martes, 24 de abril de 2012

Ciro Pérez Santana: el pirata político

Por Vincenzo Basile

Desde el pasado 13 de abril, un grupo creciente de llamados ex presos cubanos, sigue en huelga de hambre frente al Ministerio español de Asuntos Exteriores en Madrid. Los “nuevos disidentes”, esta vez, denuncian el abandono por parte del nuevo ejecutivo de Mariano Rajoy -quien les cortó todas las ayudas financieras otorgadas por el precedente gobierno de Zapatero- y una situación de profunda desesperación.

El último “desesperado” (y tal vez arrepentido por creer en el canto de la sirena) es Ciro Pérez Santana, quien está siguiendo todas las etapas de la desilusión.

En octubre del 2010, Ciro Pérez llegaba a España. Ocho días más tarde ya se daba cuenta de cual sería su futura vida en el capitalismo español. En una entrevista contaba su trágica situación por tener a su madre gravemente enferma en un hospital de Madrid, a su hermana que no podía viajar desde Miami para verlos y pedía ayuda a todos los “hermanos exiliados” ya que ni siquiera “podían comer”. Estaban llenas de amargura y decepción casi infantil sus palabras: “España es un país que yo pensé.. que no iba a tener que sufrir más. Llevo aquí ocho días y he sufrido en esos ocho días lo que no he sufrido en 17 años en las cárceles de Castro. Estoy agradecido al gobierno español por haberme sacado de ahí. Pero no se saca a una persona de un lugar para dejarlo morir en otro.”

Tras años de silencio, en los úlimos días, se volvió a hablar de Ciro Pérez cuando Martí Tv publicaba otra entrevista del llamado “disidente” -titulada “Expatriado en huelga de hambre en Madrid pide volver a Cuba”- en la que el llamado “expatriado” anunciaba su voluntad de regresar a Cuba para sacar a su familia de la situación de desamparo que viven en España, culpabilizando al nuevo gobierno de Rajoy y a sus recientes medidas por una situación que –como él afirmó en 2010- vive desde cuando llegó a España.

Al mismo tiempo, en el blog anticubano Frente Común Cubano, se publicaba una entrevista más que Ciro Perzer otorgó telefónicamente a Alfredo Viso, un supuesto ex compañero de celda en Cuba, en la que el entrevistado contó su historia de desamparo en España y volvió a hacer su típico llamado a la “solidaridad del exilio”: “Cualquier ciudadano, hermano que se solidarice con nosotros, que quiera hacernos llegar cualquier ayuda para nosotros podernos mantener aquí, nosotros les vamos a estar muy agradecidos lo mismo da que nos manden un centimo como lo que puedan mandarnos porque nosotros estamos aquí y nuestros familiares están sin ningún recurso, lo que puedan nosotros se lo vamos a agradecer, pero lo que más vamos a agradecer es que rieguen en el mundo entero y pidan la solidaridad del mundo entero para que nuestra situación se normalice para que se nos de una solución razonable para nuestras familias. Ese es nuestro llamado.

Es evidente el intento de Ciro Pérez de querer seguir jugando el papel del “disidente decepcionado” y de inserirse [sic.] en todas las cuestiones políticas cubanas para seguir viviendo de ayudas extranjeras; lo que choca frontalmente con la supuesta búsqueda de libertad y de capitalismo que esa persona afirmaba querer.

Hay que recordar que Ciro Pérez Santana –que los medios internacionales definen “preso político”- en Cuba fue condenado varias veces hasta cuando, en 1994, lo sentenciaron a 20 años de prisión por piratería (secuestro de un barco), intento de salida ilegal de la isla, tenencia ilegal de armas de fuego robadas en una estación de policía y lesiones (El País). Vale la pena recordar también que el código penal español, en el artículo 616-ter, penaliza el delito de piratería al establecer que “el que con violencia, intimidación o engaño, se apodere, dañe o destruya una aeronave, buque u otro tipo de embarcación o plataforma en el mar, o bien atente contra las personas, cargamento o bienes que se hallaren a bordo de las mismas, será castigado como reo del delito de piratería con la pena de prisión de diez a quince años.” 

Es decir, una prueba más de como algo que en todos los países del mundo sería sancionado como delito común, cuando ocurre en Cuba se convierte en un asunto de conciencia o, a lo mejor, político. Claramente eso no puede funcionar en eterno y los medios internacionales -que ahora silencian la desesperación de Ciro Pérez”- quizá se hayan dado cuenta de lo peligroso que puede ser confiar en un “pirata político”.


Tomado de Capítulo cubano

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