miércoles, 2 de noviembre de 2011

Malditos comunistas!

Por José Roberto Torero



Acabaron los Juegos Panamericanos y otra vez quedamos detrás de Cuba. ¡Otra vez!

Esto no es correcto. Este paiseco tiene sólo 11 millones de habitantes y el nuestro 192 millones. Sólo la Gran Sao Paulo ya tiene más gente que aquella islota.


En cuanto al ingreso per cápita, también ganamos con facilidad. El de ellos fue de apenas 4,1 mil dólares en 2006. El nuestro: 10,2 mil dólares.


Vaya, si tenemos 17 veces más gente que ellos y nuestra renta per cápita es casi 2,5 veces mayor, tenemos que ganar 40 veces más medallas que aquellos.


Pero en estos Panamericanos ellos ganaron 58 oros y nosotros, apenas 48.


Alguna cosa esta equivocada. ¿Cómo pueden vencer a Brasil, el gigante de América del Sur, la séptima economía más grande del mundo?


¡Ya sé!  Es todo para hacer propaganda comunista.


La prueba es que, en 1959, año de la revolución, Cuba quedó apenas en octavo lugar  en los Panamericanos de Chicago. Doce años después, en los Panamericanos de Cali, ya estaba en el segundo lugar. A partir de entonces, nunca cayó al tercer puesto. En los juegos en La Habana, en 1991, logró quedar en primer lugar, ganando a los EE.UU. por 140 a 130 medallas de oro.


Sí, es para hacer propaganda al comunismo que los cubanos se esfuerzan tanto en el deporte. Y también en la salud (ellos tienen un médico para cada 169 habitantes, mientras en Brasil tienen uno para cada 600) y en la educación (la tasa de alfabetización de ellos es de 99,8%). Además, el Índice de Desarrollo Humano de Cuba es 0,863, mientras que el nuestro es 0,813.


¡Todo para hacer propaganda comunista!


De hecho, ellos tienen nada menos que treinta mil propagandistas rojos de la cultura deportiva. O profesores de educación física, si lo prefiere. Esto significa un profesor por cada 348 habitantes. Y pronto habrá más, porque tienen ocho escuelas de nivel medio de Educación Física, una Facultad de cultura física en cada provincia, un instituto de cultura física a nivel nacional y una Escuela Internacional de Educación Física y Deportes.


Hay tantos y tan buenos técnicos en Cuba que el país llega a exportar algunos. En las Olimpiadas de Sydney, por ejemplo, había 36 entrenadores cubanos en equipos extranjeros.


Y existen tantos profesores porque la Educación Física es materia obligada dentro del sistema nacional de educación.


Hasta ahí, todo bien. En Brasil la Educación Física también es obligatoria.


La cuestión es que, si un cubano muestra cierta inclinación por el deporte, puede, gratuitamente, ir a una de las 87 Academias Deportivas Estatales, para una de las 17 Escuelas de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE), para una de las s 14 Escuelas Superiores de Perfeccionamiento Atlético (ESPA), y, finalmente, para uno de los tres Centros de Alto Rendimiento.


O sea, si usted tuviera aptitudes para el deporte, va a poder desarrollarse con total apoyo del estado.


¡Vaya, así no se vale!


Como ellos hacen, con las escuelas para todos,  profesores especializados y centros de excelencia gratuitos, es muy fácil.


Yo quiero verles ganar tantas medallas siendo como somos, un país donde la educación física en las escuelas es, a menudo, apenas el horario de fútbol para los niños y  de la tostada para las niñas. Quiero ver si ellos ganarían medallas con magro apoyo del Estado, sin  popularizar el deporte, sin un perfeccionamiento creciente y planificado.


Quiero verlos hacer como nuestra gente, improvisando. Así, dudo que ellos nos ganen. ¡Lo dudo!


Malditos comunistas...


José Roberto Torero es graduado de Letras y Periodismo de la Universidad ede Sao Paolo; ha publicado 24 libros entre ellos  El Juego de Palabras (Premio Jabuti y Libro del año en 1995), Pequeños Amores (Premio Jabuti 2004) y, más recientemente El Evangelio de Barrabás. Escribió también para el Diario de la Tarde y para la revista Placar. Dirigió algunos corto metrajes y un largo: Cómo hacer una película de amor. Es guionista de cine y televisión, para la cual escribió por años Retrato hablado.

Fuente: Carta Maior
Enviado por Vania Matos

Traducción e Imagen agregada RCBáez

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