Por Osmany Sánchez
Como cada año por esta fecha, siguiendo un guión escrito allá en el
Norte, los principales medios de prensa y los pseudos periodistas
-también llamados mercenarios de las teclas- de dentro de Cuba se lanzan
a describir a la Revolución Cubana y su sistema social como un completo
fracaso. Nada nuevo, los mismos argumentos una y otra vez.
El
supuesto fracaso de nuestro sistema lo podemos analizar desde dos
puntos de vista, el primero por las cosas que no hemos logrado hacer y
el segundo por las cosas que hemos permitido que sucedan. Los
pesimistas, los agoreros, preferirán siempre ver lo que falta, los
optimistas, los revolucionarios, además de no conformarnos con lo que
nos falta, vemos también lo que no hemos permitido que suceda.
Me
dicen que mi sistema es un fracaso y que no es viable porque no tenemos
un desarrollo económico como un país del primer mundo y ahí empiezan
las comparaciones. No tiene mérito alguno que los cubanos cuenten con
salud y educación gratuita porque en Canadá y Noruega también la tienen…
A
la hora de analizar los tropiezos de nuestro país en su desarrollo
económico, jamás nuestros detractores se detienen a analizar los
factores externos que nos impiden ese desarrollo. La culpa es toda del
gobierno, del sistema. Por supuesto que no me voy a aparecer yo aquí a
decir que no se han cometido errores, se han cometido y muchos pero
ignorar el bloqueo sería imperdonable.
En
una ocasión escuché decir al presidente ecuatoriano Rafael Correa que
decir que el sistema cubano fracasó sin tener en cuenta las acciones
norteamericanas para impedir el desarrollo económico de Cuba, era como
tomar a una persona, amarrarle los pies y las manos, lanzarla en una
piscina y entonces decir que se ahogó porque no sabía nadar.
Desde
el propio inicio del proceso revolucionario hemos tenido a noventa
millas de nuestro país a la principal potencia del mundo tratando de
ahogarnos por todos los medios posibles, desde terrorismo hasta bloqueo
económico. ¿Es despreciable el bloqueo? Yo creo que no.
Cuantas
cosas hubiésemos podido hacer si pudiéramos utilizar el dólar para
comerciar como cualquier país del mundo, si pudiéramos comprar y vender
en el primer mercado del mundo y no tener que hacerlo a miles de
kilómetros de distancia. Qué ventajoso sería que los barcos pudieran
entrar a Cuba sin tener que estar luego 6 meses sin poder entrar a
Estados Unidos.
Cuántas
oportunidades de negocios se abrirían para Cuba si para venderle un
producto a Estados Unidos el vendedor no tuviera que demostrar que no
contiene más de un 10 % de productos de origen cubano. La plataforma Scarabeo 9 que
recientemente exploró en Cuba en busca de petróleo, tuvo que ser
construida especialmente para esta operación pues para perforar en Cuba
no podía contener más de un 10% de productos norteamericanos. ¿Es
despreciable el bloqueo? Yo creo que no.
Dicen
que el sistema cubano es un fracaso porque los cubanos emigran. En esto
hay algo de cierto, yo aspiro a que mi país sea un lugar de donde los
jóvenes –sobre todo los jóvenes- no quieran irse y que los que estén
fuera quieran regresar, pero es que no podemos obviar que somos un país
del tercer mundo y es normal que exista migración.
El
nivel de instrucción de los cubanos –gracias a la Revolución- le da
ventajas sobre otros cuando emigran por eso no solo optan por países del
primer mundo sino también viajan hacia el Sur. A diferencia de lo que
insinúa la gran prensa no son los cubanos quienes más emigran, en esa
lista están por delante de Cuba muchos países a los que nadie le
cuestiona su vocación “democrática”. Otra curiosidad sobre este tema es
que mientras que las personas que emigran de otros países son emigrantes
económicos, los cubanos son automáticamente denominados “exiliados”.
Cuando
un cubano llega a los Estados Unidos tiene inmediatamente permiso de
trabajo, acceso al Social Security, reciben una tarjeta de residencia
permanente (green card), residencia legal al año y un día, Federal food
stamps (alrededor de 170 dólares por 6 meses, si tienen hijos pequeños
les pagan más, además reciben 180 dólares en efectivo por 6 meses),
educación universitaria gratis por cinco años para algunas carreras, por
ejemplo Contabilidad, acceso al medicare (atención médica gratuita por
un año)
Si
el resto de los habitantes del mundo tuvieran estas ventajas unos
cuantos países se quedarían vacíos y nadie los llamaría exiliados.
Les
decía al inicio que los logros o fracasos de nuestro sistema en estos
54 años podemos medirlos no solo por las cosas que no hemos logrado
hacer sino por las cosas que hemos impedido que sucedan. Gracias a la
Revolución hemos impedido que los niños se vean amenazados por las
drogas, la desnutrición o la prostitución infantil, que las calles se
llenen de armas y que cualquier loco comenta un asesinato en masa, que
la población se quede abandonada en tiempos de crisis, que el gobierno
apoye a los banqueros y no al pueblo, que ningún cubano no tenga acceso a
salud o educación por falta de dinero…
Este
es el cuento de nunca acabar. Unos preferirán siempre ver el vaso medio
lleno y comenzarán este 2013 con muchas esperanzas y ganas de trabajar
para contribuir a tener cada un día un país mejor. Otros seguirán viendo
el vaso completamente vacío y hasta roto, estos son los mismos que
llevan 54 años de fracasos. Y seguirán contando…
Tomado de La Joven Cuba
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