Por José Pertierra*
Durante
54 años, Estados Unidos ha hecho la guerra a Cuba en un esfuerzo inútil
por estrangular, matar de hambre a la población cubana y obligarla a
alzarse contra la Revolución. Diez presidentes diferentes intentaron
asfixiar a Cuba bloqueando la isla, causando sufrimiento, así como
pérdidas humanas y financieras por valor de miles de millones de
dólares. Ahora las cosas parecen estar cambiando. Barack Obama, el 11no
presidente de Estados Unidos desde el triunfo de la Revolución cubana,
parece decidido a cambiar la estrategia de Washington para tratar con
Cuba.
El
17 de diciembre del año pasado, el presidente Obama comenzó a construir
un puente entre los dos países. La primera piedra que colocó en la base
del puente fue liberar a Gerardo, Ramón y Tony de prisiones
norteamericanas, donde habían sido encarcelados injustamente por más de
dieciséis años. También utilizó su autoridad presidencial para emitir
licencias que agujereaban el bloqueo.
Sin
embargo, el puente está todavía en construcción. Cada uno de nosotros
está ayudando a construirlo piedra a piedra. Muchos de nosotros queremos
un puente de amistad que una a las dos naciones. Algunos simplemente
quieren inundar la isla con bienes de consumo que darían enormes
ganancias para las corporaciones norteamericanas. Otros lo ven como una
manera de acelerar la desaparición del socialismo en Cuba.
Pero
no tengan duda. Así como Cuba aprendió a defenderse de las incursiones
militares extranjeras, el terrorismo, la guerra biológica y un bloqueo
brutal durante más de cinco décadas, la Revolución aprenderá a
defenderse de los que ahora quieren cruzar, con malvados planes contra
Cuba, un puente recién construido sobre el Estrecho de la Florida.
Queda
un montón de trabajo por hacer aquí, de este lado del puente. El
bloqueo sigue en vigor y sólo el Congreso de Estados Unidos puede
eliminarlo. Tenemos que llegar hasta los norteamericanos de buena fe
para que nos ayuden a convencer al Congreso de que haga precisamente
eso.
Sin
embargo, también hay muchas cosas que el presidente puede hacer. Él ya
ha hecho algunas cosas muy importantes. Sabe que para construir puentes
de acero, primero tenemos que construir puentes de personas. Cuando los
norteamericanos viajan a Cuba para conocer a los cubanos en la isla,
hacen amigos. Algunas de esas amistades se convierten en duraderas, y
algunos colaboran para crear proyectos que beneficien a ambos
países. Así que el presidente Obama ha cambiado las regulaciones y
concedido una licencia general para los viajes pueblo a pueblo a la
isla.
Algunos
de los cambios anunciados por la administración de Obama incluyen un
aumento del monto de las remesas permitidas, licencias para el comercio
con el sector privado en Cuba, permiso a las agencias de viajes y
compañías aéreas para que ofrezcan viajes autorizados a Cuba, permiso a
las compañías de seguros para dar cobertura de salud, vida y viajes a la
isla, una licencia general de la OFAC facilitará la creación de
instalaciones de telecomunicaciones comerciales, autorización para la
venta comercial de ciertos dispositivos de comunicaciones de consumo y
softwares relacionados, permiso para el uso de algunas tarjetas
norteamericanas de crédito en Cuba. ¡Vaya, hasta podemos traer ahora los
mejores puros del mundo por valor de $100! Todo esto, el presidente
Obama lo anunció el pasado 17 de diciembre.
El
20 de julio fue el día en que se restauraron las relaciones
diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, pero el puente entre las dos
naciones no estará terminado hasta que no haya relaciones verdaderamente
normales. Las relaciones no pueden ser normales mientras continúe en
vigor el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba.
Pero
el bloqueo no ha impedido que las dos partes construyan un puente sobre
las aguas turbulentas de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. El
trabajo continúa. En los semanas y meses siguientes, habrá
conversaciones bilaterales acerca de temas como medio ambiente,
desastres naturales, salud, aviación civil, tráfico de drogas, derechos
de autor, patentes, y una de los más espinosos de todos los temas: la
indemnización. EE.UU. alega que Cuba debe compensar a las compañías
norteamericanas que fueron nacionalizadas después del triunfo de la
Revolución, y Cuba afirma que tiene derecho a una indemnización por los
daños causados por el bloqueo de Estados Unidos contra la isla. Hace
quince años, Cuba calculó que esa cantidad era de $121 mil millones de
dólares en daños económicos y $181 mil millones en daños humanos.
Las
cosas se están moviendo en una dirección positiva. Damos la bienvenida
al llamado del presidente Obama de que el Congreso elimine el bloqueo y
de su uso discrecional de la autoridad presidencial para tratar de
convertir el bloqueo en queso suizo. Pero tenemos que mantener los pies
del presidente Obama sobre el fuego para garantizar que siga avanzando
hacia la plena normalización. También tenemos que asegurarnos de que las
tácticas de abuso de los políticos cubanoamericanos que se oponen a la
eliminación del bloqueo no sigan intimidando a representantes y
senadores.
Aprendamos
de la historia. Los anteriores intentos por mejorar las relaciones
fracasaron debido a las muchas trampas establecidas deliberadamente a lo
largo del camino. Quienes se oponen a la normalización, ya sea en
Langley, Foggy Bottom, el Pentágono o Miami, han conjurado
históricamente maneras de impedir la normalización. El derribo de un
avión civil cubano en 1976 por Luis Posada Carriles fue un esfuerzo de
los terroristas cubanoamericanos y otros en Washington para echar por
tierra las negociaciones secretas que estaban en curso entre la
administración Ford y Cuba. Otra arma de preferencia que algunos en
Washington han utilizado históricamente para obstaculizar la
normalización es la mendacidad: las mentiras con que funcionarios del
Departamento de Estado de Estados Unidos alimentaron a los periódicos
acerca de la presunta participación de Cuba en la incursión militar
Shaba II en Angola, el mito de la brigada soviética de “combate” en Cuba
y las descaradas mentiras del subsecretario de Estado, John Bolton,
quien afirmó en 2002 que Cuba estaba fabricando armas de destrucción
masiva (v.g. armas biológicas) en la isla. Una patología del poder
impregna a este país.
Tenemos
que estar en guardia. Tenemos que aprender a defender este puente, ya
que inevitablemente será objeto de ataques. Se aproximan unas elecciones
en este país, y no sabemos quien se convertirá en presidente. A algunos
de los candidatos presidenciales y a algunos congresistas les
encantaría ver que el avance hacia la normalización de relaciones con
Cuba volara como el puente sobre el río Kwai. No podemos permitir que
esto suceda. Este puente es la nueva fortaleza de Cuba. Tenemos que ser
sus soldados.
Como
escribió José Martí, “los puentes son las fortalezas del mundo
moderno.-Mejor que abrir pechos es juntar ciudades. ¡Esto son llamados
ahora a ser todos los hombres: soldados del puente!”.
José
Pertierra pronunció estos comentarios el 18 de septiembre de 2015 en la
iglesia bautista Calvary en Washington, D.C., durante una conferencia
titulada “El impacto del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba”.
(Publicado originalmente en Counterpunch. Traducción de Germán Piniella para Progreso Weekly)
*Abogado
cubano, experto en inmigración, que representó al gobierno de Venezuela
para la extradición del terrorista Luis Posada Carriles. Tiene su
bufete en Washington DC.
Tomado de Cubadebate
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