Por Jorge Wejebe Cobo*
En
los inicios de la década de los ochenta del siglo pasado, mucho antes
de que la CIA lo adoptara como colaborador, el intelectual cubano Raúl
Capote era en su natal Cienfuegos un intranquilo líder de la
organización de jóvenes creadores Hermanos Sainz, cuando toda forma
artística le parecía útil para dar batalla contra la burocracia en la
cultura y la sociedad.
Su
pasión desde entonces era ser escritor y mientras lo lograba, se
enfrentaba a reales o imaginarios molinos de viento que consideraba
impedían la libre expresión de su generación. De esa manera, se hizo
blanco de algunos funcionarios, quienes lo calificaban de hipercrítico,
irrespetuoso y hasta de contrarrevolucionario.
Por
las tareas de su cargo visitaba La Habana con regularidad y compartió
también el clima de transgresión que prevalecía principalmente entre los
jóvenes artistas de las artes plásticas, quienes recurrían a las formas
menos convencionales para hacerse sentir en cualquier escenario.
En
la sede de la UNEAC en la capital, fue interrumpida una conferencia de
una sexóloga alemana por un joven artista cubierto desde la cabeza hasta
los pies, con una capa rosada que imitaba un pene gigantesco, y con una
bomba de agua manual, que atomizaba una intensa eyaculación sobre los
sorprendidos participantes. .
En
las avenidas de El Vedado tenían lugar las llamadas acciones plásticas,
que consistían en especies de escenografías improvisadas que trataban
de hacer valer las más disímiles formas artísticas. Unos jóvenes
practicaban envueltos en papel aluminio otros, amarrados a verjas,
amordazados, con el cuerpo pintado interrumpían el tránsito y provocaban
el escándalo.
Muchos
transeúntes no entendían el por qué era transgredida su cotidianidad
con propuestas del arte conceptual que tomaba la capital llevado por
esos nuevos artistas plásticos, quienes consideraban esa era su
contribución desde el arte,a los cambios en curso en el país, inmerso en
un proceso de rectificación de errores y tendencias negativas
Era
la forma en que cada uno interpretaba la frase de Fidel dicha en una
reunión de jóvenes creadores por esos días, cuando, en respuesta a las
inquietudes de algunos participantes, proclamó que era preferible exceso
de libertad a que no existiera ninguna.
La
iniciativa desbordó la capacidad de las instituciones culturales para
dar cauce a esas tendencias de artistas críticos y de diferenciar entre
ideas genuinas y algunas expresiones extra culturales, que otros
promovían en aquel río revuelto en que se convirtió el propósito de
sacar las artes plásticas de las galerías e involucrarlas más en los
procesos sociales.
La KGB y la CIA, patrones indeseables
Capote
vivió ese contexto de irreverencia, se sumó con entusiasmo a las filas
de los disconformes y así debió quedar registrado en su personalización
por la sistemática indagación que la CIA hacía sobre el medio cultural
cubano, en especial respecto a los jóvenes.
Para
los analistas de esa agencia pudo ser similar lo que sucedía entre los
jóvenes creadores en la Isla a la de los movimientos de protestas de sus
iguales en la RDA, quienes decoraban el muro de Berlín con grafitis de
consignas y dibujos contra el gobierno, en sintonía con la casi total
oposición intelectual al socialismo real en la Europa Oriental y en la
hoy extinta URSS.
Transcurrían
los últimos años de la perestroika, del sistema soviético y para la
mayoría de los observadores era lógico tener en cuenta esas experiencias
dentro del pronóstico del futuro de la Isla.
Pero
aunque todos los caminos conducen a Roma, no tienen que ser
necesariamente rectos. La CIA no abordó a Raúl Capote para iniciarlo en
ninguna conspiración. Por esos años probablemente era solo un
criptónimo o un expediente más en las operaciones sobre Cuba.
Asimismo
una práctica de la inteligencia estadounidense y sus aliados, durante
más de medio siglo de guerra secreta contra el socialismo entonces ya
derrotado en Europa, demostraba era innecesario y contraproducente
involucrar directamente a los servicios de inteligencia con los
intelectuales.
La
experiencia acumulada durante decenios indicaba que se podría enganchar
a artistas y escritores en las estrategias de la CIA utilizando métodos
indirectos de influencia sobre los llamados “objetivos”, mediante
centenares de creaciones culturales, congresos y ONG fundadas para ese
fin para acercarse a cualquier intelectual y personalidad en el mundo.
Por medio de esa intrincada red de fachadas, la CIA podía adquirir sus¨ ´blancos´´,
caracterizar sus perfiles sicológicos, establecer sus fortalezas,
ambiciones, defectos y diagnosticar el tratamiento a seguir para
convencer o comprar conciencias o hacerlas adeptas a las iniciativas de
los tanques pensantes estadounidenses, creyendo, en muchos casos de
forma honesta, que defendían sus propias ideas, muy lejos de saber que
estaban manipulados por métodos clandestinos, lo que era rechazados por
muchos intelectuales liberales, para los cuales la KGB y la CIA eran por
igual, patrones indeseables.
Tampoco
se justificaba correr un riesgo con el cubano porque no calificaba en
el perfil del clásico espía de la vieja escuela, no tenía acceso a
información secreta, ni en su familia habían funcionarios importantes,
ni altos oficiales, tampoco compartía la cama con ninguna mujer
relacionada con personalidades relevantes de la política.
El
papel que le deparó la CIA también sobrepasaría desempeñarse como un
pasivo intelectual blanco de influencias, manejado a distancia por un
operador del servicio secreto estadounidense, aunque su trabajo
sobrepasaría la función de un espía implicado en el robo de información
secreta y en entrevistas clandestinas para recoger y entregar mensajes
secretos o buscar plantas de comunicación enmascaradas como piedras
artificiales en carreteras y lugares apartados.
Esas
ocupaciones fueron las tareas de más de treinta agentes de la Estación
de la CIA radicada en la Sección de Intereses de los EEUU en La Habana
durante más de diez años, hasta que en el verano de 1987 se reveló por
la televisión nacional, que trabajaban todos para la contrainteligencia
cubana.
Capote
no vivió ningún percance propio de la novela negra en ese decenio y
pasó de llevar el pelo largo, a ser un aplicado alumno del Instituto
Pedagógico José Antonio Varona en La Habana.
Kelly Keiderling, su emocionante carrera
Pero
con la derrota del socialismo soviético entre 1989-91, mucho había
cambiado en el escenario mundial y un destino diferente le esperaba a
Raúl Antonio Capote, el de ser pionero en la Isla de lo que pudiéramos
calificar como la tercera variante del espionaje y la subversión contra
Cuba.
Ya para los inicios del nuevo siglo, Raúl Capote había culminado una novela critica, El Adversario,
contratada y en proceso de edición en 2004 por una editorial
puertorriqueña, interesada principalmente en escritores jóvenes cubanos.
Ahora
el autor era conocido fuera de su país. Los servicios especiales
estadounidenses lo habían distinguido lo suficiente para que
funcionarios de la Sección de intereses de los EEUU en La Habana,
iniciaran una relación que se extendió varios años en la que se
relevaron una saga de diplomáticos de distintas características desde
algunos con reales conocimientos culturales hasta otros que no escondían
demasiado su condición de profesionales del espionaje.
Entre
todos estos resaltó Kelly Keiderling Franz, una atractiva funcionaria
que vestía impecable, usaba las más selectas fragancias, tenía el don de
convertir las conversaciones en tiempos agradables para sus invitados y
se diferenciaba de sus colegas en La Habana por la intensidad con que
vivía su profesión en la que no se permitirían demoras para alcanzar el
éxito ante de los cuarenta años de edad.
Le
gustaba aparecer en escenarios diferentes en los que se desempeñaba. En
una estancia en Afganistán se hizo fotografiar en traje de faena
militar, en el centro de otros uniformados, usando gafas Ray Ban, con
una expresión grave como si se adentrara en acciones peligrosas. Así
debía sentirse, plena de adrenalina en otro país, esta vez en Venezuela
en 2013, de donde fue expulsada por involucrase con la oposición en
actividades ajenas a su condición de diplomática.
Kelly
hizo una fluida relación con Capote y su familia y lo inició en su
reclutamiento, gradualmente hasta tener la seguridad de que había
cumplido con rigor su tarea de garantizar un nuevo colaborador al
servicio de su gobierno.
A
todos los espías y colaboradores de la CIA con quienes se relacionó
Raúl Antonio Capote y lo consideraron una ganancia para la agencia, les
tuvo que impresionar su ecuanimidad y seguridad en sí mismo y la
economía de gesticulaciones en sus conversaciones en armonía con su
apariencia de oso noble, bien plantado, con sus más de 6 pies y casi 100
kilogramos de peso. Solía oír con paciencia, no escondía sus opiniones
críticas y defendía sus ideas sin el servilismo y dependencia que para
algunos imponía el poder que representaban sus interlocutores
norteamericanos, aunque también se proyectaba como un convencido de los
valores originales de la democracia estadunidense.
El
prospecto de la CIA aguardó pacientemente que la inteligencia
norteamericana tocara a su puerta y sus expectativas se sobrepasaron con
creces en años posteriores.
El hombre de la gorra que vino con la noche
Un
misterioso personaje visitó la casa de Capote de improviso en el verano
de 2004. Era alto, entrado en los sesenta, pero las carreras diarias,
el peso exacto y la gorra de los yanquis de New York algo gastada que
cubría su media calvicie, le daban un aire juvenil. Se presentó como
oficial del gobierno estadounidense y profundizó lo que habían comenzado
sus colegas de La Sección de Intereses en La Habana antes de perderse
por donde había venido en la oscuridad de la noche del Vedado habanero.
El
enviado comprometió al cubano para liderar el llamado proyecto Génesis y
organizar así una institución cultural con jóvenes profesionales
escogidos por él y aprobados por ellos. El primer paso sería constituir
la Agencia Literaria Online para agrupar a todos los escritores que
quisieran ser representados, sin exclusiones de ningún tipo, con lo cual
se debilitaría todo el trabajo institucional sobre el sector.
Génesis
tendría como objetivo fundamental emerger como núcleo de una futura
oposición política al gobierno cubano durante etapas de crisis, ante
cambios políticos por la desaparición de Fidel, Raúl u otros
acontecimientos que abrieran el país a cambios del sistema político.
El
propio Capote escribió años después (…) “Esta organización fue definida
como una fundación para el “día después”, un tanque pensamiento que
cumpliría un sinnúmero de misiones para impedir el relevo generacional
de la Revolución, su continuidad histórica e imposibilitar que en Cuba
se pudiera repetir en el futuro un proceso revolucionario, socialista y
antiimperialista.”
Precisó
además: “ La Fundación génesis con la maquinaria bien engrasada, con
dirigentes y activistas bien entrenados, con redes bien construidas, con
una estructura sólida y vías de financiamiento bien establecidas,
saldría a la luz pública como una ONG nacida en el medio universitario
cubano, integrada por jóvenes estudiantes y profesores, con un dominio
pleno de las principales organizaciones juveniles de la universidad, con
relaciones con la comunidad, de inmediato recibiría el apoyo del
gobierno de los Estados Unidos y de las fundaciones, organizaciones e
instituciones a su servicio”. [Ver en ] http://www.tricontinental.cu/index.php/asia/1114-la-guerra-cultural-de-la-cia-contra-la-juventud-cubana ]
Una “revolución de colores” y sus futuros líderes de “Génesis”
Esos
planes perseguían reproducir en la Isla el desmontaje del socialismo en
la URSS y Europa del Este, pero en una versión perfeccionada y sin la
improvisación a que fueron obligadas las agencias oficiales
estadounidenses y su comunidad de inteligencia ante la caída en tiempo
record del llamado socialismo real.
Era la versión cubana del inicio de una “Revolución de Colores”,
estrategia aplicada en la etapa post soviética, para subvertir y
liquidar gobiernos incómodos para los EEUU, utilizando supuestos métodos
de lucha no violenta y políticos que llevaran al poder a aliados de
Norteamérica.
Fue
el programa Génesis lo que más se acercó a repetir un diseño de
gobierno provisional en el exilio como se organizó durante la invasión
de Playa Girón en 1961,integrado por dirigentes de organizaciones
contrarrevolucionarias que respondían a la CIA y esperaron en una base
militar norteamericana irrumpir en suelo cubano como autoridad, también
un “día después” por la vía del esperado éxito militar de la malograda invasión.
Pero
en la nueva situación, la derrota de la Revolución se pronosticó se
produjera provocada por una crisis interna que podría abrir paso a una
intervención humanitaria.
Ese
momento pareció llegar el 31 de julio de 2006 cuando se anunció la
grave enfermedad de Fidel Castro, y Capote se convirtió en una fuente de
información importante sobre la reacción del pueblo, funcionarios y
sector intelectual ante el acontecimiento para los diplomáticos
estadounidenses en La Habana y en Washington quienes no escondían la
euforia y perfilaban los planes para un eventual crisis de
ingobernabilidad en el país y de división de la dirección del país que
consideraban inminente.
El
joven intelectual cubano sería un líder cuando se desencadenara los
supuestos disturbios anti socialista en la Isla y fue seleccionado por
los jefes de la Sección de Intereses y los servicios especiales
estadounidenses para hacer una alocución para la TV, la Red y los
corresponsales extranjeros en nombre de una supuesta oposición, y
solicitar un proceso de transición para el desmontaje del Gobierno
Revolucionario e inclusive la intervención estadounidense.
Al
parecer, los deseos y un exceso de imaginación les impidió a los
promotores del falso liderazgo de Capote, realizar un análisis objetivo
del momento, y se apresuraron en preparar su alocución, para la cual
necesitaban de fondo una Habana tomada militarmente por tropas y los
tanques T-62 del ejército cubano, con alzamientos populares al estilo de
la crisis rumana de 1989 o de Moscú durante el golpe de estado contra
Gorbachov de 1990.
Pero
esos acontecimientos eran imposibles de crear por los activos
diplomáticos norteamericanos, ni tampoco simular en estudios de
televisión, ni se podía engañar al mundo por mucha desinformación que se
distribuyera, frente a la realidad de apoyo mayoritario del pueblo al
gobierno y de dramática espera por el mejoramiento de la salud de Fidel.
Tomado de Cuba es surtidor, blog del autor, periodista cubano
FOTO RCBáez Capote se dirige a jóvenes universitarios en el #BlogazoXCuba
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