| Fotografía: Archivo Redacción Digital |
En
el proceso de institucionalización de la Revolución cubana, el gobierno
promulgó la Ley 940 en fecha tan temprana como el seis de junio de
1961, mediante la cual derogaba el Ministerio de Gobernación y creaba el
Ministerio del Interior.
De esta forma le daba
unidad orgánica al conjunto de instituciones y órganos que ya actuaban
en defensa de la seguridad interna de la Patria, en algunos casos desde
antes del triunfo de la lucha armada contra la tiranía.
Se
desarrollaban entonces días de agudos enfrentamientos con las clases y
sectores desalojados del poder que, encabezados por el imperio
norteamericano, se negaban a renunciar a sus prebendas y privilegios
obtenidos a lo largo de más de medio siglo de república neocolonial.
El
“Ministerio”, como lo llama el pueblo, no ha tenido desde entonces un
minuto de reposo. Desde sus filas varias generaciones de hombres y
mujeres han consagrado sus vidas a luchar contra los enemigos internos y
externos, quienes han empleado -y emplean en ese criminal propósito-
todos los recursos y modalidades de agresión, incluyendo el terrorismo.
La
tarea no ha sido fácil, pues junto al cumplimiento de sus múltiples
misiones han tenido que recorrer largo y complejo camino de superación
profesional, como única vía para alcanzar el dominio de las más modernas
técnicas y métodos científicos en las diferentes ramas y especialidades
integrantes de esa institución.
En época
caracterizada por la corrupción y la violencia en todas sus formas, el
Minint puede mostrar su expediente limpio, transparente y ético, de
apego a la ley, por lo cual Cuba puede proclamar con orgullo que en el
país no existen asesinatos políticos, desaparecidos, torturados ni
sancionados extrajudicialmente.
Tomado de Radio Bayamo
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