domingo, 5 de julio de 2009

Crónica de hoy

Por Jessica Isla*

Amigos, amigas, les envío…

Casi siempre sé que escribir. Soy escritora, a eso me dedico, a juntar las palabras para que puedan entenderse, leerse, compartirse. Hoy sin embargo, las palabras se encuentran en algún lugar lejano entre mi cerebro y mi pecho. No quiero ni hablar. Estoy triste.

Hoy que pensábamos que el Presidente aterrizaba en Tegucigalpa, militarizaron el aeropuerto y el ejército abrió fuego contra más de 500,000 civiles indefensos y desarmados, entre ellos hombres, mujeres y jóvenes. De nada valió que nosotros y nosotras fuéramos desarmados, de nada valió decir que era una resistencia pacífica, de nada valieron las protestas, los gritos y los llantos ante esta horda de asesinos y salvajes. Entre los muertos que hasta ahora son tres, se encuentra un joven de 14 años y no puedo evitar pensar en parte de mi familia que tiene esa misma edad. Pienso en el dolor de su madre cuando reciba la noticia, pienso en la existencia arrebatada de un golpe, cuando se estaba manifestando por la libertad y la vida.

Pienso también en la alegría de las compañeras bailando y gritando cuando el avión donde venía el Presidente sobrevoló la manifestación donde estábamos y el ritmo de los tambores que celebraban su regreso, la gente bailando y luego la desmovilización urgente porque el gobierno de facto ordenó a última hora el toque de queda a las seis y media de la tarde, cuando todavía a las seis estábamos protestando. Que quede claro, protestamos, estamos en resistencia por el regreso de la democracia de la libertad, aunque muchos fascistas no quieran entenderlo.

Me duele el lado izquierdo del cuerpo, lugar donde si creemos a la medicina china y a la homeopática, guardamos los sentimientos y también me duele la izquierda política, porque un grupo que se hace llamar “la izquierda inteligente” se ha unido a la clase de poder en la represión, justificando las acciones violentas de la derecha con argumentos sacados de quien sabe dónde, solo esperemos que como dijo Cristina Kichner, los brazos de la represión no lleguen a tocar las puertas de sus casas el día de mañana.

El movimiento popular se ha reconfigurado y vemos otras caras y otros actores políticos en el escenario. Sabemos que siempre han estado allí pero ahora han resurgido y están en las calles, el movimiento indígena y afro-descendiente, el movimiento feminista, el movimiento de patronatos y barrios, el movimiento estudiantil, los maestros y maestras, lideresas de barrios, artistas, escritoras y escritores, teatreros, pintoras, personas que salen a las calles sin afiliación ninguna y sobre todo muchos jóvenes de ambos sexos, marchando, luchando por lo que creen.

Hoy visité de nuevo mi lado triste y en estos momentos eso también me da fuerzas, así como la alegría, como el dolor. Somos muchas, somos muchos y todos somos Honduras. Llegaremos hasta el final. Porque estamos en resistencia y eso es estar amando en la vida, luchando por la libertad.



*Escritora y feminista hondureña.

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