Texto y fotos Pastor Batista Valdés
Un
periódico de extraordinario valor histórico, por contener información
acerca del entierro de Ernesto Che Guevara, le fue obsequiado al
radiólogo cubano Ramón Ignacio Figueredo Calnick, por parte de una
familia boliviana que conservó ese ejemplar desde 1967 hasta la
actualidad.
El regalo tuvo lugar durante la permanencia del especialista cubano (natural de Las Tunas) en aquel hermano país, donde ofreció solidaria ayuda en el terreno de la salud.
Cuenta Ramón que si bien al principio la familia Barrenachea (del departamento de Potosí) no estaba muy animada a deshacerse del valioso documento, pronto concluyeron que “Cuba es el mejor lugar para conservar una reliquia así”.
Se trata del número correspondiente al 12 de octubre de 1967, diario Presencia
(de La Paz), cuyas páginas 1 y 16 dedica íntegramente a informaciones e
imágenes relacionadas con la muerte, entierro del Che y repercusión de
aquel suceso dentro y fuera de Bolivia.
En ese espacio, el lector encuentra fotos de militares junto al cuerpo sin vida del Che, sus huellas dactilares, el helicóptero que trasladó su cadáver y titulares que consignan: En un lugar de Vallegrande fue enterrado ayer cadáver del “Che”, Se ofrecerá oportunidad de rendirse al grupo de Inti, El padre del Che Guevara salió de Buenos Aires rumbo a Bolivia, En Cuba se anuncia la muerte del Che, Muerte del Che monopoliza la atención de la prensa mundial, Editor norteamericano pide se fije precio a diario del Che …
Además del ejemplar impreso, la referida familia le entregó al colaborador tunero de Salud una gorra perteneciente a alguno de los combatientes que integraron la guerrilla comandada por Ernesto Guevara allí.
La
pieza había llegado a los Barrenachea por medio de un pariente que a la
sazón llevaba encomiendas para el ejército boliviano, hasta la zona de
Ñancahuazú y cierto día coincidió su habitual misión con la muerte
de dos o tres guerrilleros, razón que lo llevó a tomar discretamente y
guardar la gorra de uno de ellos.
En opinión de Ramón Ignacio, la entrega de esas reliquias expresa el profundo sentimiento de admiración, respeto y gratitud que sienten los bolivianos hacia Cuba y hacia la obra humana de los médicos cubanos en aquella hermana nación. Por eso ha decidido donar el periódico y la gorra al Memorial erigido en Santa Clara al Che y a su extraordinaria tropa.
Entre los recuerdos más gratos con que el especialista tunero regresó, está su visita a La Higuera, en octubre del pasado año.
Según
él, estremece ver y saber que ese hombre inmenso por quien el mundo
entero siente tanta admiración murió en ese lugar, donde, para mayor
simbolismo, hay una pequeña elevación o colina cuya cima,
increíblemente, tiene la forma de una boina como la que usaba el Che y
por eso los médicos cubanos le hicieron en el centro una estrella
solitaria.
La naturaleza en fin (tanto humana como del entorno geográfico) confirma cada vez más que si aquel 8 de octubre manos asesinas pusieron fin a una vida, en modo alguno pudieron matar al hombre inmenso que llevaba dentro el cuerpo material, porque Che es –y seguirá siendo- simple y extraordinariamente eso: Presencia.
(Cubaperiodistas)
Un
periódico de extraordinario valor histórico, por contener información
acerca del entierro de Ernesto Che Guevara, le fue obsequiado al
radiólogo cubano Ramón Ignacio Figueredo Calnick, por parte de una
familia boliviana que conservó ese ejemplar desde 1967 hasta la
actualidad.El regalo tuvo lugar durante la permanencia del especialista cubano (natural de Las Tunas) en aquel hermano país, donde ofreció solidaria ayuda en el terreno de la salud.
Cuenta Ramón que si bien al principio la familia Barrenachea (del departamento de Potosí) no estaba muy animada a deshacerse del valioso documento, pronto concluyeron que “Cuba es el mejor lugar para conservar una reliquia así”.
Se trata del número correspondiente al 12 de octubre de 1967, diario Presencia
(de La Paz), cuyas páginas 1 y 16 dedica íntegramente a informaciones e
imágenes relacionadas con la muerte, entierro del Che y repercusión de
aquel suceso dentro y fuera de Bolivia.En ese espacio, el lector encuentra fotos de militares junto al cuerpo sin vida del Che, sus huellas dactilares, el helicóptero que trasladó su cadáver y titulares que consignan: En un lugar de Vallegrande fue enterrado ayer cadáver del “Che”, Se ofrecerá oportunidad de rendirse al grupo de Inti, El padre del Che Guevara salió de Buenos Aires rumbo a Bolivia, En Cuba se anuncia la muerte del Che, Muerte del Che monopoliza la atención de la prensa mundial, Editor norteamericano pide se fije precio a diario del Che …
Además del ejemplar impreso, la referida familia le entregó al colaborador tunero de Salud una gorra perteneciente a alguno de los combatientes que integraron la guerrilla comandada por Ernesto Guevara allí.
La
pieza había llegado a los Barrenachea por medio de un pariente que a la
sazón llevaba encomiendas para el ejército boliviano, hasta la zona de
Ñancahuazú y cierto día coincidió su habitual misión con la muerte
de dos o tres guerrilleros, razón que lo llevó a tomar discretamente y
guardar la gorra de uno de ellos.En opinión de Ramón Ignacio, la entrega de esas reliquias expresa el profundo sentimiento de admiración, respeto y gratitud que sienten los bolivianos hacia Cuba y hacia la obra humana de los médicos cubanos en aquella hermana nación. Por eso ha decidido donar el periódico y la gorra al Memorial erigido en Santa Clara al Che y a su extraordinaria tropa.
Entre los recuerdos más gratos con que el especialista tunero regresó, está su visita a La Higuera, en octubre del pasado año.
Según
él, estremece ver y saber que ese hombre inmenso por quien el mundo
entero siente tanta admiración murió en ese lugar, donde, para mayor
simbolismo, hay una pequeña elevación o colina cuya cima,
increíblemente, tiene la forma de una boina como la que usaba el Che y
por eso los médicos cubanos le hicieron en el centro una estrella
solitaria.La naturaleza en fin (tanto humana como del entorno geográfico) confirma cada vez más que si aquel 8 de octubre manos asesinas pusieron fin a una vida, en modo alguno pudieron matar al hombre inmenso que llevaba dentro el cuerpo material, porque Che es –y seguirá siendo- simple y extraordinariamente eso: Presencia.
(Cubaperiodistas)
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