Por Manuel E. Yepe*
El
proceso hacia la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados
Unidos comenzó oficialmente con las reaperturas de las embajadas
respectivas en Washington y La Habana, pero nadie ignora que tomará
mucho tiempo reparar las ruinas provocados por la absurda política
imperial, a fin de recorrer el complejo camino sin peligrosos
contratiempos.
No se trata de que no se sepa cuál es la meta. Todo
está previsto -casi hasta los mínimos detalles- acerca de lo que son
las relaciones normales entre naciones en infinidad de libros y tratados
sobre Derecho Internacional, público y privado, que explican los
procederes que definen la no injerencia y la normalidad.
Jean-Guy
Allard, veterano periodista canadiense acreditado en La Habana y
colaborador habitual de Radio Habana Cuba y el diario Granma, opinó en
entrevista que le hiciera Dick Emanuelsson, subdirector de la agencia de
noticias Anncol, de Colombia, que “lo bueno para Cuba es que la
maquinaria de desinformación de EEUU ha tenido que lavar la imagen de
Cuba para hacer viable el cambio.
“Cuando al imperio le convino,
la Isla pasó a ser, de un día para el otro, de diabólica a simpática.
Cuba se ha convertido en un país decente en los medios estadounidenses.
Al día siguiente de ese giro mediático, muchos países europeos,
confirmando su servilismo execrable, volaban hacia La Habana a presentar
sus respetos. Ya en eso Cuba ganó”.
Pero ahora, dice Allard, urge
levantar el infame bloqueo –que eufemísticamente Estados Unidos
denomina embargo- y terminar con más de medio siglo de maltratos a los
cubanos. “No se puede martirizar a un pueblo durante cinco décadas sin
pagar por los daños, que son enormes”.
Allard, quien se ha
convertido en un muy destacado observador de las tensiones en las
relaciones entre Washington y La Habana, hace notar que “hasta ahora la
presencia norteamericana en Cuba ha significado espionaje, infiltración,
captación y penetración. Habrá que ver si con la nueva diplomacia entre
vecinos que se anuncia será más civilizada”.
Observando el
desarrollo las relaciones de Washington con los demás países
progresistas de América Latina, el experto periodista se pregunta:
“¿Cuál será el nuevo “look” de la actividad subversiva de EEUU en La
Habana? Seguramente no renunciarán a la injerencia, la afinarán”.
El
prestigioso periodista franco-canadiense considera que hasta ahora la
actuación de toda la disidencia en Cuba está –o ha estado– orientada al
consumo exterior, de donde provienen las donaciones que propiciaron su
existencia y los mantienen con vida. “Los disidentes cubanos, tan
promocionados por la prensa afuera, son poco menos que transparentes en
Cuba”, hizo notar Allard.
Respecto a la situación de los enemigos
de la revolución en el extranjero, Jean-Guy Allard opina que “ya se ve
la confusión en el zoológico del anticastrismo. No saben de qué forma
reciclarse”.
“Esta industria, que generó millones durante décadas e
hizo la fortuna de cientos de miameros, ya no da. Miami, la ciudad de
la CIA, pasó a capital del narco y ahora se dice que es la Meca del
porno. La Miami anticubana se inició con los gánsteres de Batista y se
desarrolló con el dinero de la CIA. Tendrá, tarde o temprano, que
reorientarse hacia la nueva relación entre vecinos”.
La Industria
del odio ha sido descrita como la maquinaria más lucrativa en el estado
de Florida. Creada hace cincuenta y cinco años por el Presidente
Eisenhower para fomentar y destacar los logros de los cubanos que viven
en “democracia” frente a los que viven en Cuba, degeneró poco a poco en
una bien estructurada mafia con puntas mortales en casi todo el
hemisferio.
Con una enorme variedad de tentáculos omnipresentes, a
veces con dominio absoluto en aspectos educativos, financieros,
sociales, judiciales, religiosos, políticos, laborales y culturales en
el sur de la Florida… y un poco más allá, nadie ha podido aspirar a
ejercer un liderazgo sin su aprobación y sus bendiciones.
Por
avivar llamas de una guerra que eventualmente derroque al gobierno
cubano, esta industria ha estafado al gobierno de Estados Unidos miles
de millones de dólares.
La decadencia moral colocó a la Florida en
el pináculo de muchas estadísticas de delincuencia concentrando el
mayor grupo de funcionarios, políticos o administrativos acusados, en la
cárcel, en libertad condicional o buscados en la nación; los más
grandes fraudes de Medicare y Medicaid, y el mayor centro de comercio de
drogas en la nación, entre otras linduras.
Este ambiente criminal
ha concentrado en el Sur de la Florida la residencia de la mayor y más
diversa colección de ex dictadores, terroristas y asesinos
latinoamericanos.
*Periodista cubano, especializado en temas de
política internacional. Enviado por su autor, publicado en su blog
Manuel Yepe: Opiniones desde Cuba: https://manuelyepe.wordpress.com/2015/09/05/en-crisis-la-industria-del-odio-a-cuba/
Imagen agregada: Saavedra, personaje bufo de "Vigilia Mambisa" una de las más gritonas organizaciones contrarrevolucionarias
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