconoce la propiedad privada sobre los medios de comunicación. Fueron siempre los propietarios de estos los que determinaron qué se escribía y quiénes escribían, qué se transmitía o no, qué se exhibía o no. Los analfabetos y semianalfabetos no pueden hacerlo, y durante cientos de años, en tanto reinó el colonialismo y se desarrolló el sistema capitalista desde que fue inventada la imprenta, las cuatro quintas partes de la población no sabían leer ni escribir, ni existía la educación gratuita y pública.

“En este hemisferio los pobres jamás tuvieron libertad de expresión, porque nunca recibieron la educación de calidad y los conocimientos eran reservados únicamente para las élites privilegiadas y burguesas. No culpen ahora a Venezuela, que tanto ha hecho por la educación después de la Revolución Bolivariana, ni a la República de Haití, abatida por la pobreza, las enfermedades y catástrofes naturales, cual si esas fuesen las condiciones ideales para la libertad de expresión que proclama la OEA”.

Mayo de 2009

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