viernes, 2 de mayo de 2014

Cuba de duelo: se nos fue Formell


Por Marlene Caboverde Caballero*

Juan Formell en "Con 2 que se quieran". Foto: Petí

Juan Formell, uno de los músicos más queridos por el pueblo cubano acaba de de decirnos adiós este jueves, a la edad de 71 años, debido a una afección hepática que padecía desde hace algún tiempo. Es cierto que se extrañaba últimamente su presencia en los espacios televisivos, sin embargo, la agrupación Va Van, fundada por él hace 45 años continúa conquistando corazones en los más diversos públicos de Cuba y el mundo.

 Mi generación tiene una deuda de infinita gratitud con Juan Formell y los Van Van porque nacimos, crecimos, fundamos y amamos al ritmo de sus canciones.

 La titimanía, La Habana no aguanta más, Dale calabaza al pollo, El baile del buey cansao alentaron nuestros bríos, sueños y pasiones en las escuelas al campo, en las becas, en las fiestas de los CDR, en las celebraciones que amenizaban la vida en el campo y las ciudades.  Formell había creado un ritmo diferente, una nueva música bailable en que la esencia era el son, matizado con la timba, el songo, el jazz y el pop. Se trataba de un arcoiris sabrosísimo y contagioso que hasta hoy mueve los pies de los bailadores. Así se forjó como maestro y así se consagró como embajador de la música cubana por el mundo.

 Concuerdo con aquellos que lo reconocen como un cronista de su tiempo, porque era un hombre que estaba pendiente de la vida de su gente para convertir gestos, sucesos, personajes populares y frases, en historias que luego llevaba a sus canciones.

 Ese fue su mérito mayor, el de reflejar la cubanidad a partir del doble sentido y el humor, sin ofender ni herir. Jamás escuché una crítica del pueblo ni de los académicos a sus canciones. Cuando sonaba Van Van el gozo que se producía era limpio, sano, hermoso.

 Juanito, como lo llamaban sus colegas, amigos y familiares, se inscribió hace tiempo como uno de los mejores exponentes de la Cultura cubana, y así lo avalan los innumerables galardones recibidos a lo largo de su trayectoria artística, como el Premio Nacional de La Música  y el Grammy Latino a la Excelencia, otorgado por la Academia Latina de la Grabación en noviembre del pasado año.

 Tras su partida queda como su mejor legado el “Tren de la música cubana” que tiene el reto de mantener en ese lugar extraordinario que consolidó Juan Formell con su calidad y su dedicación al arte.

 Su vacío tardará en llenarse y será bien difícil superar la pauta que marcó con su obra musical. Ahora su muerte llama a repensar en la difusión que se hace en estos tiempos de los géneros cubanos de antaño, y preguntarnos por qué en Brasil se baila la zamba en todas las esquinas o en República Dominicana el merengue sea el himno insustituible que se disfruta en los autos, las casas, los comercios y las más diversas celebraciones.
Hoy no es un día para llorar, creo que a Formell le complacería más ver a su pueblo bailando y compartiendo con su música de ayer, de hoy y de siempre.
*Periodista de Radio Jaruco

Foto Peti, tomada de Cubadebate

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