En la mañana del 9 de diciembre de 1824, en
Este nuevo aniversario de
El Bicentenario gubernamental
He seguido con atención los agasajos conmemorativos que planifican varios Estados latinoamericanos, de los que Chile fue pionero a partir del año 2000. Precisamente en julio de 2007, se realizó en ese país del Cono Sur,
El planteamiento del Bicentenario tal como predomina, es desde el punto de vista historiográfico bastante reduccionista. Solo se plantea hacer énfasis en las fechas de los estallidos insurreccionales de 1809-10 y sus años inmediatos. El contexto de los procesos emancipadores latinoamericanos de esta forma queda limitado y se desconoce la importancia de acontecimientos trascendentales que le antecedieron, que conforman el recorrido de rebeldías y luchas de nuestros antepasados. Las ausencias no son casuales. En ellas está precisamente el deslinde ideológico, la servidumbre y opresión sobre los pueblos originarios, la esclavitud de los negros cazados en África y el tema abolicionista, el aporte de quienes venidos de la opresión monárquica y pobreza peninsular, continúan en estas tierras sus anhelos de trabajo honrado, y fundan por la base de los destinos comunes, el mestizaje de amores compartidos y la laboriosidad, el encuentro de culturas, realmente fundacional, el que nos acerca y hermana con la entrañable España popular. Este “olvido” sustenta además el interés de vender la matriz liberal, y desconocer los movimientos que ya en la época de la independencia desbordan y superan las limitaciones de los pensadores burgueses de entonces.
La limitada cronología no solo excluye acontecimientos trascendentales como la rebelión de Tupac Amaru, en 1780-81, y
Como aparece en los documentos y declaraciones, se manipula el tema del Bicentenario hacia el interior de cada país, con un enfoque en el que está ausente la visión latinoamericanista de signo bolivariano. Simón Bolívar (1783-1830) y los próceres que con el coinciden en el proyecto integracionista, están ausente en el panorama que construye la actual propaganda política del Bicentenario, que impulsan algunos gobiernos del área.
Está de más recordar que José Martí (1853-1895), el pensador independentista de mayor calado y universalidad después de la muerte de Bolívar, es intencionalmente desconocido. Su pensamiento superador del liberalismo, nacionalista revolucionario y antimperialista, resulta inconcebible en una plataforma como la que se nos intenta vender. Es que Martí explica y propone el eje más esencialmente, de toda conmemoración de los procesos de independencia realizados en el Siglo XIX: Se trata de que hasta hoy, no ha culminado la verdadera independencia de América Latina. Precisamente por compartir esta definición martiana, no asumimos el Bicentenario como proceso que se detuvo “en la historia”.
De la independencia a nuestros días, en cada país y a nivel continental, hay preguntas que reclaman definir qué es lo que queremos conmemorar, más allá de las efemérides y los fastos de oficio: ¿Por qué fracasó el Congreso de Panamá y con el proyecto integracionista bolivariano? ¿Por qué lo hizo también en Centroamérica el proyecto de Francisco Morazán (1792-1842)? ¿Cómo repensar hoy una América Latina unida, soberana y próspera?...
¿Cuál es la lectura que debemos hacer de las repúblicas oligárquicas de liberales y conservadores que sucedieron a la independencia? ¿Hasta cuándo se va a mentir sobre la llamada “Pacificación de
¿Cuáles son los hilos que conducen a los procesos revolucionarios del siglo XX, a
Suma a la intencionalidades descritas el hecho de que los señalados programas de los Bicentenarios gubernamentales, en la perspectiva “iberoamericana” tienden a repetir los compromisos de silencio que hicieron en 1992 del medio milenio –V Centenario- del descubrimiento de América, un acontecimiento de memoria escurridiza, mientras se consumían los mensajes –y los dólares- que la monarquía de la península Ibérica repartía generosamente, en el interés de vendernos un “encuentro de dos mundos y culturas”, que realmente fue un encontronazo de cruel guerra de conquista, esclavización y saqueo. A tal efecto ya pasea por América, el señor expresidente Felipe González, quien de representante del neoliberalismo, los monopolios y grupos financieros que realizan el actual saqueo de nuestra región, ha devenido en el Embajador “extraordinario y plenipotenciario” del Reino de España para la referida conmemoración. Interesa entonces, retomar la tradición de los primeros rebeldes de América, de quienes ante la ofensiva conservadora de 1992, declararon el 12 de octubre Día de
Preocupa también, junto al contenido y la forma en que están organizando el Bicentenario Latinoamericano desde la perspectiva de los Estados burgueses, la desatención de no pocos compañeros de izquierda, sus organizaciones, partidos y representantes en los espacios de gobierno que se han conquistado en lo local y nacional..
Por dónde vamos
No todo es aridez y espacio abierto a la manipulación oligárquica. De forma creciente el espectro del Bicentenario Latinoamericano se refuerza con las iniciativas que nacen desde los interesas nacional populares. A pesar de que las respuestas que se articulan, están sepultadas por el monstruoso flujo mediático, con que se nos disemina y pretende ignorar; podemos constatar como en prácticamente todos nuestros países, aparecen colectivos, instituciones y personalidades que investigan y difunden las raíces de la historia, ponen al alcance de la población las fuentes bibliográficas y documentales para la comprensión de los procesos independentistas, y realizan novedosas iniciativas y actividades culturales y artísticas, con el objetivo de recuperar la memoria histórica y el sentir de las y los latinoamericanos, sobre su devenir como sociedades solidarias, unidas por una cultura y destino compartido.
En Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, la oportunidad de hacer del Bicentenario un bastión de la batalla de ideas, frente al cerco y la agresión ideológico cultural de la oligarquía y el imperialismo, se perfila como una necesidad de la propio combate por la defensa de estos procesos emancipatorios.
Los bolivianos iniciaron sus actividades en 2003. El Encuentro Latinoamericano de pueblos indígenas, en tanto precursores de los movimientos revolucionarios de Independencia, en Chuquisaca; así como el Proyecto Bolivia Profunda, muestra la fuerza y diversidad del aporte de las culturas originarias; y constituyen iniciativas de importante calado.
Sin dudas los talleres y reuniones que realizamos para conmemorar el bicentenario de
En diciembre del 2007, se realizó un encuentro de diferentes voces y miradas acerca de las revoluciones en
El Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) aprobó el pasado año, la creación del Grupo de Trabajo “El Bicentenario Latinoamericano: Dos Siglos de Revoluciones a
En septiembre de este año, el eco del Bicentenario estuvo en el Foro Social de las Américas, realizado en Ciudad Guatemala. En los días finales de noviembre, en el Paraguay, nos reunimos en el Grupo de Trabajo de CLACSO, y tras una fructífero intercambio que privilegió el conocimiento, recibimos la buena nueva de la cancillería y la universidad paraguaya, sobre los trabajos de una Comisión Nacional del Bicentenario que se encamina a rescatar los legados de heroísmo de ese hermano pueblo.
El miércoles 3 de diciembre se debatió el Bicentenario en Buenos Aires, en
El lunes 1 de diciembre
En Venezuela,
En Colombia –en
Desde Ayacucho
El patriota puertorriqueño Eugenio María de Hostos (1839-1903) afirmaba: "Ayacucho es, pues, más que una gloria de estos pueblos, más que un servicio hecho al progreso, más que un hecho resultante de otros hechos, más que un derecho conquistado, más que una promesa hecha a la historia y a los contemporáneos de que los vencedores en el campo de batalla eran la civilización contra el quietismo, la justicia contra la fuerza, la libertad contra la tiranía, la república contra la monarquía; Ayacucho es un compromiso contraído por toda
La lectura de los acontecimientos históricos –afirma el paraguayo Víctor Jacinto Flecha-, aún cuando los eventos sean los mismos, cambia de acuerdo a las interrogantes que hace el presente. Es decir, que si bien el presente es producto o resultado de un proceso proveniente del pasado, el presente de alguna forma construye el pasado desde sus necesidades de respuestas para continuar siendo en el futuro. Bien puede ser esta la ocasión propicia para recontextualizar el tema de los procesos independentistas americanos, y ratificar que América Latina es hoy nuevamente, un laboratorio de las emancipaciones modernas.
En Ayacucho pelearon y vencieron patriotas de toda Sudamérica. No faltaron los antillanos, los cubanos. Esta es una lección que una y otra vez, ratifica para el presente el Bicentenario Latinoamericano. Se incorpora a la prospectiva de la hora actual: Suma certezas a los esfuerzos mayores y definitivos que se realizan, a favor de la cohesión y la integración latinoamericana, frente a nuestro enemigo común, el imperialismo de los Estados Unidos de América,
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