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Matar al Amor
Por Lourdes Rey Veitía
Por Lourdes Rey Veitía
Ángel Tomás Rodríguez
La mirada de Ada Rodríguez se nubla cuando habla del recuerdo más triste de su vida:
Aquel 6 de octubre de 1976, una ensordecedora explosión dejaba sin vida en pleno vuelo a los pasajeros de la nave de Cubana de Aviación, en uno de los atentados terroristas más connotados de la historia, ocurrido en las costas de Barbados. Una acción criminal por la que aún se pide justicia.
“Cada vez que escucho la voz de mi hermano diciendo: ¡Felo, pégate al agua, pégate al agua!, no puedo dejar de recordar que sus asesinos siguen impunes”.
A Ada Rodríguez, hermana de Tomás Rodríguez, copiloto del avión, y cuñada de Marlene González Arias, aeromoza, se le nubla la mirada cuando habla del recuerdo más triste de su vida, el cual está intacto en su memoria a pesar de los años transcurridos.
Sólo le quedan fuerzas para expresar en susurros: “He tenido la esperanza de que se haga justicia. El crimen está impune y mantienen impotentes a familias, que desde aquel día fuimos otras.
“La ausencia de mi hermano destruyó a mis padres; ellos envejecieron rápido. Tomás era un joven que amaba, vivía, trabajaba con esmero, sabía que lo que hacía era útil; defendía la Revolución.
“Su esposa, era alegre, cariñosa, atenta. Tenían derecho a la vida y eran demasiado jóvenes para morir. Se unieron en aquel vuelo para estar juntos. “Mataron un amor que pudo haber sido lindo y grande. Dejaron sin aliento a todas las familias de quienes viajaban. Eso no tiene perdón. Más tarde o temprano, tendrán que pagar”.
Tomás Rodríguez, el copiloto, y Wilfredo Pérez Pérez, el capitán de la nave, eran naturales del municipio villaclareño de Ranchuelo. Aquel día, cuando se conoció la noticia del atentado, el silencio se apoderó de las calles de ese pueblo, que enmudece en cada aniversario.
A ellos se les recuerda siempre con sentida conmoción. Se les llora aún. Conmovido también se les ha honrado, y ese pueblo ha esperado con estoica paciencia que se haga justicia.
“La sabiduría popular no se equivoca, y el que la hace la paga; además, hombres como Tomás y Wilfredo tienen el respeto y el reconocimiento de todo un pueblo que sigue la obra y no desfallece.
“Exigimos justicia por ellos y por los que siguen luchando, como nuestros Cinco Hermanos encarcelados por impedir hechos tan vandálicos como aquel”, aseguraron los que rindieron tributo este 6 de octubre en Villa Clara a los mártires de aquel horrendo crimen.
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