Por Nuria Barbosa León
Naces un primero de enero de 1959, tu natalicio fue el cambio de la humanidad que dijo basta y echó andar en una vereda sin conocer por qué: caminante no hay camino, se hace camino al andar, en un momento en que la era parió un corazón.
En los primeros años se conjugó la inexperiencia y el deseo de un hacer diferente. Se nacionalizaron los principales bancos e industrias, se entregaron las tierras a los campesinos, se acometió una reforma urbana, se formalizó la base para un estado socialista y se radicalizó un proceso social de cambio.
Luego vino la victoria en Playa Girón en 1961 y la declaración del carácter socialista del nuevo gobierno, pero a su vez los jóvenes tomaron las cartillas y se fueron a alfabetizar a los millones de cubanos ignorados por todo un siglo de capitalismo subdesarrollado.
En los primeros pasos de tu marcha, se acometieron planes de estudios y millares de personas se incorporaron a las becas. Aprender resultó ser una oportunidad gratuita hasta la universidad. Así mismo se iniciaron los programas de vacunación, de cuidados maternos-infantiles, de prevención de enfermedades y de atención de salud para todos, sin exclusión.
Símbolos de unidad son las campañas cafetaleras, las movilizaciones a la agricultura, la integración a las milicias y la participación en la zafra azucarera, y si en el 70 no se pudieron llegar a los diez millones de toneladas de azúcar producidas, no quedó en el ánimo como una derrota si no como la experiencia necesaria para sentarse a pensar antes de echar a correr.
El enemigo ha sido el hada malévola que pronosticó tu muerte antes del nacimiento, y para no sentirse derrotado inventó con su vara mágica el bloqueo y todas las demás leyes extraterritoriales donde pretende que los demás países no se acerquen ni siquiera a curiosear.
Pero la brujería se ha virado contra ellos, porque has hecho bien a todos. Un ejemplo está en la sangre cubana sembrada en los países africanos, saqueados y esclavizados durante siglos. Ha ondeado tu bandera en los podios deportivos del mundo y tus atletas y artistas son embajadores de buena voluntad.
Destellas seguridad para todos tus compatriotas, tus calles están limpias de mafias, no se venden drogas en las esquinas, no hay secuestros, hay garantía judicial para los reclusos, no se tortura y nunca ha aparecido un asesinado por sicarios de la policía ni bandas paramilitares.
Momento triste fue el proceso de rectificación de errores decretado en la década del 80 y truncado por un período especial que puso a prueba los verdaderos genes revolucionarios. Fue cuando se engendraron nuevas fortalezas, ante un sistema socialista que te dejaba sin auxilio y un imperialismo que arreció en su bloqueo.
Ese fue el cimiento para soportar la caída de los amigos y mantenerse en pie, pese a las limitaciones económicas. No hubo casualidades sólo el espíritu ideológico de conservar las conquistas de la Patria, la Revolución y el Socialismo.
Muchos de tus hijos han emigrado hacia otros países buscando un bienestar económico individual y desde lejos no han dejado de reconocer los valores humanos de un sistema social diferente que cumple 50 años pero que no ha dejado de lactar dentro de un mundo veterano en sus doctrinas y hegemónico en la ambición y el consumismo.
Tus poros destellan solidaridad, laboriosidad, inventiva. Tu rostro es dinamismo y tu cuerpo es infatigable. Aún no tienes señales de vejez porque no has dejado de crecer y tus células están sanas. No hay peligro de contaminación con el cáncer capitalista y hasta los más necios reconocen tu salud.
Celebremos los 50 años de tu nacimiento y nunca apaguemos las velas del kake gigante para que nos den la luz de las ideas en los siglos futuros. Cantemos felicidades en un coro gigante y luego apretémonos las manos, unamos los hombros y confiemos en nosotros mismos porque en esta Revolución somos muchos más que dos.
Ver: http://aniversario50.cubava.cu/
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