jueves, 27 de noviembre de 2008

Adriana Perez y Olga Salanueva no detienen sus pasos

Por Graciela Ramírez

Vuele a ti mi corazón,
y el cielo
sosténgale gozoso,
en el empeño.
Dale amor, cuando concluya
el vuelo
Por ti...
renuncio a ser su dueño

Tu René

(Poema de René a Olga. 15-08-2002)

Olga y Adriana

Adriana Pérez y Olga Salanueva no detienen sus pasos a pesar de la reiterada negativa del gobierno de Bush a otorgar las visas que les permitan llegar hasta las prisiones norteamericanas de las ciudades de Victorville y Marianna, donde cumplen injusta condena sus esposos.

Olga residió legalmente en EE.UU., es madre de una niña norteamericana y su esposo René González es ciudadano de EE.UU por nacimiento. René, condenado a 15 años de prisión, sufrió todo tipo de chantajes de la Fiscalía para que se declarara culpable de acciones que jamás cometió. Lo coerción apuntó directamente hacia su familia.

Ante la digna negativa de René, todo el odio de la mafia terrorista de Miami y el gobierno de EE.UU. recayó sobre ellos. En agosto del año 2000 Olga fue detenida sin que pesara sobre ella acusación alguna. El objetivo principal de ese cruel encierro era presionar al máximo a esa familia y tratar de doblegar a René. Al no poder lograrlo, Olga fue deportada a Cuba luego de 3 meses de injustificada prisión, despojada de todas sus pertenencias, esposada y sin permitírsele siquiera traer consigo a su pequeña hija. Pero las violaciones a esta familia no culminaron allí.

Olga Salanueva ha solicitado su visa año tras año. Durante 8 ocasiones el gobierno de Estados Unidos se la ha denegado utilizando diferentes argumentos. El 16 de julio del 2008 le especificaron que "era inelegible con carácter permanente". De acuerdo a la última respuesta Olga y René solo podrán reencontrarse cuando René cumpla su injusta condena.

El caso de Adriana es más grave aún, su esposo Gerardo Hernández, fue condenado sin pruebas a dos cadenas perpetuas. Desde el 12 de Septiembre de 1998, fecha de su arresto, no pudo recibir la visita de su esposa ni una sola vez. En julio del 2002 el gobierno de EE.UU. otorgó visa a Adriana para visitar a Gerardo. Pero el 25 de julio, cuando Adriana arribó al aeropuerto de Houston, Texas, fue detenida arbitrariamente, interrogada durante 11 horas, fotografiada, tomadas sus huellas dactilares como si se tratara de un delincuente, no se le permitió la asistencia de abogado alguno, ni tampoco la de los funcionarios de su Consulado. Su visa fue revocada y de inmediato se la envió de regreso a Cuba sin permitirle visitar a su esposo.

En aquel momento Adriana tenía solo 32 años y Gerardo 37. Cualquiera puede imaginarse la enorme ilusión que tenía esta pareja de reencontrarse, aún en las duras condiciones que impone una prisión. Gerardo lo reflejaba en sus cartas de aquellos meses con exquisito humor:..."¿ya te explicaron cuales son las reglas para la visita?"...

Postal de Gerardo a Adriana, 16 de Marzo de 2002


Durante estos años nos hemos preguntado si la concesión de aquella visa fue en realidad un abusivo y grosero ardid para someter a Gerardo y Adriana a un nuevo tipo de tortura psicológica. Al igual que Olga, cada vez que ha solicitado visa, el gobierno de Estados Unidos ha utilizado diferentes y absurdos argumentos. El 16 de julio de este año le comunicaron que "debía esperar la respuesta del Departamento de Estado".

Adriana y Gerardo llevan una década sin poder reencontrarse. Nos preguntamos: ¿Esperar? ¿Cuánto más deben esperar?

El caso de los Cinco Cubanos, como se les conoce ya en todo el mundo a René, Gerardo, Ramón, Antonio y Fernando, encierra decenas de violaciones a los derechos humanos, el derecho de familia, el derecho de los prisioneros, la Constitución de EE.UU., el derecho internacional, los derechos civiles y políticos y el más elemental de todos ellos: el derecho a la presunción de inocencia y a celebrar un juicio justo e imparcial. Todo ha sido violado escandalosamente en el caso de los Cinco.
Con el objetivo de doblegar la moral ejemplar de estos hombres, el gobierno de Estados Unidos ha ensayado con ellos un nuevo método de crueldad y tortura psicológica, negando, obstaculizando y dilatando las visas a sus familias en todos los casos.

De acuerdo al sistema de prisiones norteamericanas los detenidos tienen derecho a recibir la visita de sus familias todos los meses, es decir 12 veces al año, lo que equivaldría a que cada uno de ellos debería haber recibido 120 visitas de sus familiares durante estos 10 años de injusto encierro.
Esto no se ha cumplido jamás con ninguno de los Cinco. Sobran dedos de las manos para contar cuántas veces Mirtha, Magali e Irma han podido visitar a sus hijos. Sobran también para las visitas de Elizabeth y sus niñas a Ramón, y Rosa Aurora a Fernando. La dilación ha llegado a ser en algunos casos de más de dos años.

Pero la gravedad extrema se da en los casos de Gerardo y Reée. Ni una sola visita ha sido permitida a Olga y Adriana.

De esta manera infligen otro castigo adicional, que traspasa los barrotes de la celda, la alambrada de la cárcel. El castigo se traslada a las familias y ya no son Cinco los cubanos condenados, sino 20, 30, no son solo estos hombres gigantes que tanto ama el pueblo cubano y cuyos rostros exhiben con orgullo como muestra de entereza y dignidad. El castigo ha llegado a sus madres, sus esposas y sus hijos. No emplean para ello la fuerza brutal de la descarga eléctrica, la paliza o el submarino. Es mucho más sutil y tenebroso, porque no deja marcas exteriores que puedan demostrarse en una corte. La falta de contacto familiar, la ausencia del beso, del abrazo, de la única caricia, de la conversación de lo que ocurre en sus vidas, va dejando en ellos y sus familias, no una huella sino un surco, grande y profundo donde la ausencia de todo afecto cercano puede hacer más estragos psíquicos y físicos que cualquier agresión directa.

No solo condenaron a René a 15 años de prisión y a Gerardo a dos cadenas perpetuas, quieren condenarlos también a la infinita tristeza de no poder recibir la calidez del abrazo, la luz de la mirada y la ternura de la sonrisa de Olga y Adriana.

Los abogados de la defensa trabajan sin descanso para presentar el caso ante la Corte Suprema de Justicia, con el ruego de que esta máxima instancia se apegue al derecho y escuche el clamor del Grupo de Detenciones Arbitrarias de la ONU, parlamentarios, juristas, Premios Nóbel y personalidades del mundo que exigen la libertad inmediata de los Cinco.

Organismos de derechos humanos como Amnistía Internacional han denunciando la violación al derecho de visita familiar como "una punición innecesaria".Trece Alcaldes de California, 187 Europarlamentarios, 110 Parlamentarios de Inglaterra, 56 Parlamentarios de Canadá, Parlamentarios de América Latina y el Caribe, sindicatos ingleses y norteamericanos, la Vice-Presidenta del Senado de México, la Comisión Internacional por el Derecho a Visita Familiar junto a personas de bien de todas las latitudes exigen al gobierno de Estados Unidos las visas para las dos mujeres cubanas y visados regulares para todas las familiares.

Mientras tanto, Olga y Adriana, siguen golpeando puertas para llegar a las lejanas prisiones donde EE.UU. mantiene encerrada la verdad, la dignidad, el decoro y todo el amor negado a René y Gerardo en un década de enorme injusticia.

El 25 de Noviembre se celebró el DIA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES. La negación reiterada de visados a Olga y Adriana, el chantaje, el abuso, la detención por meses o por horas que el gobierno de Estados Unidos aplico sobre ellas es una nueva forma de violencia cruel e injustificada. Es hora de detener este atropello hacia las dos mujeres cubanas. No puede ignorarse el daño que se está haciendo a ellas, los prisioneros y sus familias, no puede ignorarse el clamor internacional.

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