Al parecer el Sr Hitchens acaba de desembarcar en
Yo pensaba, al comenzar a leer el artículo en cuestión, titulado “La verdad y sus consecuencias”, que el Sr Hitchens bramaba al leer la lista de los 25 temas más censurados en la prensa de ese país, que cada año compila el proyecto “Censored”, de
Según las doctas palabras del Sr Hitchens, “el enemigo más grande de la libertad de prensa… no es un Estado que censura, un propietario monopólico, el anunciante que quiere una cobertura favorable o al menos la ausencia de una cobertura desfavorable, sino… un periodista o editor cobarde que no necesita que le digan lo que debe hacer, pues ha internalizado(sic) la necesidad de agradar o al menos de no ofender a la pero tiranía de todas, la de cierta opinión pública que considera que su logro más alto es saberse cubrir las espaldas”. Hermosos retruécanos verbales estos del Sr Hitchens, concedamos, lo suficientemente explícitos como para poder descubrir que se especializa en esa difícil variedad circense que es la neolengua, atribuida por muchos a su admirado George Orwell.
Porque, en rigor, por ejemplo, cuando el periodista neoconservador afronorteamericano Armstrong William fue hallado culpable de cobrar cifras de cientos de miles de dólares del gobierno de George W. Bush, por defender en sus columnas de opinión, oblicuamente, y como el que no quiere la cosa, el programa gubernamental “No Children Left Behind”, ¿a qué dictadura obedecía y qué espaldas cuidaba? Y tras Armstrong comenzaron a destaparse payolas canallescas y rumbosas en toda
Lo que le pidieron decir al Sr Hitchens los mismos neoconservadores fulleros que pagaban al Sr Williams es que las autoridades de Dinamarca detuvieron a tres personas que se proponían atentar contra la vida del caricaturista Kurt Westergard, uno de los autores de las caricaturas que ridiculizaban a Mahoma, y que provocaron revueltas y protestas en todo el mundo, especialmente entre los musulmanes. Y lo que, además, le encargaron especialmente decir los adoradores de Leo Strauss y Albert Wolhstetter es que la inmensa mayoría de los periódicos ingleses y norteamericanos, con excepción de Free Inquiry y del Weekly Standard, vocero neoconservador del ya fenecido Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, dirigido por William Kristol, ninguna publicación seria cayó en la burda trampa de dar aire a una no menos burda operación de guerra cultural y psicológica de los servicios de inteligencia norteamericanos enfilada a la satanización de los musulmanes, y en consecuencia, en apoyo a la guerra infinita contra ellos que ya ha causado, solo en Irak, más de un millón de muertos.
De esta manera, por la boca del Sr Hitchens salían las neo-palabras precisas para convertir a las victimas en verdugos y a estos últimos en héroes de las libertades y los derechos, en caballerosos paladines del honor y la modernidad, en heraldos impolutos de un nuevo Camelot. Lo importante no era condenar a los que quemaron
Nacido en 1949 en Portsmouth, Reino Unido, y graduado en Ciencias Políticas, Filosofía y Economía en el Balliol College, de Oxford, el Sr Hitchens no es un ignorante, sino un cínico. El hombre que declaró en agosto del 2006, en Brasil, al periodista Miguel Otero que Chávez era como Perón, que los chinos eran muy peligrosos “por su complejo de inferioridad y su complejo de superioridad”, y que “los intelectuales de izquierda admiran a Bin Laden, que este se ha convertido en el nuevo Che Guevara”, y que eso lo declaraba como “marxista”, no es un despistado sino un canalla, tanto como lo es por afirmar que “el desastre de Irak es un trago amargo, pero yo sigo defendiendo la invasión, porque solo así ganaremos esta guerra”.
Pero, al final, nada nuevo bajo el sol, y las aguas siempre recobran su nivel. “Chistopher Hitchens es un provocador-nos lo anunciaba honestamente Otero en la entrevista ya citada-Siempre le ha gustado ir en contra de la corriente mayoritaria, y quizás por eso (oh, qué extraordinaria sorpresa!) es que ha dejado de ser un intelectual de izquierdas… Como todo el mundo critica ahora a Bush, él por llevar la contraria, lo defiende”
El Sr Hitchens es un portento de buen humor. Dice que deja la izquierda, porque esta es mayoritaria en el mundo. ¿No es esto acaso una joya de la guazonería británica de Beny Hill mezclada con un toque esencial de Woody Allen?
El Sr Hitchens es un esforzado continuador de la flor y nata de la andante caballería. ¿no lo demuestra al sacar la cara por el presidente de la superpotencia más poderosa del planeta, como si se tratase de una desvalida doncella raptada por feroces bandoleros?
El Sr Hitchens debe estar cobrando bien por sus servicios inquietantes, “después de abandonar la izquierda”. Precisamente para eso se suele abandonar la izquierda, sobre todo cuando el puerto de destino es el neoconservatismo norteamericano, ducho en reciclar conversos desde los tiempos precursores de Irving Kristol, Lionel Thrilling y Norman Podhoretz. Solo que ahora estar tan cerca de un cadáver político insepulto podría acarrearle problemas de futura adaptación.
Imaginamos que el Sr Hitchens pronto colgará los guantes del buen humor y la caballerosidad a destajo para aplicarse al estudio de cómo abandonar el neoconservatismo, lavarse las manos manchadas de sangre iraquí y ponerse al servicio del Senador Barack Obama, porque, lo escucharemos decir en algún, que “no cuenta con suficiente apoyo electoral y es un seguro perdedor en las elecciones de noviembre”
Claro que primero alguien deberá cerrar cierto trato y poner por adelantado el combustible verde, bien ecológico, que impulse el motor de este moderno y desvergonzado Savonarola de la ultraderecha norteamericana.
Vivir para ver.
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