He leído, visto y escuchado, numerosos textos y reportajes sobre el controvertido y complaciente -por llamarle de algún modo- concierto del cantautor Pablo Milanés en “Mayami”. Había querido sustraerme de dicha polémica, más por no lastimar a los amigos que aún sueñan con aquél Pablo que nos movilizaba, que porque no me azuzara la más pura bronca con lo que dijera el “querido Pablo” en entrevistas y en la más grosera “carta abierta” que alguna vez fuera publicada. Pensaba también en lo que leyera en algunos diarios españoles el pasado año, y en el Pablo de la Tribuna antiimperialista… en las Damas de Blanco saliendo con sus jabitas de la SINA… y menos deseos de publicar sobre el tema me daban. Pero esas casualidades de la vida, me pusieron delante las palabras que me hubiera gustado escribir, escritas por un compatriota, el “Turquinauta”:
Querido Pablo ¿Cuál Pablo?
Por Rafael Cruz Ramos
La polémica sobre el trovador cubano Pablo Milanes pica y se extiende. Los incidentes del reciente concierto del cantautor en Miami son el escenario para una puesta en escena que es mucho más atractiva. ¿Es el fundador de la nueva trova un disidente, un desilusionado, un cambiacasaca?
Cartas cruzadas, palabras y contrasentidos, debates públicos, declaraciones a los medios de prensa del cantante y sus contrarios o sus seguidores, imágenes de una aplanadora escachando los discos de Pablo, todo un espectáculo.
Las ácidas declaraciones del cantante relacionadas con la realidad cubana, calientan los cajones de diálogo en los foros. Pablo tiene derecho a pensar como le da la gana, su conducta ha sido siempre de crítica a la realidad, eso hizo inmortales a muchas de sus canciones. Lo que sucede es que ahora, cuando habla a la prensa, parece otro.
Pablo hizo, hace menos de un año, una amplia gira por Cuba; actuó en plazas públicas, dio entrevistas y cantó las canciones de siempre, pero nada dijo en Cuba, frente al público, lo que dice a los medios de prensa en el exterior. ¿Será que Pablo tiene miedo? Sí, creo que sí tiene miedo: ¿a la represión? No, no, de sobra sabe él que en Cuba no le reprimirán, no es Víctor Jara en el Chile de Pinochet. No, no es a eso… es al pueblo, a la inmensa mayoría, a esos que con devoción siguen cantando Yolanda, y todavía creen que lo que se dice de las palabras envenenadas del artista es una manipulación enemiga y no una verdad. Si la gente escuchara a Pablo defender a las Damas de Blanco, a los anexionistas de Miami, o decir que no cree en Fidel y Raúl, el trovador tendría que cantar en estadios desiertos y en plazas vacías, porque la mayoría del pueblo cubano, esa que canta “yo me quedo con todas esa cosas…” es ante todo mil veces Fidelista y su fidelidad al Comandante, a Raúl y a la generación histórica no se cambia por nada.
En Cuba nadie se inmuta con los desvaríos ideológicos de Pablo; llamé a la radio, pregunté si había alguna restricción para poner sus números musicales, o de Sabina, por ejemplo, ya que se habla de sus desafortunadas opiniones sobre la revolución cubana. Y no, en lo absoluto, se siguen poniendo como siempre. Recientemente se incluyó una canción de Pablo en una importante velada, y en este día la TV reproduce tranquilamente un recital de Serrat y Sabina…
El extremismo de los mafiosos de Miami es harto conocido, sus desequilibradas conductas le hacen lo mismo aplastar discos, que secuestrar niños, que cobijar asesinos en serie y terroristas confesos. Esas personas que se agruparon en la entrada de la sala de conciertos amenazando a los asistentes, son los mismos que llenaron de terror al jurado que condenó a los Cinco.
Pablo habla a los medios de prensa y criticando a Cuba, saludando al exilio, alentando a los mercenarios de la contrarrevolución dentro de la isla, pretende calmar los ánimos de los intransigentes. Hasta un connotado mafioso y terrorista, el señor Montaner, sale en defensa del cantante. De nada valen las lisonjas y las reverencias, lo único que respetan esos extremistas es la frente alta, el puño apretado y la mirada desafiante de quien defiende a su patria. Como los perros, son capaces de oler el miedo, y eso los hace más peligrosos.
Pero justamente toda esa campaña de agresión al trovador cubano, es parte de la propaganda anticubana, y Pablo con su conducta les hace el juego. La mafia anticubana busca mantener la cosa caliente, que los medios les presten atención, significa lo mismo la pasarela de blanco de las damas de verde, o los twitt insípidos de la Yoani Sánchez o las declaraciones dudosas o malintencionadas de algún artista arrepentido de su pasado.
Las agencias de inteligencia que manejan el tema Cuba desde los EEUU, necesitan de la hostilidad y el odio: quién sabe si de esas ascuas consiguen un fuego lo suficientemente abrasador como para traer la terrible realidad de Libia a la Isla Rebelde, y así en un seguro y calmado hogar español, Pablo haga una canción que diga “yo pisaré las calles nuevamente, de lo que fue La Habana ensangrentada”.
Tomado de http://turquinauta.blogspot.com/2011/08/querido-pablo-cual-pablo.html
Imagen agregada @LaPolillaCubana
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