Es increíble que en la nación más poderosa del mundo, cuyo Gobierno se promociona como paradigma de la democracia, el trabajo infantil sea una realidad. En Cuba, en cambio, ningún niño o adolescente tiene que dejar la escuela para trabajar en función de la subsistencia propia o de su familia, lo que no significa que estén satisfechas todas sus necesidades.
Según datos que se ofrecen en el sitio www.oit.org, perteneciente a la Organización Internacional del Trabajo, se estima en 218 millones de niños que trabajan,126 millones de los cuales lo hacen en actividades peligrosas.. También se reconoce como Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), de las Naciones Unidas y la comunidad internacional, garantizar que todos los niños finalicen el ciclo completo de educación primaria, y alcanzar la igualdad de género en la educación para 2015, y para ello se reclama:
· ofrecer una enseñanza primaria gratuita, pública y obligatoria;
· eliminar los obstáculos a la educación de las niñas;
· asegurar que los niños tengan acceso a una escuela y a un entorno de aprendizaje seguro y de calidad;
· facilitar una educación de nivelación a los niños y jóvenes no escolarizados en la educación formal.
En Cuba desde los inicios de la Revolución en 1959, se adoptaron medidas efectivas para que cada uno de esos propósitos se hicieran una realidad tangible. En la central provincia de Ciego de Ávila, para solo señalar un ejemplo, el universo infantil es en la educación Primaria, del preescolar al sexto grado, de 32 234 niños y niñas, sin discriminación alguna, con un 100 de porcentaje de escolarización. Agreguemos que en este territorio hay 98 escuelas desde uno a 10 alumnos, y todas, como es en lo general, tienen la garantía del maestro y un equipamiento de soporte a la docencia que incluye computadora, video y televisor. Hoy el 90.2 por ciento de esa matrícula está en aulas de 20 niños atendidos por un pedagogo y en el resto por dos, con el único propósito de garantizar calidad en la docencia y formación de valores.
Volvamos a los Estados Unidos. En el sitio www.aporrea.org, con fecha 7 de marzo de 2007, se publica el artículo El Diablo existe. Estados Unidos y su doble moral con l a infancia, donde se ofrecen valoraciones y datos oficiales sobre la explotación infantil en esa nación, esencialmente entre la masa de emigrantes. Se puntualiza que en el informe: "Campo de lágrimas: Explotación infantil en la agricultura estadounidense," que esta se concentra en los niños de 13 a 16 años, mientras que en la organización no gubernamental Human Rights Watch (www.hrw.org), se denuncia que los niños que trabajan en el campo estadounidense, en su mayoría latinos, suelen hacerlo en jornadas de 12 y 14 horas, y están expuestos al envenenamiento por pesticidas, enfermedades provocadas por el calor, lesiones y discapacidades para toda la vida. Nadie, absolutamente nadie, puede reportar un caso similar desde Cuba.
La situación en América Latina también es alarmante, pues la aplicación de una política neoliberal agravó la existencia y los sueños de miles de familias que conducen a sus niños y niñas al trabajo para aliviar la miseria en que viven. Circula por los más diversos medios digitales del área un reportaje titulado La cruda realidad de los niños que trabajan en el campo, de la periodista Zoraida Portillo donde se hace referencia a las formas de explotación infantil en Perú, Ecuador, México, Nicaragua y Guatemala, donde en el más reciente reporte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se afirma que más de 500 000 niños y niñas, entre los cinco y 14 años de edad, se ocupan esencialmente de la agricultura.
En el sitio español www.elpais.es, con fecha 7 de agosto de 2008, se reproduce, por su importancia una información de octubre de 2006, donde se afirma: Un millón de niños trabajan en pequeñas minas y canteras de todo el mundo, y de ellos casi la tercera parte vive en América latina, según informó ayer la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que ha decidido lanzar una campaña mundial para eliminar esa forma de trabajo infantil. La gran mayoría de los casi 300 000 niños que participan en actividades mineras en América Latina están en Bolivia, Ecuador, Colombia y Perú.
En el sitio Blog.CosasdelCibao.com, del miércoles 23 de julio de 2008, aparece
Niños dicen trabajar en las calles para ayudar a sus padres en el hogar.
Cuando en el 2004 visité por dos días Santiago de los Caballeros, la capital del Cibao, en dominicana, lo que más me impresionó fue ver a no pocos infantes con sus cajones de limpiar zapatos en horario escolar. Inmediatamente pensé en mis hijos.
En Chile, su actual Gobierno tienen para el 2010 el compromiso de erradicar el trabajo en menores de 15 años, cuando se saber que unos 196 000 niños y jóvenes realizan labores de adultos. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo y de la UNICEF, más de 17 millones de niños y niñas latinoamericanos realizan las más diversos labores en condiciones precarias, en minas, la agricultura, en el servicio doméstico, como prostitutas, o como combatientes en Colombia en una cifra de más de 11 000.
Y qué decir de la culta Europa? Se reconoce en el Diario Oficial d e la Unión Europea, con fecha martes 5 de junio de 2005, (http: //eur_lex.europa.eu), que 5 millones de niños son objeto de explotación en empresas de la Europa Oriental y la región mediterránea, y concretamente en Estados miembros de la Unión Europea, lo que es especialmente inaceptable.
Ningún niño o niña cubano hipoteca sus sueños y el presente.
La realidad expuesta no les pertenece.
diversas opciones recreativas después de un intenso curso escolar.
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