Para su sorpresa, cuando ella chequeó cómo lo estaban haciendo los primeros niños que ella había instalado, el director de la escuela le dijo que ellos sobrepasaban de lejos a los demás estudiantes en las asignaturas de lectura y matemáticas, por lo que los maestros se concentraban en enseñarles el inglés. Incluso esto no era gran problema, ellos lo agarraban rápido. Sylvia me dijo que esa experiencia se repitió una y otra vez. Los niños cubanos inmigrantes venidos de escuelas cubanas dentro del sistema escolar de Miami Dade son generalmente tan buenos en lectura y matemáticas como los mejores estudiantes de sus nuevas escuelas.
No existe evidencia sistemática que pueda probar que la historia de Sylvia es una regla. Cuba nunca ha participado en las dos tests internacionales en que los estudiantes de Estados Unidos toman parte: el Tercer Concurso Internacional de Matemáticas y Ciencias TIMSS ( siglas en Inglés, not. del trad). que examina los estudiantes de octavo grado en un gran número de países cada cuatro años, y el Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes, PISA (siglas en Inglés, not. del trad.) que realiza similar muestreo al azar con estudiantes de quince años cada tres años. Los resultados de esos exámenes son ampliamente divulgados internacionalmente y devienen importante trigo para el granero político de las naciones.
Hasta ahora, los estudiantes cubanos de tercer y cuarto grado han participado en las pruebas de América Latina en 1997, patrocinados por la oficina de
Ocho años atrás, realicé numerosas investigaciones utilizando la prueba de 1997 y ello me llevó a conocer mejor el por qué los estudiantes cubanos de tercer y cuarto grado lo hacían tan bien. Filmé en video y analicé las lecciones de matemáticas de tercer grado en Cuba, Brasil y Chile y entrevisté a maestros, directores de escuela y a los funcionarios ministeriales, para conocer lo que hay detrás de los resultados de las pruebas. Lo que vi me convenció que las diferencias en los resultados no fueron casuales. Las clases cubanas eran bien pensadas, los maestros cubanos bien entrenados y las escuelas cubanas responsablemente administradas. Finalicé escribiendo un libro con dos de mis estudiantes sobre el éxito educacional de Cuba titulado Las ventajas Académicas de Cuba. No pude decir nada en el libro acerca de mi sospecha pero estaba casi seguro que pese a la obvia carencia de recursos de Cuba, los estudiantes cubanos de tercer grado que yo filmé tendrían mejores resultados en matemáticas que la mayoría de los estudiantes norteamericanos que yo había observado.
Entonces, cuando los resultados del Segundo Estudio Regional Comparativo UNESCO 2006 (SERCE en español) fueron anunciados el 20 de Junio estaba deseoso por ver los resultados obtenidos por los estudiantes de los tres países que yo había estudiado. No mucho había cambiado. Los estudiantes cubanos estaban de nuevo en una liga para ellos solos, en comparación con los estudiantes en América Latina.
Sin embargo, una cosa había cambiado desde 1997: siete países latinoamericanos participaron en los tests PISA y esos mismos siete países participaron también en SERCE. Esto creó una especie de puente entre un test (PISA) que hicieron los estudiantes estadounidenses y el test (SERCE) realizado por los estudiantes cubanos. Cierto, el test PISA fue para estudiantes de quince años de edad, principalmente en noveno y décimo grados y el test SERCE fue realizado por cursantes de sexto grado. Pero incluso con solo siete países comparados, los resultados del PISA 2006 y el SERCE 2006 son altamente correlacionados. De manera que esta alta correlación puede desarrollarse en una estadística confiable entre ambos tests.
Estudiando detenidamente los resultados alcanzados por los estudiantes cubanos en el test SERCE, dentro de esta fórmula, obtuvimos un estimado razonablemente exacto de los resultados que los estudiantes cubanos de quince años hubieran podido obtener en el test PISA 2006 que hubieran tomado en matemáticas y lectura. Podemos entonces comparar esos estimados con los que obtuvieron los estudiantes estadounidenses en el PISA 2006.
La sospecha de Sylvia y mía de que la educación cubana puede que sea mejor en promedio que la norteamericana se volvió probablemente cierta. De acuerdo con mis cálculos, los estudiantes cubanos hubieran obtenido mejores resultados en matemáticas que el promedio de los estudiantes norteamericanos. Los estudiantes cubanos de quince años hubieran alcanzado 499 en matemáticas y 501 en lectura en PISA 2006. Los estudiantes norteamericanos alcanzaron 474 en matemáticas en 2006(no se reportaron resultados en lectura) y en PISA 2003, el promedio de Estados Unidos fue de 486 en matemáticas y 496 en lectura.
Los resultados de Cuba en PISA son una proyección y pueden estar afectados por los usuales errores estadísticos. Las escuelas de enseñanza media de Cuba pueden ser de menor calidad que las de enseñanza primaria, por lo que los resultados pueden ser más bajos que los estimados por mí. Pero el estimado resulta lógico. El gobierno cubano pone grandes esfuerzos en la educación y buenas escuelas son una alta prioridad para la sociedad cubana.
Las escuelas cubanas utilizan el programa de estudios europeo en matemáticas, el que de acuerdo con los expertos es mejor que la variedad de programas de matemáticas utilizados en las escuelas norteamericanas. La educación de los maestros cubanos es estrechamente controlada por el Ministerio de Educación que insiste en que los maestros conozcan cómo enseñar el programa. Cuando los jóvenes maestros comienzan a enseñar, los colegas de experiencia y el director los tutela por varios años. Los estudiantes no cambian de escuelas, y en el nivel primario usualmente tienen el mismo maestro al menos por cuatro grados.
Esto es definitivamente una fórmula para el éxito, una que varios educadores estadounidenses han impulsado durante años.
Nosotros hemos sancionado a Cuba por cerca de cinco décadas debido a abusos de los derechos humanos. No hay dudas que los adultos cubanos carecen de muchas de las libertades que nosotros apreciamos aquí. Pero, quizás podamos aprender algo de los cubanos acerca de los derechos que les denegamos a muchos de nuestros niños - un entorno seguro, Salud pública decente y escuelas que les garanticen altos niveles de aprendizaje.
*El autor es Profesor de Educación y Economía en
Traducción: Carlos Benet Pérez, Cubarte.
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