(19 octubre 1960-2015)
Sin lugar a dudas, el bloqueo se ha puesto “viejo”; mientras que Cuba socialista sigue erguida y avanza ¡con espíritu joven! Vamos en busca de perfeccionar nuestro modelo económico, social, y cultural, de más justicia social, y buen vivir para la población, para entregar el país a las nuevas generaciones de cubanos y cubanas, quienes serán los continuadores y defensores del proyecto socialista.
Permítanme un breve flash back, o, testimonio personal: Yo no había cumplido 20 años, cuando el presidente de los EE. UU., entonces Dwight Eisenhower, decretó el bloqueo contra Cuba. Mis padres aún estaban vivos, y mi abuela materna lo sobrevivió hasta su muerte a los 87 años (1968). Estudie y me gradué de mi carrera universitaria y trabajé para el Estado cubano durante 34 años hasta mi jubilación en 1996 -no mi retiro, pues, continúo siendo una profesional activa. Tuve un hijo, que eduqué y se casó hace un par de décadas atrás, y ya tengo 2 nietos pequeños…
Es decir, parte de la vida, o, la vida completa de cinco (5) generaciones de mi familia han transcurrido padeciendo riesgos, escaseces y limitaciones bajo el bloqueo de EE. UU. contra Cuba, y todavía seguimos bajo ese mismo castigo que nos impuso el vecino del Norte, estamos en la peor etapa de esa acción genocida contra el pueblo cubano: el bloqueo económico, comercial y financiero.
El bloqueo estadounidense es un hecho genocida que ocupa 55 años de la Historia contemporánea de Cuba; no sólo ha obstaculizado de mil formas el desarrollo económico, social y cultural del país –aunque no ha podido impedirlo totalmente, debido, en lo fundamental, a la resistencia infatigable y creatividad del pueblo cubano, por una parte, y, por la otra, a la persistente solidaridad internacional de pueblos y gobiernos amigos.
No ha logrado aislarnos del mundo, muy al contrario, hoy las relaciones internacionales de Cuba, bilaterales y multilaterales, son más amplias y efectivas que nunca antes, y nos favorecen extraordinariamente en la indeclinable lucha contra el bloqueo.
Contra esta agresión injustificable, se libran una batalla tras otra, en multitud de escenarios, políticos, culturales, científicos; nuestra lucha es pacífica, tiene el sentido de un enfrentamiento de ideas, y de un paradigma justo en el presente que seguirá siendo enarbolado en el futuro, hasta lograr el derribo definitivo del bloqueo.
Para la Historia de los EE. UU., el bloqueo de Cuba durante estos 55 años siempre resultará una ¡vergüenza! Porque los cubanos y cubanas habitamos en un país pequeño, un archipiélago, cuya isla mayor es Cuba (aproximadamente 110 000 km2). Nunca hemos agredido a la nación, ni al pueblo de Estados Unidos, somos los agredidos. Esencialmente la agricultura y los servicios médicos y turísticos son el eje de nuestra economía.
Sin embargo, tenemos altos índices de desarrollo humano, reconocidos por organismos internacionales (ONU) -a los que pertenecen también los EE. UU. Los éxitos alcanzados han sido posibles a costa del sacrificio constante, perseverante, de los cubanos y cubanas, estudiantes, trabajadores manuales e intelectuales.
Tal vez, más temprano que tarde, desaparecerá definitivamente el bloqueo, pero no sus huellas y cicatrices en la sociedad cubana, en las familias, y entre aquellos que no lograron sobrevivirlo. La Historia juzgará tamaña injusticia y condenará a quienes, por prepotencia y soberbia, sostuvieron el bloqueo más de medio siglo, como un arma (de probada ineficacia) para rendir la independencia, soberanía y dignidad del pueblo cubano.
Por 30 años los revolucionarios cubanos lucharon contra el colonialismo español, sin renunciar jamás a sus derechos. Por 55 años, y más, si fuese necesario, lucharemos contra el bloqueo que decretó contra nosotros un gobierno estadounidense, que confirmaron y tornaron más agresivo sucesivas administraciones, hasta hoy.
*Cubana.
Periodista e investigadora histórica y cultural. Licenciada en
Historia, con especialidad en Urbanismo. Máster en Ciencias Estudios
sobre América Latina, el Caribe y Cuba Miembro de la UNEAC, la Unión de
Arquitectos e Ingenieros de la Construcción y la UPEC. Cumplió tareas
como funcionaria del Servicio Exterior del MINREX en Cuba
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