martes, 14 de octubre de 2014

Cuba: soberanía y futuro, y los bordes temidos de la alteridad

En el día de ayer les compartimos un trabajo de IPS sobre el primer encuentro, realizado en la Ciudad de Matanzas, del Proyecto Cuba Posible. Hoy, uno de los participantes en el encuentro, el narrador y crítico cultural Alberto Abreu, nos hace llegar su valoración del mismo; esperamos poderles ofrecer en algún momento, las ponencias presentadas.
Seguiremos con interés este proyecto que pudiera convertirse, sí, en un espacio facilitador del diálogo, desde la alteridad y el respeto, desde la unión y siempre desde la valoración de una soberanía -como me escribiera ayer uno de mis lectores- que defienda que, "Para Cuba soberanía sin antimperialismo, sin internacionalismo, sin socialismo-comunismo: martiano, marxista, leninista y fidelista, no es soberanía"

Cuba: soberanía y futuro, y los bordes temidos de la alteridad
Por Alberto Abreu Arcia*
 
Cuando el lector de Afromodernidades lea estas notas ya se habrán cerrado las puertas del primer coloquio “Cuba: soberanía y futuro”, una de las primeras acciones realizadas por el proyecto Cuba Posible, la cual reunió, durante dos días, a más de sesenta intelectuales provenientes de Cárdenas -ciudad sede-, La Habana, Holguín, Villa Clara y Santiago de Cuba. Conceptos como: sociedad civil, ciudadanía, democracia participativa, crisis del modelo socioeconómico, soberanía popular, cambio… estuvieron entre los más escuchados y debatidos en el evento. Por ejemplo, Ovidio D´Angelo inició su intervención refiriéndose a “ciertos prejuicios y estereotipos” no sólo por parte de Estados Unidos sino también del propio Estado cubano con respecto al concepto de la sociedad civil. Posteriormente analizó cómo la complejidad del tejido social y la subjetividad de nuestra población constituyen, en la actualidad, los grandes desafíos que debemos encarar en los empeños por construir una sociedad civilizada, popular y emancipatoria.

 También aludió a algunos datos, arrojados por investigaciones recientes, los cuales plantean que la quinta parte de las familias que conforman la sociedad cubana son disfuncionales, viven en un contexto de un fuerte deterioro socioeconómico y en condiciones de pobreza. Subrayó que las expectativas sociales de la población cubana, en el presente, solo se circunscriben a pensar en el hoy, “el diario”, en cómo yo puedo sobrevivir sin importarme el otro(s). Lo que plantea un reto monumental a la hora construir las bases de una soberanía, sustentada en la idea de ciudadanías inspiradas en la colectivización y solidaridad. A esto se añade, observó D´Angelo, el desgaste y descontextualización de organizaciones sociales como el Poder Popular y los C.D.R. las cuales se han rutinizado y perdido sentido. Con respecto al impacto que está teniendo en la sociedad cubana el nuevo escenario de apertura económica se preguntó: “¿Qué tipo de propiedad privada deberíamos estar proponiendo desde un enfoque socialista, emancipatorio en lugar de ese despelote abierto a cualquier opción que incluso se está dando con las cooperativas?” Y observó que se está haciendo muy poco para construir solidaridad.

 Rafael Hernández, por su parte, desde la perspectiva de las ciencias políticas proponía un grupo de preguntas, al tiempo que demandaba del auditorio: respuestas. Éstas fueron algunas de ellas: “¿Cómo se ha fundado este equilibrio de poderes en Cuba? ¿Cuándo? ¿Ha cambiado este equilibrio de roles y poderes a lo largo de cinco décadas o es el mismo? ¿Hemos tenido etapas o hemos estado siempre igual? ¿Han evolucionado las normas y regulaciones que han regulado las funciones del sistema político?[…] ¿Es el sistema político cubano lo que la ciencia política llama un sistema abierto o cerrado? ¿Dónde termina el sistema político y comienza la sociedad?”

 En las sesiones se habló (reflexionó) en voz alta y de manera clara, como de niños nos enseñaron nuestros padres que se debía cantar el himno nacional. Aquí, como dicen en mi barrio, se le llamó al pan: pan y al vino: vino. Algunas intervenciones se extendieron más de la cuenta. Más que preguntar dirigidas al panel o a los conferencistas devinieron en una especie de catarsis intelectual. Lo que demuestra la necesidad que existe entre nosotros de escenarios de este tipo, que permita la discusión lucida, abierta y respetuosa sobre los problemas más candentes de la realidad cubana.

 Sin embargo, mientras escuchaba con atención las diferentes intervenciones, no pude evitar varias preguntas relacionadas con el tema del coloquio y enunciadas desde mi posicionamiento como negro y homosexual. ¿Cómo ser audible mi voz, preocupaciones e interrogantes dentro de esa plataforma plural, de unidad dentro de la diferencia y de futuridad a la cual ha convocado Cuba Posible? A la hora de mapear conceptos como soberanía, ciudadanía y sus sucesivos avatares por el imaginario de la nación cubana: ¿describen negros, homosexuales, mujeres y otros sujetos deshitoriados el mismo itinerario que el resto de las identidades históricamente hegemónicas?, ¿acaso no fueron la noción de ciudadano moderno, las constituciones, los manuales de urbanidad, las gramáticas de la lengua, anclados en la ideología higienista de la modernidad, en control sobre los lenguajes corporales y el deseo otro, los dispositivos disciplinarios que desde los inicios del proyecto de modernidad latinoamericano confinaron a las márgenes, a los espacios residuales de la nación a estas identidades?, ¿a la hora de leer la historia de la nación cubana, la ciudadanía históricamente subyugada de estos sujetos no opera como un contradiscurso que revela lo que Calvert Casey llamó “la patriotería aristocratizante” de los padres fundadores de la nación?, ¿acaso en sus escritos no están codificados tanto sus intereses de clases como su imagen ideal y excluyente de lo nacional, contraria a la comunidad imaginada por las capas populares y subalternas de la sociedad? Y lo que todavía puede ser más preocupante: ¿Hasta qué punto las ciencias sociales y el pensamiento historiográfico cubano al hablar de pluralidad, diferencia, soberanía y respeto al otro continúa reproduciendo criterios de ordenamiento, clasificación y jerarquización de la razón occidental, y los paradigmas teóricos de la hegemonía: hablando en nombre de una historia única, lineal, totalizadora, y de un sujeto universal sin rostro, color de piel, que no toma en cuentas nuestras múltiples memorias de una nación formada en la diferencia colonial ?

 En esta dimensión se movían las preguntas que formulé a Julio Cesar Guanche cuando, concluida su conferencia, solicité la palabra. Su respuesta fue más allá: se pronunció por la creación de un marco legal y jurídico que protegiera los derechos de estas identidades cuya ciudadanía ha sido históricamente subyugada. Reclamo que varios activistas contra la homofobia y la discriminación racial venimos realizando desde hace bastante tiempo.

 Desde luego, Cuba Posible recién acaba de nacer. Mucho trecho tiene por andar, trabajar, soñar para, finalmente, ubicarse en esos espacios de representatividad, autoridad y reconocimiento, y convertirse en un enclave imprescindible para el dialogo y la confrontación sabia y responsable dentro de la comunidad intelectual cubana y la sociedad toda. Pero su alumbramiento ha sido un acontecimiento feliz y oportuno.

 Finalmente, pienso que una contribución significativa del proyecto Cuba Posible al complejo imaginario social y político de este nuevo milenio estaría en trabajar porque que estas identidades y sujetos subalternos puedan hablar por sí y desde sí, contar sus percepciones sobre la ciudadanía, sus modos de ser democrático, articular el relato de sus memorias, y gestos de contrainsurgencia frente a un poder y una escritura de la Historia con mayúscula concebidos como blanco, varón, heterosexual, y hacerlos sin mediaciones ni el rol ventrílocuo del otro de la hegemonía.

 También (aprovechando la vastísima experiencia acumulada en este sentido por el Centro de Cristiano de Reflexión y Diálogo-Cuba durante estos años) Cuba Posible pudiera convertirse en un espacio facilitador del diálogo, las alianzas, negociaciones, y el diseño de estrategias conjuntas entre organizaciones como el CENESEX, el capítulo cubano de la Articulación Regional Afrodescendiente para las Américas y el Caribe (ARAAC), blogueros y otros proyectos comprometidos, al igual de Cuba Posible, con los pobres de la tierra, y que hemos decido amar y construir una nación con todos y para el bien de todos, pero desde el respeto a la alteridad.

Tomado de su Blog Afromodernidades
 
*Narrador, ensayista, curador y crítico cultural.

No hay comentarios: