sábado, 21 de febrero de 2015

Cuba: llegó el Zohar

Por Dr. Néstor García Iturbe*

Para mi llegó el Zohar, aunque es posible que hace algún tiempo ya se encontrara en la Habana.
Esta es una nueva forma de diversionismo ideológico que se está desarrollando tratando de ganar adeptos dentro de nuestros jóvenes. Es un tipo de meditación, que  según plantean sus seguidores, con su fuerza puede hacer borrar lo oscuro y lograr la iluminación. Los que hablan de esto como es natural plantean que lo oscuro es la situación que existe en Cuba y la iluminación un nuevo sistema para nuestro país.
Un grupo de promulgadores del Zohar están en la ciudad de la Habana, quizás también están en otras ciudades, al menos los que se dirigieron a mi eran jóvenes mexicanos que habían venido a visitar nuestra patria, pero el interés principal era el repartir los “libritos” donde se explica que es el Zohar y como pude alguien unirse al mismo.

Es significativo que el reparto de “libritos” lo estaban haciendo en el exterior de una escuela de pre universitario.  Los jóvenes mexicanos explicándole a los jóvenes cubanos como podían hacerse seguidores de este tipo de pensamiento y los beneficios que esto les traería.

Según el propio “librito” el Zohar es promulgado por el Kabbalah Center International Inc., cuyo centro principal está  en el 1100 Robertson Blvd., Los Ángeles California, además tienen filiales en Tel Aviv,  New York y Miami. El Director es Rav Berg y el “librito” que están repartiendo fue impreso en China.

Si analizamos un poco la información que ofrece el propio librito, esto es una sociedad anónima, debido a la inclusión en su nombre de la palabra Inc., por lo tanto no es una institución no lucrativa, ni una fundación, y menos al parecer una institución religiosa.

Por los lugares donde tiene oficinas, nos llama la atención Tel Aviv, lo cual debe estar autorizado por las autoridades israelitas, el Centro de Miami y la presencia de los mexicanos en Cuba nos deja pensar que esta es una acción organizada por dicho Centro para buscar miembros entre los jóvenes cubanos. Que el  “librito” esté impreso en China, lo atribuyo a buscar sea lo más barato posible, para poderlo regalar.

Pudiéramos incluir en el análisis la palabra Kabbalah, pero de acuerdo con la historia de nuestro país, la asociaría  a la charada, lo cual creo que no tiene nada que ver con el asunto. Sin embargo debe estar relacionada con la explicación que los judíos le dan al sentido de los libros del Antiguo Testamento. Nuevamente aparecen los israelitas en esto.

¿Cómo pudieron pasar los libritos por nuestra aduana? ¿Será que alguna de las representaciones diplomáticas acreditadas en Cuba los trajo para entregárselos a los jóvenes mexicanos?  Esas son interrogantes que deben ser contestadas por las autoridades correspondientes, pero el hecho real es que los famosos “libritos” están circulando en la Habana y quizás en otras ciudades del país.

Siempre recuerdo una mañana en que se presentaron en la Misión de Cuba ante las Naciones Unidas un pequeño grupo de jóvenes estadounidenses, todos correctamente vestidos con saco y corbata, blancos, rubios, de ojos azules,  a los cuales atendí.  El  interés era llevar a Cuba un grupo de aproximadamente 300  de sus seguidores para distribuirlos por todas las ciudades de la isla , a una hora específica todos comenzarían a meditar y mediante ese ejercicio, resolverían los problemas de Cuba. Ellos se pagarían todos los gastos, nosotros solamente teníamos que darles las visas correspondientes.

Les expresé lo importante que consideraba el poder realizar eso y  sobre todo, si ayudaba a solucionar los problemas de Cuba.  Enviaría la propuesta del viaje a la Habana, pero  para hacer eso,  necesitaba una prueba de que el asunto funcionaría.

Como ellos eran estadounidenses y conocían los problemas del país, yo les propuse hacer una prueba en Harlem, vernos al siguiente domingo, a las doce del día en la calle 125 y Park Avenue, en el centro del barrio.  Ellos se distribuirían por todo el vecindario, harían la meditación correspondiente y al resolverse los problemas de los residentes del barrio, yo tendría una prueba irrefutable de que el sistema funcionaba y podía hacer la propuesta a la Habana.

Los esperé hasta las doce y cuarto, pero nadie apareció.




*Cubano, Doctor en Ciencias Históricas. Miembro del Consejo Asesor y del Consejo Científico del Instituto Superior de Relaciones Internacionales; Editor del Boletín Informativo El Heraldo


 

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