domingo, 22 de junio de 2014

Cuba en el corazón

Por Rubén Basso*

Quien tiene hoy 55 años en Cuba, ha nacido con la revolución y no conoce otro modo de vida ni aceptaría otro sistema que el socialista. 

Es difícil imaginar que pudieran los cubanos tolerar las diferencias sociales que impone el capitalismo, pues se ha incorporado en la conciencia colectiva la idea de la igualdad de oportunidades para todos y la distribución igualitaria de los recursos, así como la gratuidad de los servicios de salud' de la educación, el año de licencia para la madre que acaba de tener su hijo. La posibilidad del aborto sin restricciones legales, el mes de licencia para el trabajador cualquiera sea su antigüedad laboral y tantas otras leyes orientadas al bien social, las cuales son el fruto del pleno funcionamiento de la ANPP (asamblea nacional del poder popular). La libertad de expresión con los reclamos inherentes, se entiende desde lo orgánico, manifestado a través de las diversas organizaciones sociales, entre ellas y principalmente, las sindicales, cuando de problemas laborales se trata. El gobierno siempre está dispuesto a escuchar los reclamos y satisfacerlos en la medida de sus posibilidades.

Es difícil apreciar la realidad cubana si aplicamos nuestras costumbres o nuestros modos de apreciar la realidad desde el mundo capitalista y neoliberal en que vivimos y nos acostumbramos. Para ello hay que despojarse de todo preconcepto y conocer los valores básicos que hacen a la dignidad, la justicia, la equitativa distribución de los recursos y la igualdad que solo prevalece en una sociedad verdaderamente socialista.

En la Cuba de hoy se discuten, se consideran, se planifican modos de acción y estrategias para alcanzar objetivos, pues la práctica socialista está ya instalada en toda actividad social, profesional, económica, cultural, educativa y artística, es decir, en la vida misma.

A rasgos generales la vida del cubano transcurre sin mayores sobresaltos. Las diversas carencias que aun sufren no parecen alterar su tranquilo modo de vida. Desconocen la histeria de las grandes ciudades del capitalismo, el apuro de sus habitantes circulando entre mendigos, habitantes de la intemperie, trapitos, limpia vidrios, malabaristas y buscas diversos que circulan por las veredas y las calles de otros países, consecuencia, como sabemos, de la falta de oportunidades laborales o carencias económicas. A lo sumo, vendedores y artesanos proponen al pasar, ya que se ha permitido la práctica de una forma de cuentapropismo, servicios varios de comida, transporte o mercancías. Abundan las ofertas artesanales y asombra la variedad y calidad de expresiones pictóricas, así como esculturas en madera y otros materiales, en la mayoría de los casos fruto de una adecuada y sistemática formación profesional.

Circular sin aceptar ofertas no deseadas de algunos personajes que insisten o especulan con la buena fe del turista para sacar provechos indebidos, es la consigna a seguir en la ruta del conocimiento de la realidad cubana.

Es muy escasa la presencia policial en la gran ciudad -La Habana- y en las ciudades chicas, prácticamente nula. Se ven agentes en función de custodia en edificios públicos de importancia. No se observan en las calles cámaras de vigilancia.

Tuve la fortuna de aprovechar un buen día de sol, viento suave y un mar de verdes aguas, calmo y templado. Las extensas playas de la larga y angosta península de Varadero son de arenas finas y blancas. Nada obstaculiza el paisaje. Aquí no hay buscas que acuerden con funcionarios comunales para construir balnearios, levantar esqueletos de madera y construir carpas de temporada casi hasta la orilla del mar, achicar playas públicas y cobrar barbaridades, como en Mar del Plata u otros balnearios de nuestra costa. Todo aquí es natural y pleno de libertad.

Se puede circular sin temor y a toda hora, solo o en compañía, sin temores de asaltos, golpes, y agresiones. Habrá hechos delictivos por caso aun en escasa proporción, porque la condición humana es a veces compleja e impredecible, pero delitos y accidentes quedan en la órbita de lo policial y la justicia, sin que trasciendan la órbita de lo privado. El morbo repetitivo y la distorsión de las noticias no tienen lugar en ningún medio de prensa. Noticias locales, amplia información internacional, reportajes culturales diversos, expresiones artísticas musicales, comentarios deportivos, tratamiento de problemas y reclamos sociales conforman la grilla diaria de los medios radiales y televisivos.

Aunque pueda haber quizás en muy pequeña proporción, que desconozco, se puede asegurar que aquí la droga no tiene cabida. En ningún momento en el diario trajinar ciudadano he observado víctimas de ninguna adicción.

Conmueve observar a niños y jóvenes estudiantes concurrir a sus estudios con sus uniformes y calzados impecables.

El cubano es atento, desprejuiciado, generalmente culto. Se presta al diálogo y contesta con cortesía. Se sorprende cuando algún turista desubicado procede de forma descortés.

El bolero, el son, la guajira, el danzón, el changüí, la habanera y otros ritmos campean en diversos lugares, porque el cubano en general es alegre y gusta de la música y la danza. Lo hemos apreciado en bares, restaurantes y lugares diversos. La “Casa de La trova” que el gobierno pone a disposición para que sus músicos se luzcan -¡y cómo!- tanto en Santiago como en La Habana y otras ciudades ante el público local y el turista, por muy poco dinero, funciona desde la mañana hasta la madrugada y de pronto, mezclado con los nativos vemos al extranjero moviéndose al vaivén de la música y el ritmo.

La formación artística, sea en lo musical, en lo pictórico, en lo literario, la expresión teatral y otras manifestaciones culturales como la artesanía, han generado profesionales creativos cuyos productos asombran.

El deporte tiene muy buenos cultores en las diferentes disciplinas y la pasión por el futbol ha crecido hasta ponerse casi a la par del base ball, el deporte tradicional y masivo. En diversos lugares se ven niños y jóvenes correr tras de una pelota, algunos demuestran una gran habilidad.

No se observan, al pasar del visitante, rasgo ninguno de discriminación entre ellos por características raciales.

Todos los habitantes sin excepción tienen su tarjeta de racionamiento que asegura una alimentación esencial, aunque al decir de algunos no es suficiente para el sostenimiento mensual. Los alimentos básicos de la tarjeta se abonan en pesos cubanos y resultan muy baratos.

Los sueldos son bajos sin contar las gratuidades ya mencionadas y por todos conocidas. Aunque el crecimiento demográfico impone constantes necesidades de viviendas, abundan en todas las ciudades, aun las campesinas, monobloques de varios pisos, suficientemente confortables. En La Habana se observan deficiencias estructurales en algunos edificios antiguos prerrevolucionarios, habitados, pese a su deterioro a causa de las inclemencias del tiempo y las dificultades económicas para su mantenimiento. El gobierno destina recursos para su reparación, pero la restauración es lenta.

La economía cubana está orientada fundamentalmente a asegurar la salud, la sana y suficiente alimentación, la educación y la vivienda para todos los habitantes.
Hay sin duda dificultades, el bloqueo norteamericano ha afectado en muchos miles de millones de dólares la economía cubana. Pero a pesar de ello, el gobierno y su pueblo han resistido con dignidad y a su vez contribuido con miles de profesionales de la salud y la educación, en una verdadera práctica de internacionalismo solidario, a la mejora de la calidad de vida de habitantes de varios pueblos, especialmente latinoamericanos.
Esperanzas ciertas de que las cosas mejoren poco a poco, ahora mismo se observa. Las dificultades –no lo olvidemos- son el precio de la dignidad de un pueblo no sometido a ningún imperialismo ni a ninguna corporación extranjera, dignidad que pueblo y gobierno defienden a rajatabla.

El intercambio económico con China y otros países se suma sin duda a un proceso de industrialización que continúe agregando valor a la producción y favorezca el aprovechamiento de la abundante mano de obra calificada.

Ciertamente, algunos profesionales dejan el ejercicio de su profesión para volcarse a otras actividades algo más lucrativas, circunstancias conocidas en otros países entre ellos el nuestro. El descontento que se observa en algunos jóvenes que sin renegar de la situación política aspiran a un horizonte de mayor expansión, se superpone a su acostumbramiento a tener -desde el estado- resueltos los problemas básicos del vivir. Los mayores que han conocido directamente o por el relato de sus padres las ignominias de los gobiernos anteriores a la revolución, critican estas actitudes. Sería interesante a este respecto el recuerdo permanente de los versos de Nicolás Guillén cuando manifiesta:
TENGO
Cuando me veo y toco yo, Juan sin Nada no más ayer, y hoy Juan con Todo, y hoy con todo, vuelvo los ojos, miro, me veo y toco y me pregunto cómo ha podido ser.
Tengo, vamos a ver, tengo el gusto de andar por mi país, dueño de cuanto hay en él, mirando bien de cerca lo que antes no tuve ni podía tener.
Zafra puedo decir, monte puedo decir, ciudad puedo decir, ejército decir, ya míos para siempre y tuyos, nuestros, y un ancho resplandor de rayo, estrella, flor.
Tengo, vamos a ver, tengo el gusto de ir yo, campesino, obrero, gente simple, tengo el gusto de ir ¡es un ejemplo¿ a un banco y hablar con el administrador, no en inglés, no en señor, sino decirle compañero como se dice en español.
Tengo, vamos a ver, que siendo un negro nadie me puede detener a la puerta de un dancing o de un bar. O bien en la carpeta de un hotel gritarme que no hay pieza, una mínima pieza y no una pieza colosal, una pequeña pieza donde yo pueda descansar.
Tengo, vamos a ver, que no hay guardia rural que me agarre y me encierre en un cuartel, ni me arranque y me arroje de mi tierra al medio del camino real.
Tengo que como tengo la tierra tengo el mar, no country, no jailáif, no tennis y no yatch, sino de playa en playa y ola en ola, gigante azul abierto democrático: en fin, el mar.
Tengo, vamos a ver, que ya aprendí a leer, a contar, tengo que ya aprendí a escribir y a pensar y a reír.
Tengo que ya tengo donde trabajar y ganar lo que me tengo que comer.
Tengo, vamos a ver, tengo lo que tenía que tener.
Dejé Cuba el pasado 30 de mayo, con la alegría de haber vivido una realidad llena de proyectos y esperanzas.

 Publicado en RebeliónSúmate a Cristina
 
Imagen agregada, archivo web
*Argentino, publica regularmente en varias páginas y redes sociales

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