viernes, 13 de septiembre de 2013

15 Años entre luces y sombras

Por Marlene Caboverde Caballero* 
 
 
 Con tristeza conocimos este miércoles la noticia de la muerte del amigo de Cuba, Saul Landau. Este destacado profesor, periodista y cineasta norteamericano fue conocido en la Isla, sobre todo, por su apoyo a la causa de los antiterroristas cubanos encarcelados injustamente en los Estados Unidos. Pero fue con Gerardo Hernández con quien entabló una relación especial.

 En enero de este año, Saul visitó por décima y última vez a Gerardo en la prisión de Victorville, en California. Ya estaba enfermo y meses después le confesó al amigo cubano que iba a morir. Días antes de su fallecimiento Gerardo le escribía: “Es solo un viaje, Saúl, lo otro no es cierto”.

 Imagino el dolor de Gerardo al conocer que Saul comenzaba ese viaje hacia la eternidad. En estos quince años de arbitrario confinamiento en cárceles norteamericanas Gerardo sufrió, entre otras, la pérdida de su madre Carmen Nordelo, y a cada minuto que pasa se le escapa la posibilidad de realizar el sueño de tener un hijo con su mujer Adriana, a quien no ha visto desde 1998.

 Quince años, como recordaba René González, es mucho tiempo en la vida de un ser humano. En este periodo él perdió a su hermano y a su padre. Ivette, su hija menor, contaba solo cuatro meses de nacida cuando la separaron de su lado, y ahora que tiene quince años es que pueden al fin estar juntos.

 Las hijas de Ramón Labañino se transformaron de niñas en adolescentes y jóvenes, los de Tony, también; en tanto, a Fernando le truncaron la ilusión de convertirse en padre desde los primeros años de encierro, cuando le impidieron por mucho tiempo recibir la visita de su esposa Rosa Aurora.

 Quince años es demasiado tiempo porque tras esos miles de días y noches hay muchas lágrimas, tanto dolor, soledades, desasosiegos, distancias, abrazos y besos que se perdieron en el viento, risas sin compartir, paseos pendientes, conversaciones incompletas, sueños a medias.

 No obstante, los Cinco mantienen en un sitio invulnerable del alma las alegrías y las esperanzas que los hacen perseverar en el regreso. Y es que, desde aquellos primeros días de encierro en Miami, tuvieron el acierto de creer en la esperanza. Entonces, ni siquiera se conocían entre ellos, ni sospechaban que se transformarían en héroes, ni que le nacerían en lo adelante millones de hermanos, madres, hijos y amigos en todo el mundo, como el desaparecido Saul Landau.

 Quince años es demasiado tiempo. Lo saben bien quienes pretendieron encerrarlos en el hueco del olvido. Pero a estas alturas, deben haberse percatado también de que a estos hombres podrán ensuciarle la libertad, pero jamás se la quitarán.
*Periodista cubana, trabaja en la emisora Radio Jaruco, y es una de las fundadoras del Comité “Alas de Libertad” de esa emisora, por la Libertad de los 5

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