De Temistocles Rojas, República Dominicana, vía Facebook
En
Estados Unidos de América se aprueban presupuestos millonarios para
subvertir el orden de los países que no son considerados afines a sus
políticas. Algunos incluso se designan convenientemente para apoyar
indirectamente la gestión de otros que aceptan órdenes de Washington.
A ninguna persona le deben sorprender las algarabías que ocurren de tiempo en tiempo en la ciudad de Miami, demandando para Cuba "libertad, democracia, libre expresión del pensamiento" y gritando otras consignas, cuyo formato contienen una sutil nobleza que las convierte en mercancías de fácil consumo.
Hay mucho dinero envuelto en esas manifestaciones que con el tiempo han languidecido pero ocasionalmente suceden.
Para explicar muchas situaciones en el mundo de la política, los estadounidenses acostumbran a decir "follow the money". En español significa algo así como "siga la ruta del dinero". Es un viejo decir, pero que sin dudas ayuda a descifrar conductas de personas u organizaciones públicas en un mundo donde muchos favores y conductas, no son más que meras mercancías.
Si deseas explicarse esas manifestaciones que con un carácter ya muy ocasional ocurren en Miami, lea detenidamente los presupuestos de Estados Unidos dirigidos a "promover la democracia en Cuba".
Es curioso -y debemos observarlos con detenimiento- que todos los grandes acontecimientos de desafecto hacia el gobierno cubano o respecto a la situación imperante en Cuba, provienen del exterior.
Las grandes manifestaciones son en Miami. Los dineros vienen de Washington. La prensa internacional no averigua, investiga o se informa directamente de las realidades cubanas. Las informaciones y comentarios que publican son una extensión del periódico El Nuevo Herald y de las emisoras de Miami que han comerciado con las agresiones a Cuba. La prensa internacional es una caja de resonancia de las directrices que nacen en Miami.
Por ese rumbo andan las cosas relacionadas con Cuba. Por ese mismo camino ha estado durante cincuenta años y por esa razón es que han existido dificultades prácticamente infranqueables, pare encontrar una solución a las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
Esto es un juego de ruleta donde el ciudadano cubano pierde todos los días y un grupo de personas en Miami, convertidos en empresarios políticos, gana mucha plata.
Miami es la única ciudad del mundo que ha inventado "un empresariado político" que vive y se hace millonario con promesas que un día, no sabemos cuándo, serán practicadas en otro territorio. En tanto, sus electores carecen de las cosas más elementales para mantener una salud adecuada, escuela para sus hijos y un ambiente apacible con un mínimo de presiones.
Sería bueno averiguar, cuántas mujeres podrían darle un seguimiento adecuado a su embarazo, con los cincuenta millones aprobados para que unos pícaros que viven en Miami, logren "llevar la democracia a Cuba".
A ninguna persona le deben sorprender las algarabías que ocurren de tiempo en tiempo en la ciudad de Miami, demandando para Cuba "libertad, democracia, libre expresión del pensamiento" y gritando otras consignas, cuyo formato contienen una sutil nobleza que las convierte en mercancías de fácil consumo.
Hay mucho dinero envuelto en esas manifestaciones que con el tiempo han languidecido pero ocasionalmente suceden.
Para explicar muchas situaciones en el mundo de la política, los estadounidenses acostumbran a decir "follow the money". En español significa algo así como "siga la ruta del dinero". Es un viejo decir, pero que sin dudas ayuda a descifrar conductas de personas u organizaciones públicas en un mundo donde muchos favores y conductas, no son más que meras mercancías.
Si deseas explicarse esas manifestaciones que con un carácter ya muy ocasional ocurren en Miami, lea detenidamente los presupuestos de Estados Unidos dirigidos a "promover la democracia en Cuba".
Es curioso -y debemos observarlos con detenimiento- que todos los grandes acontecimientos de desafecto hacia el gobierno cubano o respecto a la situación imperante en Cuba, provienen del exterior.
Las grandes manifestaciones son en Miami. Los dineros vienen de Washington. La prensa internacional no averigua, investiga o se informa directamente de las realidades cubanas. Las informaciones y comentarios que publican son una extensión del periódico El Nuevo Herald y de las emisoras de Miami que han comerciado con las agresiones a Cuba. La prensa internacional es una caja de resonancia de las directrices que nacen en Miami.
Por ese rumbo andan las cosas relacionadas con Cuba. Por ese mismo camino ha estado durante cincuenta años y por esa razón es que han existido dificultades prácticamente infranqueables, pare encontrar una solución a las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
Esto es un juego de ruleta donde el ciudadano cubano pierde todos los días y un grupo de personas en Miami, convertidos en empresarios políticos, gana mucha plata.
Miami es la única ciudad del mundo que ha inventado "un empresariado político" que vive y se hace millonario con promesas que un día, no sabemos cuándo, serán practicadas en otro territorio. En tanto, sus electores carecen de las cosas más elementales para mantener una salud adecuada, escuela para sus hijos y un ambiente apacible con un mínimo de presiones.
Sería bueno averiguar, cuántas mujeres podrían darle un seguimiento adecuado a su embarazo, con los cincuenta millones aprobados para que unos pícaros que viven en Miami, logren "llevar la democracia a Cuba".
Imagen agregada RCBáez
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