Aunque Ike, el oportunista, a última hora desvió su ojo hacia el sur de Cuba, los avileños sintieron fuertes vientos e intensas lluvias.
Los medios de las Fuerzas Armadas Revolucionarias entraron en acción
con rapidez
Y no solo eso. El ciclón dañó más 3 600 casas, de las cuales 158 quedaron derrumbadas totalmente, según Juan Alberto Muiño, director provincial del Sistema de la Vivienda en Ciego de Ávila.
La agricultura fue otro de los sectores muy afectados, con unas 5 300 hectáreas de plátano derribadas y más de 700 000 quintales del banano dañados, de los cuales se acopia los que están aptos para el consumo.
Fuentes consultadas en el Centro Provincial de Meteorología, precisaron que ninguno de los 10 municipios escapó del viento y la lluvia.
Valida la información el hecho de que en Chambas, al Norte, las precipitaciones llegaron a 344 milímetros en 24 horas, y en el poblado de Júcaro, al Sur, a 353.
SIEMPRE QUE LLUEVE ESCAMPA
Tan pronto como las condiciones meteorológicas lo permitieron, una comisión encabezada por Jorge Luis Tapia Fonseca, presidente del Consejo de Defensa en Ciego de Ávila, recorrió gran parte de los lugares que más daños sufrieron.
Sin preocupación en apariencia, Eduardo Pérez Fuente, vecino del barrio de Canaleta, al Sur de la ciudad cabecera, habla de historias y solidaridad.
Trabajadores de la Empresa de Mantenimiento Vial en plena señalización
En las horas difíciles activó el viejo fogón gasificador y cocinó para más de 20 familias. “Los vecinos venían y preparaban los alimentos aquí. La casa se convirtió en una cocina colectiva. No hubo dificultades. Aquí todos nos conocemos. Lo importante fue que nadie se quedó sin comer”, dijo.
Para Loreto Ordóñez Cervantes, fue “lo nunca visto. Los techos pasaban volando como si fueran hojas de árboles. Después llegó la creciente e inundó todo. Esta es una zona muy baja. No hubo que lamentar víctimas en el barrio, pero siempre algunos indisciplinados transitaban por las calles bajo la lluvia y el viento”.
Desde la casa de un vecino, Felicia Romero vio cómo Ike se llevaba la suya. “Suerte que mis hijos estaban en el centro de evacuación. No sé qué hubiera sucedido si nos quedamos entre aquellas cuatro paredes”, asevera al lado de lo poco que quedó en pie.
En una reunión espontánea, Tapia Fonseca explicó a los vecinos que los recursos llegarían con rapidez y los exhortó a que se les diera prioridad a los más necesitados y a ser austeros en su utilización.
Camino al municipio de Venezuela, en medio de la crecida, trabajadores de la Empresa de Mantenimiento Vial ponían balizas a cada lado de la carretera para señalar a los choferes por dónde debían transitar.
En el Consejo Popular Simón Reyes, en este territorio del Sur avileño, Lorenzo Santana Benítez, vio cómo el agua le llegaba a la cintura dentro de su casa. “Lo que cayó del cielo fue un diluvio. Después vino la creciente, campeando a su antojo”.
El esfuerzo de todos hizo que no se perdiera ningún producto en la tienda y la cuota del mes está asegurada.
Cuando las inundaciones disminuyen en el centro de la provincia de Ciego de Ávila, tienden a aumentar en el Sur, hacia donde van las corrientes, causantes de afectaciones comunidades como Jagüeyal, Los Negros, La Teresa, La Susana y Ciudad de la Juventud.
Los ciclones cambian el quehacer cotidiano y ponen a prueba la capacidad organizativa.
Junto a las personas, fueron llevados a buen recaudo los medios audiovisuales de los programas priorizados de la Revolución y la mayoría de los soportes técnicos.
Es verdad que siempre que llueva escampa, pero no es fácil evacuar a 215 000 personas en un corto período de tiempo, o a poblados enteros, como Júcaro.
Implica un reto garantizar la leche para los niños, la alimentación de las miles de personas trasladas hacia lugares seguros, la atención médica…
Los recursos comienzan a llegar. El municipio de Majagua, por ejemplo, recibió 400 planchas de fibrocemento desde la fábrica de Siguaney, en Sancti Spíritus; y 2 000 de fibroasfalto, procedentes de Camagüey. Estos elementos de techo los reciben 26 familias del Consejo Popular Orlando González, uno de los más afectados en ese territorio.
SE “BOTÓ” LA TURBINA
La Turbina dejó de
ser apacible
La Turbina, un lago artificial casi en el vientre de la ciudad avileña, apacible en la mayoría de las ocasiones, se desbordó y el agua alcanzó la altura de un metro en algunas calles del pueblo.
Jorge Luis Badillo, vecino del lugar, dijo a Invasor digital que algo parecido sucedió en noviembre de 1985, con las lluvias asociadas al ciclón Kate, “pero no fue de esta magnitud”, aclara. El agua llegó hasta el borde de su hogar, situado en un barrio alto de la ciudad.
Sin embargo, Genaro Sánchez Martínez, no corrió igual suerte. “Hasta ahora vivía confiado. Jamás el agua había llegado a la casa y esta vez entró por la puerta delantera y salió por el patio. En mis 60 años no había visto a La Turbina tan furiosa. Parecía un mar.
Ciego y su gente regresan a la normalidad, unos en autos, otros en coches o carretones tirados por bueyes. Habrá que trabajar duro y mucho para resarcir los daños. No importa que vuelvan otros huracanes y La Turbina vuelva a botarse. Siempre habrá voluntad para comenzar de nuevo.
http://www.invasor.islagrande.cu/sistema/paginas/default.asp?lang=es&id=11092008_Despues%20de%20Ike--
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