jueves, 11 de septiembre de 2008

Entre el espanto y la ternura...Época de corazones, por José Hernández Sánchez


Así tituló el trovador Silvio Rodríguez una de sus hermosas canciones... y ése es el sentimiento que nos llena al contemplar las imágenes que hoy les traigo, y que van desde la precaución y el cuidado por las vidas y propiedades de los cubanos, la cercanía de nuestros dirigentes, los ancianos rescatados y llevados en brazos por miembros de nuestras Fuerzas armadas y nuestra Policía Nacional, los niños descansando confiados, hasta las dantescas imágenes de los daños que causara el ciclón (¡los ciclones!) que cruelmente nos golpearan... finalmente, las imágenes de la paulatina recuperación del país...
Esta vez no habrá un orden lógico en las imágenes: iremos, sí, entre el espanto, la ternura... y la confianza de vivir en un país como Cuba:


Época de corazones, por José Hernández Sánchez
Foto: Aguilera

Junto al pueblo, los movilizados trabajan en varios municipiosEste tiempo de huracanes es también época de corazones.

Primero Gustav y después Ike han puesto a prueba la capacidad organizativa y la disciplina de nuestro pueblo y aunque Ciudad de La Habana no sufrió los mayores embates, tampoco olvida que es la capital de todos los cubanos.

Cuanto nos reúna y nos enseñe reunidos, eso es nuestro. Cuanto nos enseñe con menos fuerza de la que tenemos en la realidad, cuanto nos muestre entretenidos en el camino, mientras el enemigo se regodea de nuestras desgracias, eso no es nuestro.

Ante las grandes tareas de la recuperación siguen vigentes las enseñanzas martianas: la unión de las energías, el orgullo de la virtud cubana, la fe en los humildes.

Hoy vemos de San Antonio a Maisí, reunidos en un mismo propósito, los batalladores de siempre, los recién llegados y los infatigables, los de una u otra provincia, los de una u otra edad, los de una profesión u otra.

Con mucho corazón se recogen desechos, reparan averías, restablecen servicios, sin descuidar las acciones de protección de la ciudadanía pues todavía las lluvias y los vientos amenazan.

Alientan los mensajes de solidaridad llegados de todo el mundo, los oficiales y los de sencilla gente de pueblos hermanos, de personas de ideologías o credos diversos pero concientes de cuanto Cuba ha compartido sin arrepentirse de ello, ganando esta reciprocidad y reconocimiento a su resistencia y dignidad. Ya lo dijo Fidel, los amigos son muchos.

El mundo ha observado con admiración la conducta de nuestro pueblo pero siempre hay algunos que no tienen fe en su pueblo. La prisa del enemigo en levantar la discordia indica sobradamente que no se ha de ser cómplice del enemigo.

Lo que hacemos unos por otros en momentos de dificultades, la vivienda y la alimentación compartidas, la mano tendida del vecino, demuestran los valores sembrados en períodos de prueba como estos. A lo cubano que es como se ha triunfado.

Como indicó Fidel en sus reflexiones, los problemas planteados se han multiplicado y los principios que deben guiar nuestra conducta siguen siendo iguales, solo requieren esfuerzos incomparablemente mayores.

Más que nunca se impone la racionalidad y la lucha contra el derroche, exhortó Fidel cuando indicó actuar con absoluta honestidad, sin demagogia ni concesión alguna a la blandenguería y el oportunismo.

Los militantes revolucionarios fueron ejemplo durante el azote de los huracanes y deben seguir siéndolo ahora en la recuperación; deben dar y recibir confianza, dijo el Comandante en Jefe y así hay que hacerlo.

En cuanto mejoren las condiciones meteorológicas por la envergadura de este peligroso huracán hay que agilizar las medidas de recuperación.

También ante los nuevos retos ¡venceremos!

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