Por Emilio Marin*
Con
diferencia de días, el huracán Sandy golpeó a Cuba y a Estados Unidos.
Hay coincidencias y diferencias en las respuestas de los respectivos
gobiernos ante esa catástrofe, y hacia el país vecino.
El
25 de octubre el huracán Sandy golpeó Santiago de Cuba, Holguín y
Guantánamo, en Cuba. Los vientos dañaron el tendido eléctrico y la
provisión de agua potable, y tiraron abajo total o parcialmente muchas
casas. Se reportó que hubo "130.000 viviendas dañadas en Santiago de
Cuba y otras 52.000 en Holguín, además de fuertes pérdidas en la
agricultura". La tormenta provocó fuertes lluvias en zonas centrales,
que desembocaron en más inundaciones en aquellas provincias. Mala suerte
tiene Cuba con estos fenómenos meteorológicos. No la dejan casi nunca
indemne cuando se producen, entre octubre y noviembre de cada año.
Afortunadamente,
su organización política y social, las previsiones del gobierno y sus
centros de alertas tempranas contra esos huracanes, le permite capear
los temporales. Así y todo, también los cubanos mueren frente a esas
tempestades: en esta ocasión fueron doce.
En la vecina Haití hubo 54 muertos y más de veinte desaparecidos. Y así en el resto del Caribe.
Sin negocios.
El
gobierno cubano estuvo en el lugar de los hechos desde el primer día.
El presidente y primer secretario del PCC, Raúl Castro, y el
vicepresidente y segundo secretario Ramón Machado Ventura, fueron a
Holguín y Santiago de Cuba. Ambos visitaron los municipios más
afectados, dialogaron con los vecinos, recogieron sus demandas y dieron
las orientaciones para que se reanudara cuanto antes la provisión
eléctrica, se reubicara la población que había perdido sus hogares y se
dispusiera el abastecimiento de alimentos. Los campesinos y sus
cooperativas fueron exhortados a entregar sus productos en los mismos
precios. En el socialismo no hay negocio con estos dramas, no se lucra
con el dolor y la muerte. En el mercado capitalista sí; se infla
artificialmente la cotización de los artículos más urgentes.
Machado
Ventura expresó: "la Revolución no dejará abandonado a nadie". Añadió
que "se dará a los damnificados la ayuda necesaria en la medida de lo
posible y sobre la base de prioridades establecidas".
Ayuda de Venezuela.
Cinco
días después llegó al aeropuerto Antonio Maceo, en Santiago, un avión
fletado por Venezuela con 14 toneladas de leche, azúcar, arroz, pastas,
atún, sardinas, lentejas, aceite y frijoles. Hugo Chávez, el solidario,
también mandó un barco con ayuda al país y a Haití, con otras 65
toneladas de productos. La isla siempre fue solidaria y le pagan con la
misma moneda, al menos Venezuela y muchas otras naciones. El imperio,
mal vecino, esa es otra historia.
La
mayor preocupación de las autoridades, fuera de asegurar la vida y el
alimento de la población del oriente, era reanudar las clases. Ese
objetivo se cumplió casi en su totalidad. La educación es el valor
supremo donde en 1961 se derrotó al analfabetismo; otras cosas pueden
esperar.
Una
cosa notable. Al llegar Castro a Santiago de Cuba y antes de comenzar
su recorrida, fue al cementerio Santa Ifigenia para saber cómo estaba el
mausoleo de José Martí y los panteones de los caídos del Moncada. Supo
que allí no hubo afectaciones y siguió su periplo. Cuba no olvida a los
vivos, pero tampoco a sus muertos, mártires y apóstoles.
Se cuidaron por Katrina.
Como
los fenómenos de la naturaleza no hacen distinciones ideológicas,
aunque generalmente afectan en mayor grado a los sectores más
vulnerables, Sandy siguió su camino y el lunes a la noche pegó en Nueva
Jersey y Nueva York.
Aunque
el recuento oficial necesita actualizaciones, en EE UU murieron 50
personas. En un momento crítico hubo 8 millones de viviendas sin luz a
lo largo de 18 estados, sobre todo en Nueva Jersey. La ciudad de Nueva
York tuvo inundaciones nunca vistas, con olas de más de 5 metros. El
agua se metió en todas partes, entre éstas el sistema del Metro,
empleado diariamente por más de 5 millones de usuarios. El transporte
público quedó fuera de combate y se suspendieron 16.000 vuelos,
cerrándose los tres aeropuertos.
Las
muertes se produjeron en Connecticut, Nueva York, Nueva Jersey,
Maryland, Pensilvania, Carolina del Norte, Virginia y Virginia
occidental. También los hubo en Toronto, Canadá, aunque el huracán había
perdido parte de su fuerza.
"La
empresa de estimación de desastres Eqecat señaló que Sandy podría
afectar a 60 millones de estadounidenses y provocar daños superiores a
20.000 millones de dólares", publicaron los diarios. Otros sumaron el
costo de hasta 36.000 millones en las obras de reconstrucción. Los
estudios del impacto económico vienen a cuento, pero a condición de que
no tapen el aspecto central: la pérdida de vidas humanas y daños a la
población.
Zonas.
¿Todos
los habitantes de las zonas afectadas sufrieron por igual? Muy difícil,
por no decir imposible que haya esa "igualdad" a la hora de afrontar
los retos de la naturaleza, porque inciden los medios económicos, la
calidad de las viviendas, las zonas inundables o no y muchas otras
variables.
La
corresponsal de "La Nación" informó que en Nueva York en sombras y
paralizada, trabajaban sólo los taxistas, entre ellos refugiados de
origen sudanés. Estos veían la oportunidad de hacer unos pesos extras,
que necesitaban, afrontando los riesgos; muchos otros hogares sin tantas
urgencias aprovechaban para quedarse en casa, cocinar y ver TV.
Se
dirá que tanto el presidente Barack Obama como el candidato republicano
Mitt Rommey, tuvieron sensibilidad política para suspender la campaña
electoral, en su tramo final hacia la votación del 6 de noviembre. Es
verdad. Obama no se metió en las zonas inundables y afectadas como Raúl
Castro en Santiago de Cuba, pero suspendió sus actos proselitistas y se
quedó en Washington, supervisando el operativo de reconstrucción y
dialogando con los gobernadores, sobre todo el republicano de Nueva
Jersey, Chris Christie.
Pero
esa conducta positiva no fue espontánea sino que tuvo que ver con la
actitud de George W. Bush, ante las inundaciones por Katrina, en 2005,
que lo dañaron políticamente. Ahora el sistema bipartidista, que lleva
gastada la obscenidad de 1.089 millones de dólares en la competencia de
demócratas y republicanos, se cuidó de no cometer el mismo error de
Nueva Orleáns. Al menos hasta votar el martes 6; después se verá.
Primero Wall Street.
Esa
supuesta preocupación de los dos presidenciables no tiene mucha
consistencia porque ambos entran en contradicciones con aspectos puestos
sobre el tapete por Sandy. Por ejemplo, ¿hasta qué punto son sinceros,
teniendo en cuenta el abultado presupuesto de "Defensa" (léase de
Guerra)? Ese dinero pudo tener mejor destino, en prevención y obras.
¿Rommey dice estar realmente preocupado por lo sucedido cuando en las
internas republicanas era partidario de liquidar FEMA, el ente federal
para situaciones de catástrofes? El propuso dividirlo y traspasarlo a
los estados e incluso a empresarios privados.
Otro
costado del drama provocado por el huracán también interpela al
gobierno actual y a los anteriores, de uno y otro signo político. Es que
los investigadores sostienen que la capacidad destructiva del huracán
fue superior debido a la mayor temperatura de los océanos, producto del
cambio climático. El director de Análisis Climático del Centro Nacional
para la Investigación Atmosférica de EEUU, Kevin Trenberth, planteó: "no
es el 90 por ciento, es decir, no hablamos de que un fenómeno como
Sandy esté totalmente dominado por el cambio climático, pero la
temperatura del agua es mayor, las olas más grandes y la lluvia más
fuerte". Según el meteorólogo, los efectos del huracán fueron "entre un 5
y un 10 por ciento más fuertes de lo que cabría esperar de una tormenta
de estas características por el cambio climático".
Misma catástrofe
El
imperio está a la cabeza de la lista de los estados causantes del mayor
daño al medio ambiente con el cambio climático, retaceando y en
ocasiones vetando o bloqueando en las cumbres mundiales los programas y
medidas prácticas para luchar contra esas afectaciones. El consumismo y
el negocio de las multinacionales, sobre todo el de las automotrices,
petroquímicas, petroleras y mineras, pueden más...
En
este cotejo entre la superpotencia y Cuba, a propósito de las políticas
medioambientales, es conveniente recordar que Fidel Castro, en la Eco-Cumbre de Río de Janeiro, en 1992, llamó a cuidar la ecología y el
planeta, a la humanidad en definitiva.
Sandy
deja más material para el reproche a las autoridades norteamericanas:
no aflojaron ni un milímetro su política de bloqueo contra Cuba,
afectado por la misma catástrofe. Esto no es solidaridad sino actitud de
mal vecino. Los dos fueron golpeados por el temporal, pero uno (Cuba),
además, siguió siendo herido por el bloqueo, que no nace del fondo de la
naturaleza sino del Salón Oval y está en su ADN desde 1959.
Contrasta
la actitud de la patria de José Martí, siempre bien dispuesta aún con
ese país tan hostil, cuando hay emergencias. Cuando ocurrió Katrina, La
Habana ofreció enviar gratuitamente la brigada médica "Henry Reeve" para
colaborar en Nueva Orleans. Bush lo rechazó sin decir ni gracias.
Diferencias.
Un
último dato revela las diferentes prioridades dadas en Cuba y EE UU en
medio del desastre de estos días. En la primera se preocuparon por la
gente y la reanudación de la labor escolar.
En
Nueva York, en cambio, con todo paralizado, lo primero que se puso en
marcha el miércoles fue la Bolsa de Wall Street. La corresponsal citada
escribió:
"pero,
a pocas manzanas de allí, el panorama seguía siendo desolador:
aparcamientos y sótanos inundados, edificios prácticamente a oscuras
-muchos de ellos de los grandes bancos de Wall Street-, y el túnel que
conecta el extremo sur de Manhattan con el barrio de Brooklyn totalmente
anegado".
El
consejero delegado de NYSE Euronext declaró entonces al canal
financiero CNBC: "esta mañana decíamos medio en broma que debíamos ser
el único edificio al sur de Midtown que tiene agua, luz y comida".
No es ningún chiste. La prioridad está clara: primero Wall Street. Los otros inundados pueden esperar.
Fuente La Arena
*Periodista cordobés; publica sus columnas semanalmente en el diario La Arena, Santa Rosa, La Pampa, Argentina
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