Por Rosa C. Báez
"Para los niños trabajamos, porque ellos son los que saben querer, porque ellos son la esperanza del mundo", dijo nuestro apóstol José Martí. Y nunca como el pasado 23 de noviembre comprendimos esta conocida frase...
Por los niños lucharon, en las entrañas del más despiadado y brutal de los imperios, Cinco hombres cubanos que hoy, después de 12 años de injusto encarcelamiento, continúan encerrados por obra y gracia de la estulticia del primer mandatario de los Estados Unidos, uno de los nombres que desprestigian en la actualidad al Premio Nobel de la Paz...
Pero si Barak Obama continúa haciendo caso omiso al clamor internacional, hay un grupo de niños, en edades comprendidas entre los 5 y los 15 años que más que con una palabra mágica, la siempre mítica Abracadabra, empeñan su sonrisa, su ternura y su sinceridad, en gritar al mundo su pedido de libertad para los 5.
En una obra que han montado tanto en español como en inglés, no sólo piden la libertad de Fernando, René, Ramón, Gerardo y Antonio, si no que nos han enseñado que no podemos, desde la rutina, abordar nuestro homenaje a aquellos que expusieron su vida por nosotros, por nuestros hijos, por los hijos de nuestros hijos...
Nunca antes vi un auditorio estremecido tan totalmente -sólo viene a mi memoria la reacción de todos los presentes en el estreno de El Hombre de Maisinicú, en el cine Yara, muchos años atrás, donde todo un público estremecido rompía en aplausos el nudo que atenazaba sus gargantas-; nunca antes vi llorar a hombres y mujeres, mientras entre sus labios se escapaba la sonrisa observando en el escenario -donde también lloraban emocionados los actores- a Peter Pan, al Hada Campanillas, a Robin Hood, a todos esos personajes de los cuentos infantiles, cantando, riendo, llorando y gritando ¡¡Volverán!!. En ambos casos se homenajeaba la entrega de hombres que, desde el anónimato, dejaban atrás vidas y afectos para luchar por la Patria...
En el público, los participantes en el VI Coloquio por la Libertad de los Cinco -recientemente finalizado en Holguín-, los miembros de la Brigada Internacional contra el Terrorismo Mediático, que sesionaba en el Campamento Internacional Julio Antonio Mella (CIJAM), familiares y amigos de los Cinco, se unían a este coro gigante por la Libertad de nuestros Cinco Héroes y guardaban para sí el compromiso de llevar esta obra y sus pequeños actores a sus respectivos países, porque según dijera alguna vez una blogger española "Si algún elemento da belleza y sentido a la vida, ése es, sin duda, la ternura".
Y ternura desbordaron a raudales los pequeños de Cremata, las abejitas laboriosas de La Colmenita, en esta noche de miércoles... nadie salió de la pequeña sala teatro sin la marca indeleble de esa ternura en sus corazones...
Gracias, Carlos Alberto Cremata, que también llevas las cicatrices provocadas por el imperio. Gracias porque supiste convertir en ternura la rabia, porque supiste crecerte en el dolor, gracias por enseñarnos a querer, a respetar a nuestros héroes con devoción pero sabiendo que son hombres y mujeres como nosotros mismos y que, como dijo Fidel en el discurso por el Centenario de nuestras gestas independentistas: "Nosotros entonces hubiéramos sido como ellos, hoy ellos habrían sido como nosotros".
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