Creo que ningun otro texto podría ser más a mi gusto para celebrar este día que me honra, que nos honra, que este que publicaramos en fecha semejante, en el año 2006, con mucho uno de mis años más felices. Me atrevo a poner como imagen una foto que me hicieran para responder a campañas contra Cuba, en mis años en la BNJM. Felicito a todos mis colegas en este día, y quiero hacer un aparte para felicitar a dos personas que sin ser bibliotecarias, desempeñaron su labor como Directores de la Biblioteca Nacional: Sidroc Ramos y Eliades I. Acosta. Vayan tambien a ellos mi felicitación, mi admiración, mi respeto y mi afecto inclaudicable:
MENSAJE A LOS BIBLIOTECARIOS CUBANOS EN SU DÍA
Cada 7 de junio los bibliotecarios cubanos somos homenajeados por la sociedad. Se rememora así el natalicio de Antonio Bachiller y Morales, polígrafo renacentista nacido en esta isla en 1812, periodista y patriota que sufrió el exilio por sus ideas, al que debemos la aparición, entre otros muchos títulos, de los tres tomos de unos “Apuntes para la historia de las letras y la instrucción pública en la isla de Cuba”.
En la figura de Bachiller se resume el paradigma del bibliotecario cubano de nuestros días, la persona con suficiente sentido de entrega y servicio al bien común, al avance de las ideas, de las ciencias y la literatura como para servir de puente gracias al cual otros alcanzarán orillas cada vez más distantes. Sin este sentido de profunda humildad y entrega no se concibe a quien desempeña nuestra labor. Por eso trabajamos en el mundo del silencio. Por ello pocas veces estamos presentes en la primera fila de los acontecimientos culturales y sociales. Por eso, aunque imprescindibles, somos casi invisibles para los demás, y más que un día de homenajes nos urge tomar cuerpo, hacernos patentes a los ojos de esa misma sociedad a la que tanto aportamos.
Creo que es una buena ocasión para fijar un concepto básico: el logro de una cultura general integral en nuestro pueblo, la victoria en la Batalla de Ideas, la creciente participación ciudadana en los asuntos del país, la defensa y promoción de nuestra cultura, el avance de la propia Revolución dependen, en gran medida, de que seamos capaces de manejar adecuadamente grandes volúmenes de información fidedigna y actualizada, y que estas habilidades sean compartidas con el ciudadano común, al cual debemos además adiestrar en el uso de las nuevas tecnologías de la información y en cómo nutrir con ella la creación individual y colectiva, y también, su propia vida cotidiana. Sin dudas, el acceso a una información abundante, veraz, diversa y auténtica es un componente insoslayable en el nivel de vida que el socialismo pretende lograr en nuestro país. Tan importante es, que no se explica nuestra resistencia ante el acoso imperial, y la lucha denodada de nuestro pueblo por su libertad y felicidad sin señalar que radica, en buena medida, en el nivel de cultura política y de información general logrado durante todos estos años de duro batallar.
Los bibliotecarios revolucionarios cubanos tenemos, en consecuencia, enormes retos hacia el futuro. Defendiendo nuestra obra estaremos defendiendo la obra de un pueblo que se puso en marcha hacia una vida mejor, desde 1959, derribando, antes que nada, las barreras de la ignorancia y la desinformación. Acompañar a este pueblo en su marcha hacia el futuro es la palabra de orden. Para ello debemos ser cada día más cultos y mostrarnos insatisfecho con lo alcanzado. Sólo así seremos cada vez más útiles, y también, más visibles a los ojos de las mismas personas a las que servimos con esmero.
Trabajamos en silencio con lo esencial invisible de la Patria, con lo que se amasa en largas horas de estudio y dedicación, con el fermento de donde nace la grandeza de un pueblo batallador y sabio que no se rinde, que no se cansa, que no se detendrá hasta arribar al horizonte que Martí le señaló cuando dijo:
“Conquistaremos toda la justicia”.
Consejo de Dirección de la Biblioteca Nacional “José Martí”
7 de junio del 2006
**
Cuando el 7 de junio de 1812 nació en La Habana Antonio Bachiller y Morales, considerado con justicia el padre de la bibliotecología cubana, hablar de un sistema de bibliotecas públicas parecía una locura. Pero casi dos siglos después, Cuba cuenta con más de 400 instituciones de este tipo. Este miércoles los bibliotecarios cubanos celebrarán su día.
Son muchas las realizaciones, pero también los retos: se trabaja intensamente para que cada vez más cubanos accedan a las bibliotecas (contar con más salas de lectura en los más intrincados parajes es una necesidad en la que se trabaja), para incrementar las colecciones, por la conservación de libros y documentos históricos, por la digitalización de los fondos, para que el personal se supere cada día más.
La biblioteca es, sin dudas, el más importante centro cultural de la comunidad; su rol en la formación de un pueblo más culto e informado es insustituible.
La labor de Cuba en ese sentido ha sido reconocida internacionalmente: en 1994 se realizó aquí el Congreso Internacional de Bibliotecas. En estos momentos, se ha solicitado la sede para una próxima convocatoria de este importante encuentro.
La misión principal de las bibliotecas y de sus trabajadores es poner a disposición de la gente lo mejor de la cultura universal y la auténtica cultura cubana –rica, diversa, dinámica. Sin prohibiciones ni censuras, ha dicho Eliades Acosta, director de la Biblioteca Nacional José Martí. “Respetamos demasiado la cultura, somos demasiado cubanos, en el espíritu martiano, para caer en la mezquindad de considerar que hay un libro que no pueda ser leído aquí”.
Los bibliotecarios cubanos, muchas veces desde el anonimato, han contribuido extraordinariamente a lo largo de estos años al enriquecimiento espiritual de sus compatriotas. Seguirán haciéndolo.
http://www.trabajadores.cubaweb.cu/
MENSAJE A LOS BIBLIOTECARIOS CUBANOS EN SU DÍA
Cada 7 de junio los bibliotecarios cubanos somos homenajeados por la sociedad. Se rememora así el natalicio de Antonio Bachiller y Morales, polígrafo renacentista nacido en esta isla en 1812, periodista y patriota que sufrió el exilio por sus ideas, al que debemos la aparición, entre otros muchos títulos, de los tres tomos de unos “Apuntes para la historia de las letras y la instrucción pública en la isla de Cuba”.
En la figura de Bachiller se resume el paradigma del bibliotecario cubano de nuestros días, la persona con suficiente sentido de entrega y servicio al bien común, al avance de las ideas, de las ciencias y la literatura como para servir de puente gracias al cual otros alcanzarán orillas cada vez más distantes. Sin este sentido de profunda humildad y entrega no se concibe a quien desempeña nuestra labor. Por eso trabajamos en el mundo del silencio. Por ello pocas veces estamos presentes en la primera fila de los acontecimientos culturales y sociales. Por eso, aunque imprescindibles, somos casi invisibles para los demás, y más que un día de homenajes nos urge tomar cuerpo, hacernos patentes a los ojos de esa misma sociedad a la que tanto aportamos.
Creo que es una buena ocasión para fijar un concepto básico: el logro de una cultura general integral en nuestro pueblo, la victoria en la Batalla de Ideas, la creciente participación ciudadana en los asuntos del país, la defensa y promoción de nuestra cultura, el avance de la propia Revolución dependen, en gran medida, de que seamos capaces de manejar adecuadamente grandes volúmenes de información fidedigna y actualizada, y que estas habilidades sean compartidas con el ciudadano común, al cual debemos además adiestrar en el uso de las nuevas tecnologías de la información y en cómo nutrir con ella la creación individual y colectiva, y también, su propia vida cotidiana. Sin dudas, el acceso a una información abundante, veraz, diversa y auténtica es un componente insoslayable en el nivel de vida que el socialismo pretende lograr en nuestro país. Tan importante es, que no se explica nuestra resistencia ante el acoso imperial, y la lucha denodada de nuestro pueblo por su libertad y felicidad sin señalar que radica, en buena medida, en el nivel de cultura política y de información general logrado durante todos estos años de duro batallar.
Los bibliotecarios revolucionarios cubanos tenemos, en consecuencia, enormes retos hacia el futuro. Defendiendo nuestra obra estaremos defendiendo la obra de un pueblo que se puso en marcha hacia una vida mejor, desde 1959, derribando, antes que nada, las barreras de la ignorancia y la desinformación. Acompañar a este pueblo en su marcha hacia el futuro es la palabra de orden. Para ello debemos ser cada día más cultos y mostrarnos insatisfecho con lo alcanzado. Sólo así seremos cada vez más útiles, y también, más visibles a los ojos de las mismas personas a las que servimos con esmero.
Trabajamos en silencio con lo esencial invisible de la Patria, con lo que se amasa en largas horas de estudio y dedicación, con el fermento de donde nace la grandeza de un pueblo batallador y sabio que no se rinde, que no se cansa, que no se detendrá hasta arribar al horizonte que Martí le señaló cuando dijo:
“Conquistaremos toda la justicia”.
Consejo de Dirección de la Biblioteca Nacional “José Martí”
7 de junio del 2006
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Cuando el 7 de junio de 1812 nació en La Habana Antonio Bachiller y Morales, considerado con justicia el padre de la bibliotecología cubana, hablar de un sistema de bibliotecas públicas parecía una locura. Pero casi dos siglos después, Cuba cuenta con más de 400 instituciones de este tipo. Este miércoles los bibliotecarios cubanos celebrarán su día.
Son muchas las realizaciones, pero también los retos: se trabaja intensamente para que cada vez más cubanos accedan a las bibliotecas (contar con más salas de lectura en los más intrincados parajes es una necesidad en la que se trabaja), para incrementar las colecciones, por la conservación de libros y documentos históricos, por la digitalización de los fondos, para que el personal se supere cada día más.
La biblioteca es, sin dudas, el más importante centro cultural de la comunidad; su rol en la formación de un pueblo más culto e informado es insustituible.
La labor de Cuba en ese sentido ha sido reconocida internacionalmente: en 1994 se realizó aquí el Congreso Internacional de Bibliotecas. En estos momentos, se ha solicitado la sede para una próxima convocatoria de este importante encuentro.
La misión principal de las bibliotecas y de sus trabajadores es poner a disposición de la gente lo mejor de la cultura universal y la auténtica cultura cubana –rica, diversa, dinámica. Sin prohibiciones ni censuras, ha dicho Eliades Acosta, director de la Biblioteca Nacional José Martí. “Respetamos demasiado la cultura, somos demasiado cubanos, en el espíritu martiano, para caer en la mezquindad de considerar que hay un libro que no pueda ser leído aquí”.
Los bibliotecarios cubanos, muchas veces desde el anonimato, han contribuido extraordinariamente a lo largo de estos años al enriquecimiento espiritual de sus compatriotas. Seguirán haciéndolo.
http://www.trabajadores.cubaweb.cu/
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