Por Marita Pérez Díaz
Este
martes la revista OnCuba recibió en su sede de La Habana al periodista
colombiano Ernesto Londoño, miembro del equipo editorial de The New York
Times, uno de los diarios de mayor influencia en Estados Unidos.
Durante
casi tres horas Londoño dialogó, preguntó y respondió a nuestras
inquietudes. El mismo joven detrás de los seis editoriales que publicara
recientemente el diario norteamericano sobre la relación Cuba-Estados
Unidos, durante seis semanas seguidas, continuará desarrollando el tema,
esta vez con un trabajo de investigación que realiza por quince días en
la isla.
Londoño
preguntó sobre las reformas económicas y cómo es posible sustentar el
mismo proyecto de sistema socialista ante los cambios que se realizan en
el país, el ideal del periodismo en Cuba y la libertad de expresión,
entre otros muchos tópicos. Por nuestra parte, la curiosidad no pudo
evitar que editores, comerciales y reporteros nos uniéramos en una
especie de entrevista colectiva.
¿Por qué Londoño trata el tema Cuba? ¿Por qué con tanta pasión?
“Alguien
escribió un artículo espantoso en Martí Noticias y el primer comentario
decía que “Londoño estudió en Miami y seguramente una cubana le partió
el corazón”. A mí Cuba siempre me interesó desde que era estudiante en
la universidad. Evidentemente tuve contacto con el exilio cubano, hice
mis prácticas en el Nuevo Herald, escribí un poco en el Miami Herald,
estuve en Miami durante la época de Elián González…Y digamos que
siempre tuve ese interés intelectual sobre su futuro y su pasado.
Durante los nueve años de mi carrera nunca tuve oportunidad de escribir
sobre Cuba ni América Latina. Y cuando comencé en The New York Times les
expresé como iniciativa comenzar a tratar este tema. A ellos les
encantó esa idea, pues en los últimos años no le han podido dedicar el
espacio que merece y confiaron en mí porque al hablar español se me
facilita un poco estar al tanto de todo lo que ocurre en América Latina.
“Al
principio la idea fue hacer solo un editorial, pero la reacción fue muy
interesante y decidimos darle continuidad. Como todos los periódicos,
The New York Times tiene interés en expandir sus audiencias y este es
uno de los mecanismos para atraer más lectores fuera de Estados Unidos,
nos dio una idea de cómo podemos expandirnos en la región publicando
esta serie en español e inglés. Pero no es que alguien del gobierno, ni
ninguna persona con interés de lobby nos haya puesto el tema. Surgió de
forma espontánea, orgánica, y ha generado mucho interés, mucho debate y
sentimos que podemos seguir alimentando este proceso”.
¿Cuáles han sido sus impresiones de la Cuba que encontró ahora, diez años después de su primera visita?
“Llevo
nada más dos días, así que no logro formarme una impresión completa
aun. Pero lo que más me ha llamado la atención es que se ven muchos
negocios, mucha gente emprendedora y creativa que ha logrado desarrollar
proyectos muy importantes a pesar de los desafíos que todavía siguen
siendo considerables. Lo otro que me llamó la atención, es que cuando yo
vine la otra vez era muy difícil tener conversaciones sobre temas
sensibles y que la gente se expresara sobre problemas con el gobierno o
sobre el día a día. En ese momento lo percibía. Ahora siento que hay
espacios muchos más libres para que la gente se exprese”.
¿Por qué una visita a Cuba en este preciso momento?
“El
primer editorial dio mucho interés y generó debate y consideramos que
ahora hay una confluencia de circunstancias ideal para un acercamiento.
Estamos en una posición de ofrecer propuestas, ideas, abordar temas que
puedan fomentar un diálogo constructivo, interesante, y puedan poner
este tema en un nivel más alto en el radar. Es posible que los líderes
políticos de ambos lados se tomen la oportunidad para tomar bases. En el
pasado ha habido oportunidades pero no se ha concretado. Creo que no va
a ser una relación fácil de la noche a la mañana, va a ser muy
compleja. Pero considero que se logra más por vía del diálogo
constructivo. Y si lo que nosotros hacemos ayuda en eso, tratamos de
convertirnos en un vehículo para generar logros importantes en ese
sentido.
“El
periodo desde ahora hasta la Cumbre de las Américas puede ser
importante. Sería el primer foro diplomático en el que tendrían contacto
líderes estadounidenses y cubanos. Tratamos además de visibilizar
puntos donde se puede intercambiar más, para desacelerar el antagonismo
que ha caracterizado a las relaciones Cuba-Estados Unidos durante
décadas. Al final los que terminan pagando son los cubanos de ambos
lados, los de adentro y los del exilio, pues mientras las relaciones
estén turbias es más difícil mantener contacto con la isla, con la
familia. Yo creo que si pudiéramos generar un ambiente de mayor
conexión, pudiéramos crear más oportunidades para todos”.
¿Recibe algún tipo de asesoría para abordar el tema?
“He
tratado de establecer contacto con todo el mundo en este debate. Por
supuesto que en los editoriales no salen explícitamente las entrevistas
ni las fuentes, pero llevan un trabajo de investigación y de
reporterismo muy profundo. No podemos llegar y opinar solo con nuestras
ideas en la mesa editorial. Llegar a Cuba y pedir dos semanas para hacer
periodismo es precisamente en busca de eso, salir a la calle, encontrar
temas. He tenido oportunidad de reunirme con quien yo quiera. Hasta el
momento no ha habido ningún problema al respecto ni implícito ni
explícito y espero que así siga”.
¿Qué
opina de las críticas que ha recibido en diversos medios de
comunicación norteamericanos y la disidencia cubana sobre su visita a la
isla y al diario Granma?
“Cuando
hacemos periodismo de opinión siempre surgen criterios encontrados. Hay
que ser respetuosos de las opiniones frente a nuestras propias
críticas. Yo creo que lo esperábamos y a mí me parece que es valioso
tener un diálogo y contestar a algunos de esos críticos. Generalmente yo
lo hago más desde el punto de vista constructivo y en forma respetuosa.
Pero es claro que para mucha gente Cuba es un tema arraigado al alma,
con opiniones muy fuertes. Yo aprendo de esas críticas, es valioso
oírlas, analizarlas. No huir de ellas”.
Se
habla mucho de cuán importante sería para Cuba normalizar las
relaciones con EE.UU., pero para este último también sería una elección
inteligente en muchos sentidos, sobre todo si tenemos en cuenta la
disminución de su influencia en una Latinoamérica actual más inclinada a
la izquierda. ¿Qué pudiera comentar al respecto?
“A
nivel geopolítico Estados Unidos está muy aislado. Cualquier
conferencia que se dé, cualquier participación política, Cuba es siempre
la espinita atravesada, la pregunta que no falta, que genera
controversia y discordia. En el momento en que se normalicen las
relaciones, Cuba deja de ser el asunto en el que todo el mundo se
enfoca. Estados Unidos creo que puede llevar una relación mucho más
amistosa con su vecino. Pudiéramos hablar de cooperación económica,
científica, cambio climático, cultura. Siempre van a haber diferencias,
algo de tensión, pero creo que sacar a Cuba de esa ecuación sería muy
importante para la diplomacia estadounidense en el hemisferio. Por otro
lugar, creo que somos países vecinos, y deberíamos tener más contactos,
conocernos mejor, intercambiar ideas. Nuestro punto es que Estados
Unidos no debe diseñar un esquema político acá, como intentó hacer en
Afganistán o Iraq. Los resultados históricos cuando Estados Unidos
intenta ser un agente de cambio nunca han funcionado. La influencia
mutua sí puede ser positiva”.
¿Existe un debate público real con respecto al tema Cuba en Estados Unidos?
“Creo
que nosotros hemos elevado un poco el perfil del debate. Pero existen
opiniones todavía muy encontradas. La página editorial de The
Washingtong Post, donde yo trabajaba antes, tiene una posición muy
rígida con respecto al gobierno cubano, y piensan que no puede haber un
acercamiento, ellos lo consideran como concesiones y que primero Cuba
debe hacer reformas mucho más democráticas. La prensa de Miami está
condicionada por la opinión del exilio, aunque ha habido cambios, pero
predomina la influencia de esa generación de cubanos que fue la primera
ola migratoria. Pero yo creo que hay académicos, emigrados jóvenes,
politólogos, que están hablando sobre el tema y explorando sobre los
diferentes ángulos de esta relación tan complicada”.
“Ayer
vino el ministro español y según El País trae un mensaje de la
administración Obama, no tengo detalles todavía, pero sí se están
tomando muy en serio la política exterior respecto a Cuba. Sí creo que
hay voluntad política para explorar cambios, en cuanto sea posible, pero
no sé hasta qué punto se logre concretar. Ahora mismo el Congreso está
dominado por republicanos y hay una relación muy adversaria en estos
momentos con la Casa Blanca. Hay otros temas como las reformas
migratorias que generan mucha polémica, o las nuevas guerras en Iraq y
en Siria, en medio de un proceso complejo que domina la atención de los
más altos niveles del país. Pero a pesar de esas otras prioridades,
nosotros queremos que se reconozca este momento como oportuno para un
acercamiento entre ambos gobiernos”.
Con
respecto a nuestra revista OnCuba expresó sus mejores deseos de que el
proyecto siga creciendo y ganando espacio dentro del periodismo que se
hace desde la isla. Y sobre los futuros temas de editoriales sobre las
relaciones Cuba-Estados Unidos comentó: “Solo les puedo aconsejar una
cosa: sigan leyendo”.
Foto Alain L Gutiérrez
Tomado de OnCuba Magazine
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