Por Ernesto Escobar Soto*
En
un artículo que leí hace unas semanas el autor trataba el tema de las
enormes desigualdades económicas existentes en el mundo. La información
publicada en un video por Yahoo.com, se basaba en los datos estadísticos
recopilados en el 2014 por la página digital Nationmaster. com (una
empresa especializada en estadísticas) la que comparó los sueldos
mensuales netos de la población mundial tomando como divisa principal el
dólar. De acuerdo a este escalafón, Suiza con $6,300 dólares mensuales,
es el país donde se devengan superiores salarios, seguida por
Luxemburgo ($4,479). Estados Unidos ocupa el lugar 13 con $3,258. El
informe se convierte en caricaturesco al señalar que Cuba es la nación
del mundo donde menos salario se recibe cada mes. En ese escalafón, la
Isla ocupa el lugar 176 con un salario mensual de $25.00 dólares.
Al
comparar a Cuba con sus vecinos caribeños se señala a Haití. De acuerdo
al artículo los haitianos ganan $712.00 dólares anuales, para una
mensualidad media de $59.33 dólares. Con marcada intención agregan que
en “Angola, en cuya guerra civil murieron más de 2 000 soldados cubanos,
el ingreso promedio por mes es de $2,650”. A todas luces con estas
comparaciones se quiere denigrar a Cuba y a su sistema socialista. Sin
ser un especialista en economía, me percato que esta información es
superficial, no creíble. El paralelo con la hermana Haití es irracional.
A este pequeño y heroico país, el más pobre del continente americano,
el mundo desarrollado, comenzando por Francia (su ex metrópoli) y los
Estados Unidos le hicieron y le hacen pagar muy caro la hazaña de haber
realizado la primera y única revolución en la historia triunfante de
esclavos, y de negros por añadidura.
Para
un observador juicioso las pruebas más visibles de la miseria de la
población de una nación son entre otras: los analfabetos y los niños sin
escuela, la falta de atención médica, las aterradoras epidemias que
matan a miles de personas, el andar por las calles sin zapatos y
vestidos con harapos, el no contar con una adecuada salud dental y la
baja esperanza de vida de la población. El respetado Silvio Rodríguez en
su blogs Segunda Cita hace poco señaló: «En los 65 barrios “jodidos” de
Cuba en los que he actuado, aún no he visto a un sólo niño sin escuela,
zapatos o asistencia médica.» Estas comparaciones son disparatadas pues
tratan de establecer paralelos sin profundizar entre lo que se denomina
como el salario nominal y el real. En primer término, no negaré el bajo
nivel salarial de la población cubana, ni tampoco los elevados precios
de los productos del campo y los de las tiendas de divisas (CUC) (1),
muchos de ellos gravados exageradamente por las grandes empresas
comercializadoras, así como reconocer que pese las amplias subvenciones
estatales, un segmento de la población cubana no logra satisfacer
convenientemente sus necesidades, solo pretendo ser objetivo. Intentaré
reflejar cuales son las particularidades que nos desigualan en relación a
las naciones del resto del planeta.
El
mundo actual se divide en dos grupos, por un lado, en el llamado I
Mundo, casi una treintena de países capitalistas ricos integrados por
Estados Unidos, Canadá, la mayoría de los europeos, Japón, Australia,
cuyos PIB nacional y per cápita son altos. En los últimos años se les
han incorporado varios estados asiáticos. En el otro extremo se hallan
más de 160 países también capitalistas –salvo las conocidas excepciones–
cuyos PIB son mucho más bajos. En general estas naciones que
eufemísticamente algunos denominan como países en desarrollo, han
sufrido el colonialismo, la explotación y el saqueo por parte de los
estados capitalistas hegemónicos. Es ineludible señalar que en general
el PIB per cápita, reflejado en estas estadísticas no refleja la
realidad, al desconocer la dispar distribución de la riqueza entre la
población, con ello se oculta la situación de los más desfavorecidos.
Esto se acentúa en aquellas naciones de amplias asimetrías sociales,
donde unos pocos tienen ingresos abrumadoramente elevados, mientras la
mayoría posee inferiores entradas económicas. Por solo señalar un
ejemplo, esto ocurre en un empobrecido país de Centroamérica que ostenta
la “singular distinción” de ser el que más aviones particulares posee
en el mundo en proporción a su población –esta se compone de dos
terceras partes de desamparados–.
Es
común que en estados con un PIB per cápita aparentemente positivo, el
segmento constituido por los desafortunados viva en la miseria. En el
pequeño grupo de naciones del I Mundo los salarios son altos, lo que
les permite a sus habitantes en general, recibir diversos beneficios
(2), la población del resto del planeta mayoritariamente pobre no los
pueden disfrutar. Son significativos los gastos en que incurren los
ciudadanos de esos países ricos para pagar los alquileres de sus
viviendas, y los servicios (privados) de educación de sus hijos, y los
de salud de la familia. La suma de los tres egresos antes señalados,
puede representar para un habitante promedio la mitad o más de sus
ingresos mensuales.
En
Cuba a diferencia de la generalidad de las naciones del planeta, más
del 85 % de las viviendas habitadas pertenecen a sus propietarios, o
sea, los que viven en sus casas son dueños de ellas y no pagan ningún
alquiler, ni impuesto sobre ellas. Y los que no son propietarios de sus
inmuebles le pagan al Estado no más de un 10% de sus ingresos. En Cuba
no ocurren los inhumanos “desalojos” por no pagar los alquileres de las
viviendas tan comunes en el mundo.
La
salud que es uno de los Derechos Humanos esenciales, en Cuba es pública
y gratuita, tiene cobertura universal, y algo primordial, en contraste
con la generalidad de los sistemas de salud en el mundo, el de Cuba
prioriza la “prevención” de las enfermedades por medio de campañas
médicas contra numerosas enfermedades, lo que incluye la vacunación
masiva de la ciudadanía. El sistema de salud pública cubana contempla la
atención primaria, el ingreso y permanencia en hospitales, las
operaciones quirúrgicas y todos los tratamientos posteriores. Decenas de
miles de médicos cubanos han prestado y prestan servicios en más de 60
países, en muchos de ellos de manera gratuita. Aunque la salud pública
cubana se ha visto dañada por espacio de casi 25 años a causa de la
severa crisis económica (Periodo Especial) y el bloqueo por parte de
Estados Unidos, cuenta con médicos, enfermeros y personal técnico muy
capacitados y una alta sensibilidad humana, en los últimos años comienza
a reactivarse el sistema con nuevas inversiones y equipos, remozamiento
de locales etc.
En
otros países existen conjuntamente la salud privada y la publica (la
tendencia neoliberal es relegar a esta a un segundo plano), por ello
para muchos resultan muy costosos los servicios médicos. En los Estados
Unidos, con la comercialización de la salud, no tener un seguro médico
es una verdadera tragedia para la familia. Podemos resaltar que aun para
no pocos de los “asegurados”, ese convenio no cubre todo tipo de
enfermedades y a veces las empresas aseguradoras con argucias legales
tratan de evadir responsabilizarse cuando las dolencias son muy graves y
requieren superiores gastos. Una muestra gráfica e irrebatible de esto,
es el gran número de cubanos con residencia permanente en el exterior
que aprovechan sus visitas a Cuba para recibir atención médica.
La
educación, otro de los obligatorios Derechos Humanos, en nuestro país
es también pública y gratuita para todo tipo de instrucción hasta el
nivel universitario. De igual forma fue seriamente dañada en estos años
en Cuba y ahora se realiza un intenso trabajo de revisión y
reordenamiento para elevar su calidad. Cuba ha ofrecido y ofrece becas
gratuitas a miles de jóvenes de otros países para cursar diferentes
estudios. El país presenta uno de los niveles de escolaridad e
instrucción más altos del mundo. Cuba es una de las naciones del orbe
que mayor porciento de su presupuesto invierte en los sectores de la
salud y la educación (tal vez la que más). Pese a reconocidas
deficiencias en los sistemas de salud y educación cubana, causadas
principalmente por la intensa crisis económica padecida por espacio de
más de dos decenas de años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y
la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de las
Naciones Unidas (UNESCO), en reiteradas ocasiones los han valorado
altamente como ejemplos a seguir. Como estamos tratando el tema de las
subvenciones estatales es importante mencionar la Seguridad Social. En
contraste con lo que ocurre en el resto del orbe todos los trabajadores
cubanos sin excepción tienen al finalizar su vida laboral garantizada la
jubilación. En otros países los trabajadores sujetos a la “precariedad
laboral” y los denominados como “informales” no tienen el derecho a la
jubilación. Es preciso señalar como las actuales pensiones no garantizan
todas las necesidades de los jubilados, lo que se prevé solucionar
cuando mejore la economía cubana.
En
cuanto a la Asistencia Social, unas 80 mil familias con situación
precaria reciben ayuda económica. Solo una veintena de los estados
desarrollados puede enorgullecerse de contar con un sistema así, pese a
las limitaciones lógicas dada la situación económica de nuestra nación.
De
igual manera esta implementado desde los primeros años de la Revolución
el sistema que le garantiza a cada familia al mes una cuota
alimenticia. El Estado gasta miles de millones de dólares para comprar
esos alimentos en el extranjero y ofrecerlos a la población a precios
ínfimos. Los alimentos que se ofrecen subvencionados, si bien significan
una manera innegable de ingresos (en productos) para la familia
cubana, solo satisfacen un porciento del consumo lo que obliga a comprar
la otra parte más caros, en las tiendas que venden en la moneda
convertible (CUC). Se ha anunciado que cuando las condiciones económicas
lo permitan se eliminará este sistema y la ayuda económica se realizará
de modo directo a las familias más desfavorecidas.
Debemos
referirnos también a la importante subvención por el Estado de un alto
por ciento de los gastos que realiza cada familia en: la electricidad,
el teléfono, el gas, el transporte público, los círculos infantiles, los
asilos para ancianos, los servicios fúnebres…
Diferentes
gastos en que incurre el Estado para beneficiar a la población cubana
son los realizados en el amplio desarrollo de la cultura, el deporte y
la ciencia, así como en la oferta de eventos y espectáculos artísticos,
recreativos y deportivos con entradas a precios (comparados con otros
países) muy bajos.
Por
estas razones se puede asegurar con absoluta certeza que los cubanos no
ganan solamente los $25.00 dólares mensuales que señala el escalafón
antes nombrado. Si esto fuera así imperaría la miseria más atroz. A
precios medios de países subdesarrollados los ingresos de los cubanos
equivaldrían a varias veces el supuesto salario de $25.00 dólares. Si
sumáramos los presupuestos de educación, de salud, seguridad social y
otras prestaciones, como los de cultura y deportes, los alimentos
subsidiados y otros (gas, agua, electricidad), más los salarios que
reciben directamente los trabajadores cubanos y los dividiéramos entre
los 11 millones de cubanos, nos daría para sorpresa de muchos, un per
cápita de ingresos mucho más alto.
El
objetivo esencial de la sociedad socialista cubana es lograr el mayor
bienestar posible, tanto material como espiritual de la población y en
ese objetivo se trabaja. Para tratar de comprender la situación actual
de Cuba hay que valorar entre otros aspectos, la enorme crisis económica
a partir de 1990, provocada por la desaparición de la URSS, al tiempo
que Estados Unidos de manera paralela redoblaba su inhumano bloqueo
(actualmente se mantiene), a los que se le sumaron los errores y las
faltas que se cometieron. Ha sido una dilatada etapa casi apocalíptica,
de épica resistencia. Los Lineamientos de la política económica y social
del Congreso del PCC, han proyectado restituirle a los salarios su
valor como instrumento para el desarrollo de una economía sana. Está
previsto que el crecimiento de los ingresos de los trabajadores de las
nuevas empresas estatales estará en proporción a las utilidades que
alcancen estas entidades. El desarrollo integral de las cooperativas (de
todo tipo), debe permitir el acrecentamiento de los ingresos de sus
miembros. En el caso de los trabajadores “cuentapropistas” dependerá de
las ganancias obtenidas en el desempeño de sus oficios, rentas o
pequeños negocios, tras pagar los impuestos.
El
ansiado aumento de los salarios del amplio sector administrativo
público (así como de las pensiones), obedecerá al incremento de las
inversiones, la producción y los servicios del país. Elevar la masa
salarial sin un correspondiente respaldo productivo provocaría la subida
de la inflación con severas consecuencias. Todo indica que comenzamos a
salir de la terrible depresión en que nos vimos sumidos por más de 20
años.
Notas:
1.-Es
criterio general que sobrepasadas las circunstancias que obligaron a
imponer los gravámenes a las mercancías en las tiendas de divisas (CUC)
se decida la rebaja de esos precios, permitiendo un acertado margen de
ganancia a las empresas estatales. Esto contribuiría a mejorar el nivel
adquisitivo de la población y a motivar el espíritu de trabajo.
La
rebaja de los precios en las tiendas que venden en CUC, podría
contribuir, cuando ocurra la “unificación de las monedas”, a aliviar
posibles afectaciones a las capas más vulnerables de nuestra sociedad.
2.-Muchos
observadores consideran que “el sueño americano” de los estadounidenses
y “el estado de bienestar social” de los europeos occidentales que
imperó en estos países a partir de la culminación de la II Guerra
Mundial, parecen haber llegado a su fin a causa de las políticas
neoliberales de sus gobiernos, sometidos al sector financiero mundial.
Se advierte un paulatino e irreversible retroceso de las conquistas
sociales y los derechos civiles logrados por sus pueblos a través de
cientos de años de luchas.
*Escritor, editor literario cubano
Foto tomada de Internet
No hay comentarios:
Publicar un comentario