martes, 28 de diciembre de 2010

Los no tan visibles jóvenes cubanos que defienden la revolución por Internet

Por Brian Majlin

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La revolución cubana lleva más de cinco décadas y las discusiones sobre lo que sucede en la isla son eternas. No es casual, por ejemplo, que en gran parte de los medios extranjeros haya tenido espacio la periodista disidente Yoani Sánchez, que se dice representante de “una generación frustrada”, y no tengan lugar los jóvenes cubanos de la Universidad de Matanzas Camilo Cienfuegos, que escriben desde La Joven Cuba, y tienen una visión tan opuesta como desconocida.

En LJC llevan varios meses abordando el tema de los cambios económicos, y ahora se han sumado también a los escándalos de WikiLeaks. Sin dejarse amedrentar por los insultos y sin olvidar la crítica. Reconociendo el bloqueo económico externo como causa fundamental, pero no única de la crisis. “Otros elementos que han influido en la situación cubana han sido el oportunismo, la burocracia y la preocupante corrupción que ha ido minando la confianza del pueblo, una balanza comercial desfavorable, una baja productividad y responsabilidad ante el trabajo, el desaprovechamiento de la jornada laboral y la tan preocupante situación de las plantillas infladas, así como el azote de tres huracanes que causaron grandes daños en la infraestructura y la psiquis de los cubanos”, explica uno de los colaboradores del sitio que alerta sobre la necesidad de reformas que “salven” el sistema. Nadie duda, a esta altura de la historia, que el menos famoso “bloqueo interno” afecte a la isla haciendo lo suyo en suma con el bloqueo norteamericano.

Así como exponen sus críticas y reciben centenares de insultos de los disidentes, defienden a rajatabla los logros sociales de la Revolución y evalúan los cambios necesarios. Ese es el nivel de defensa, crítica y análisis en LJC. Mientras Yoani es reconocida y premiada a nivel mundial por entidades privadas, europeas o estodounidenses, los universitarios ignotos son agredidos por infinidad de visitantes anónimos que cuestionan sus opiniones defensoras del sistema cubano “pese a sus falencias”.  Es cierto –y lo reconocen– que algunas de sus posturas pueden ser inocentes o excesivamente condescendientes con el sistema, pero fundamentan detalladamente cada caso. Es, como le llaman, una “batalla cibernética”.

“Nosotros construimos el socialismo, no queremos un manual donde se nos diga qué hacer”, se lee en el blog. Una defensa acérrima de la alternativa al capitalismo.

A coro, los profesores Harold Cárdenas (Historia de la Filosofía y Pensamiento), Osmany Sánchez (Centro de Estudios de Medio Ambiente) y Roberto González (Contabilidad), todos ellos entre los 20 y los 30 años y miembros de La Joven Cuba, buscan desmitificar la idea de los escapistas y explican: “Todos los jóvenes cubanos han soñado alguna vez con viajar, pero esto no está en contraposición con tener una postura revolucionaria, más bien está en el espíritu del ser humano. Quizá está en el atractivo de lo prohibido. Si fuera lo común, lo fácil, podría no interesarnos. Nosotros vivimos en la ciudad de Matanzas, a pocos minutos de la hermosa playa de Varadero, sin embargo vamos muy poco a ella”.  A pesar de ello, se mantienen críticos a la existencia de las míticas cartas blanca y de invitación, métodos restrictivos que dificultan la salida, cuando no la tornan efectivamente prohibitiva, incluso para ellos que defienden el sistema.

La periodista “ciudadana”, autora del blog Generación Y, en el que publica desde La Habana hace algunos años, es una de las jóvenes que eligió emigrar para conocer lo que había fuera de la isla. Hoy, luego de dos años de vivir en Suiza con su marido alemán, trabaja como voz de los “frustrados”, según dice. Ha regresado a Cuba por los afectos, aunque muchos  le critican tal decisión, ante sus quejas y oposiciones constantes.

El reconocido periodista y escritor francés Salim Lamrani escribió Las contradicciones de la bloguera cubana Yoani Sánchez para Rebelión. En ese artículo cuestiona los vínculos de la escritora cubana con organizaciones extranjeras y sus posturas contradictorias. Más allá de las sospechas de Lamrani, cabe preguntarse por qué los chicos de La Joven Cuba no tienen igual difusión.

En la misma senda, WikiLeaks ha revelado varios cables oficiales de los departamentos de Estado para América Latina de los EE UU, en los que se confirma la sospecha: Yoani Sánchez no sólo mantiene un fluido vínculo con las autoridades estadounidenses, sino que recibe dinero y colabora efectivamente en la creación de una oposición disidente en Internet. Una “nueva disidencia”, según explican en La Joven Cuba y otros blogs amigos de la revolución como Desde La Habana.

Allí alegan en contra de “los mitos” sobre Cuba, sobre los emigrantes, sobre la libertad de expresión, sobre las universidades, las discusiones por el futuro del país, y bregan por una defensa crítica de la revolución y sus caminos errantes. Cabe resaltar que su defensa no niega los problemas acuciantes de la realidad cubana. Sólo hace, en sentido de la crítica, repensar algunos discursos comunes. “Y también evaluar las mejoras necesarias”, explican.
Sobre el tema migratorio, advierten que “cuando un emigrante de otra nación llega a cualquier país no se hace referencia al sistema político de su país o su presidente. En el caso cubano no es así y la típica migración económica se hace pasar como un éxodo por motivos políticos”.

Luego detallan algunos beneficios que recibe un cubano al llegar a los EE UU: “Seguro social, visa de trabajo, tarjeta verde al año de residencia, subsidios mensuales y por hijos, y educación universitaria para quienes no posean, entre otros.” Y en forma provocativa disparan: “Con estos incentivos, ¿cuál sería la tasa de migrantes provenientes de otros países del mundo si tuvieran estos beneficios?”

Allí están sus letras para defender, criticar, debatir y desmitificar. ¿Se les puede achacar su subjetividad? Y, en ese caso, cabe preguntarse: ¿Se debe? Tienen baches, cosas por mejorar y corregir, pero la discusión está abierta y propuesta. El que quiera leer, que lea.


Periodista.

Tomado de Tiempo Argentino

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