domingo, 14 de julio de 2013

Roma paga, pero...

Mientras lo peor de los comentarios que encontramos en las redes sociales se manifiesta con crueldad increíble contra nuestros 5 hermanos, la nobleza de los que abogan por causas justas se manifiesta en comentarios como éste, publicado en Facebook por el profesor Capote. La justicia, esta vez, condenó por sus hechos en la propia tierra que los aúpa y adiestra a este terrorista. Mientras, sus crímenes en nuestra tierra no fueron dignos de tener en cuenta…
 Comentario que demuestra, además, que como ya han probado más de una vez en los Estados Unidos, “Roma paga a los traidores”, pero…
 

Un comentario en Facebook
Por Salvador Capote

 Escuché hoy por una radioemisora de Miami a la señora Miriam Arocena, esposa del terrorista Eduardo Arocena, que en estos días cumple 30 años en las prisiones de Estados Unidos. El relato de Miriam fue desgarrador: Las condiciones del encierro son inhumanas y puso como ejemplo que Arocena tuvo que utilizar una cuchara para extraerse una muela enferma. Su esposo es hipertenso, diabético y tuvo ya una embolia cerebral. Pero lo nuevo que dijo la señora Miriam es que los jerarcas del "exilio" miamense la han abandonado, que ya no la invitan a ninguna de sus actividades, y que la ven como una bruja que les recuerda sus pasados terroristas. 

 Eduardo Arocena fue condenado a cadena perpetua en 1984 por un tribunal federal sólo por delitos cometidos dentro del territorio de Estados Unidos y que pudieron probarse. No son los únicos delitos que cometió. Arocena confesó ante un Comité del Senado de Estados Unidos que había introducido el virus del dengue en Cuba que, entre otras víctimas, causó la muerte de 108 niños cubanos.

 ¿Es posible perdonar a monstruos como éste? La respuesta sólo pueden darla los familiares de las víctimas. La justicia humana es imperfecta por naturaleza porque castiga por igual y a veces con mayor rigor a los familiares inocentes del victimario. En el caso de Arocena pienso que, por humanidad, debe ser trasladado a una prisión del Condado Miami-Dade para que su esposa e hijos puedan visitarlo.

 Al fin y al cabo, terroristas mucho peores, como Luis Posada Carriles, se pasean libres por Miami. La gran equivocación de Arocena, por la cual, en mi opinión, fue condenado, es que creyó que su organización terrorista "Omega 7" podía actuar con autonomía, con su propia agenda, sin seguir los dictados de la CIA.

 El caso Arocena pone al desnudo la cobardía y la hipocresía de los "patriotas" de la ultraderecha mafiosa de Miami.

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